“Duele mucho esto que vivo”. (Cris)
He seguido puntualmente el proceso de Cris, el cual resulta doloroso por toda la experiencia que ha vivido durante mucho tiempo. Ahora se encuentra mejor, esto no quiere decir que ha superado la depresión. Habrá recaídas y desilusión, porque no ha podido liberarse del dolor que la agobia debido a tantos sinsabores, pérdidas y del bullying, que ha padecido por parte de varias personas a causa de su situación actual y de antaño.
Estoy seguro de que el título de esta columna puede molestar, porque los seres humanos evitamos el dolor mediante múltiples estrategias, incluso podemos terminar con nuestra vida porque no aguantamos lo que nos sucede. No aceptamos a la primera lo que nos ocurre, porque estamos orientados al placer y disfrute. Entonces, ¿qué hacer para salir adelante? Podemos apoyarnos en la medicina y psicoterapia. Quizá también utilizar algunos recursos alternativos para procesar el dolor que nos envuelve. Por ejemplo, solicitar ayuda a familiares, amigos y grupos de apoyo; realizar actividades que nos atraigan, para sobrellevar la depresión.
Una actitud saludable ante esta enfermedad requiere aprender a gestionar y aceptar dosis pequeñas de dolor y sacrificio. Nuestro cerebro aportará los recursos que necesitamos para sentirnos mejor; producirá dopamina, serotonina y endorfinas, que nos ayudarán a entrar en balance. Otra estrategia sería realizar el esfuerzo por enfocarnos en lo que nos hace sentir bien, aunque sea por un instante. En ocasiones, un gran abrazo puede resetear a la persona que vive esta experiencia.
Alicia Carrillo apunta: “El contacto afectivo (de familiares, amigos, de la persona amada), indirectamente apoya o facilita la regeneración de nuestras células. Además, es reconfortante para los adultos porque hay una relación directa entre ꞌla proporción del abrazoꞌ y tres variables psicológicas clave para una buena vida: sentirnos aceptados, amados y reconocidos”. Adicionalmente, “un amigo o amiga te escucha, te entiende y te alienta, así como también te da un abrazo, palmadas en la espalda, o un beso y así logramos liberar la oxitocina”.
Ciertamente la depresión no desaparecerá con un abrazo, sin embargo, contribuye a proporcionar estabilidad emocional. Puede ayudar a reducir la preocupación, ansiedad y el miedo, y estimular la creatividad para salir de este proceso doloroso. Recordemos que la depresión es una enfermedad que suele identificarse a través de síntomas como cansancio y somnolencia, tristeza inexplicable, pérdida de interés por actividades personales y de responsabilidad, aislamiento, ansiedad o pánico. De ahí que necesitemos estar alertas y dispuestos a acompañar y apoyar a quienes la padecen.
Cris ha tenido una recaída, se siente derrotada, pierde con facilidad la confianza en recuperarse y expresa: “Duele mucho esto que vivo. ¿Por qué me pasa esto? No deseo tomar los medicamentos, ni comer y solo deseo dormir y aislarme. Me agobia mucho escuchar a mi familia decir: ꞌOtra vez con tus cosas, contrólate. Toma tus medicamentos. Si te sientes mal, llama al médico para que te aplaqueꞌ”, entre muchas otras sugerencias, con lo que se intenta “alentar” a la persona a que salga adelante.
Creo pertinente que tanto los familiares como la pareja, en su caso, se acerquen a un profesional para recibir orientación, así sabrán lo que pueden hacer para acompañar y apoyar a su ser querido, que vive esta experiencia dolorosa y solitaria.
Ahora Cris cuenta con la ayuda de amigos, grupos de apoyo y especialistas, para sostenerse en este proceso. Apoyemos a quienes sufren depresión, para que sanen, pueden reintegrarse a sus actividades diarias, y ver la otra parte de esta experiencia; “el valor de la vida”.
Cris me ha enseñado que la depresión no es un problema técnico, es una señal que necesito atender mediante la escucha activa, para acompañarla y apoyarla en su proceso de sanación. Agradecido por estar contigo en esta experiencia de gran valor para ambos. Aquí estoy para ti.
Por un mundo de esperanza y paz. Buen fin de semana. Año 2024