El síndrome FOMO (Fear Of Missing Out) o "miedo a perderse algo", es un fenómeno asociado inicialmente con las redes sociales y la ansiedad de ver a otros vivir vidas aparentemente perfectas, haciéndonos cuestionar nuestras decisiones e incluso se ha visto cómo puede influenciar la dinámica de cómo nos relacionamos con los demás, específicamente con la rapidez en la que se descartan relaciones evitando profundizar en ellas por miedo “a perderse algo mejor”.
El FOMO tiene una base biológica en el sistema de recompensa del cerebro, inducido por la dopamina, la cual regula el placer y la motivación; cuando vemos a otros disfrutar experiencias que no compartimos, nuestro cerebro libera dopamina, motivándonos a buscar lo mismo, lo que puede generar ansiedad por sentir que perdemos oportunidades.
Por lo que se refiere a las relaciones, esto se manifiesta al buscar siempre algo más emocionante o "mejor"; al principio, la atracción está alimentada por la dopamina, pero cuando la novedad desaparece, el FOMO puede hacer que cuestionemos la relación actual, buscando una opción "mejor".
Por otra parte, desde una perspectiva evolutiva, los humanos siempre han sido seres sociales y pertenecer a un grupo fue clave para la supervivencia; aunque los riesgos son menores hoy en día, el cerebro, a través de la amígdala y la corteza prefrontal, siguen reaccionando ante la exclusión social y si se incluye como variable en esta dinámica a las redes sociales, la respuesta puede llegar a ser desproporcionada y se ve amplificando el miedo a perdernos algo.
Este miedo puede generar impaciencia o intolerancia en las relaciones, llevando a descartar a una pareja ante el primer error en lugar de tratar de resolver los problemas.
La llegada de las redes sociales ha intensificado estos instintos, llenando nuestro día a día con imágenes cuidadosamente seleccionadas de parejas "perfectas", lo que alimenta nuestras comparaciones y contribuye a una percepción distorsionada de la realidad.
En un mundo con infinitas opciones de personas a conocer, gracias a las aplicaciones de citas y las redes sociales, la idea de establecerse con una sola persona puede parecer abrumadora; preguntas como "¿Y si alguien más es mejor para mí?" pueden paralizarnos y evitar que realmente invirtamos en la relación actual, privándonos de la oportunidad de conocer a alguien a un nivel más profundo.
Paradójicamente, mientras el FOMO nos impulsa a buscar opciones "mejores", puede impedirnos formar conexiones genuinas con las personas que ya están en nuestras vidas. La búsqueda incesante de la perfección puede hacernos sentir insatisfechos incluso cuando tenemos una pareja que realmente se preocupa por nosotros. Para superar el FOMO en las relaciones, primero debemos aceptar que ninguna relación es perfecta.
Los errores y desafíos son normales y parte del proceso de construir una conexión sólida; en lugar de abandonar una relación ante el primer problema, es importante centrarse en si estamos creciendo y apoyándonos mutuamente, aspectos que son más valiosos que una ilusión de perfección.
Además, es crucial limitar las comparaciones en redes sociales, ya que lo que vemos allí no refleja la realidad completa, sino versiones editadas.
Por último, debemos cambiar nuestra mentalidad de escasez (creer que siempre hay algo mejor) por una de abundancia; las relaciones florecen cuando les dedicamos tiempo y energía y conocernos profundamente es más gratificante que perseguir continuamente la relación "perfecta".
Aunque el FOMO está impulsado por nuestra biología y potenciado por la tecnología, no tiene por qué controlar nuestras relaciones; si entendemos cómo funciona y somos conscientes de nuestra tendencia a comparar o rechazar rápidamente podremos desarrollar estrategias que nos permitan crear vínculos más profundos, duraderos y satisfactorios.
Buen fin de semana.