Términos como ghosting, breadcrumbing y gaslighting se han abierto paso en la dinámica de relaciones actuales para describir comportamientos que poseen el potencial de causar frustración a quienes se ven expuestos a uno o a la interacción de ellos.
Si bien la psicología ha hecho una tarea extraordinaria en el afán de ayudarnos a surfear en la marea compleja de las relaciones actuales, también dichas acciones pueden ser abordadas desde un enfoque biológico dado que están ligadas a los sistemas de recompensa de nuestro cerebro, las respuestas al estrés y la psicología evolutiva.
El ghosting es una forma de evitación basada en la respuesta de lucha o huida del cerebro y se observa cuando los niveles de dopamina provocados por la novedad se desvanecen y se experimenta una sensación de vacío y reto incentivando la búsqueda de nuevas emociones; cuando una persona se enfrenta a un malestar emocional, la amígdala desencadena la evitación como medio para escapar del estrés, de forma similar a como evitamos las amenazas físicas.
Asimismo, en el breadcrumbing, término empleado para definir la interacción en la que una persona ofrece una atención mínima e intermitente a otra con el fin de mantener su interés sin comprometerse, el sistema dopaminérgico del cerebro es estimulado pudiendo derivar en el desarrollo de una dependencia por parte de la víctima.
El gaslighting, una forma de manipulación que induce disonancia cognitiva, provoca el incremento de los niveles de cortisol debido al estrés en quien lo experimenta y si esta dinámica es constante, estructuras cerebrales como el hipocampo pueden verse alteradas y afectar la memoria, la toma de decisiones y la percepción de la realidad de la víctima.
Por otro lado, el orbiting -permanecer en el radar social de alguien sin contacto directo- estimula las vías de la oxitocina en el cerebro, ayudando a mantener vínculos sociales de bajo esfuerzo; de ahí que el mantener a alguien como reserva, desde un contexto biológico, refleja estrategias evolutivas para mantener abiertas múltiples opciones de éxito reproductivo.
Lo anterior, se observa de manera similar en primos del orbiting, como el haunting, el cushioning y el zombing, en donde un individuo reaparece tras un periodo de ghosting en la vida de la otra persona pero sin tener una intención clara ni determinante con ella; dicho comportamiento emula el acicalamiento social de los primates, en los que se reavivan ocasionalmente lazos sociales débiles.
Otro término que ha sido descrito recientemente es el cloaking, el cual consiste en que una persona bloquea toda comunicación después de concretar una cita con otra; es una forma extrema de evitación social que activa regiones del cerebro como la ínsula y la corteza cingulada anterior induciendo malestar emocional.
La dinámica actual de las citas está íntimamente relacionada con el sistema de recompensa del cerebro pudiendo desencadenar respuestas biológicas al estrés y el conflicto y aunque estas conductas parezcan nuevas, tienen raíces evolutivas y neurológicas que, al entenderlas, nos permiten desarrollar resiliencia y conciencia emocional.
El reconocer que las conductas de los demás a menudo reflejan sus propias inseguridades fomenta la empatía, ayudándonos a no tomar sus acciones de manera personal y fortalecer así nuestra resiliencia emocional ante los altibajos de las citas modernas.
Asimismo, redefinir el rechazo es fundamental para dejarlo de ver como un asunto personal y concientizarlo como parte natural de la interacción humana y que está influenciado por una miríada de variables que en su mayoría (o casi en su totalidad) no tienen que ver con nosotros; la comprensión de lo anterior nos ayuda a reducir la sensación de inadecuación y podremos avanzar con mayor claridad. Finalmente, contar con relaciones sanas con amigos y familiares libera oxitocina, lo que puede mitigar la tensión generada por comportamientos dañinos.
Excelente fin de semana.