/ viernes 13 de septiembre de 2024

Casos y Cosas de la Experiencia / Bella intérprete

“Llega un momento en que es necesario abandonar las ropas usadas que ya tienen la forma de nuestro cuerpo y olvidar los caminos que nos llevan siempre a los mismos lugares. Es el momento de la travesía. Y, si no osamos emprenderla, nos habremos quedado siempre al margen de nosotros mismos”. (Fernando Pessoa)

Cuando asisto a la cita con ella, llega el momento de enfrentar la verdad fría y calculadora. Es una frialdad que no me agrada, sin embargo, cuando termina mi encuentro con ella, en ocasiones aparece una sonrisa en mi rostro y en otras una mueca de malestar. El ambiente que nos envuelve es relajante, acompañante, apoyador y empático. En cuanto llego empiezo a observarla detenidamente, la ubico para ver su semblante y siempre es el mismo. Está en ese lugar privilegiado, esperando mi arribo para ofrecerme la información que necesito, ayudarme y brindarme una oportunidad tanto para tomar conciencia como las decisiones correspondientes.

En mi último encuentro me planté decidido ante ella, y pensé qué puede pasar. Ya la he enfrentado en otras ocasiones, y a veces el resultado ha sido favorable y en otras, desfavorable. De pie ahí asumí el control y, de forma instantánea, me ofreció la información pertinente. Recordé que la última vez que nos vimos fue certera y arrojó datos desagradables. En esta ocasión reveló una pequeña mejora, y hasta percibí una sonrisa de mi intérprete, como diciendo “no es suficiente, tu puedes”. Acto seguido rodeó mi cintura con una cinta, y la medición mostró también una pequeña mejoría. Regresé a mi asiento y proseguí mi charla con la intérprete, ella amablemente me sugirió un par de ajustes para continuar con la mejora. Siempre es amable, cálida, empática, su narrativa me envuelve, y siento su acompañamiento y apoyo cercano y profesional.

Cabe destacar que eso resuena en mi mente todo el tiempo, hasta que nos volvemos a ver. Ese encuentro lleva implícito un mundo de cosas nuevas, de sugerencias, palabras de aliento y reconocimiento al trabajo realizado. Siempre firme en su labor por atender a la persona integral, y no solo llevar registro de los datos fríos. Reconozco en la “intérprete” su calidad humana y profesional, en especial su atención cordial y amable. Otro aspecto relevante es su interés por actualizarse, ubicarse en cada persona que la visita entregando lo mejor de sí misma. Es decir, se interesa en temas que pueden favorecer el acompañamiento. Todo eso amortigua los datos fríos que arroja la tan temible “báscula”.

Soy responsable de mejorar los resultados, que no siempre serán los óptimos. Aquí llevo una determinación y motivación cada vez más clara acerca de mi autocuidado, de la necesidad de registrar los pendientes que resolveré al día siguiente y del espacio para recargar las pilas. El estrés crónico puede mermar nuestras capacidades, desgastarnos física y emocionalmente.

En estas fechas estoy por cumplir un año más de vida, e iniciar un nuevo ciclo. Por tanto, este encuentro es de gran utilidad para mi proyecto de vida, que es atender mi bienestar integral. Los referentes de esta báscula son clave para no perder el rumbo, y proyectar los nuevos objetivos y metas. Gracias Celina, mi intérprete o nutrióloga favorita por ser y estar en mi camino.

Ahora les pregunto, ¿cómo se preparan para su autocuidado?; ¿qué estrategias utilizan para cuidar su cuerpo?, y ¿cuál es su motivación para su autocuidado? Entendido éste como la capacidad de las personas de cuidar de su salud y bienestar, tanto física como mental.

Hasta el próximo encuentro.

Por un mundo de esperanza y paz. Buen fin de semana. Año 2024

Correo electrónico: ignacio.lovio@gmail.com

“Llega un momento en que es necesario abandonar las ropas usadas que ya tienen la forma de nuestro cuerpo y olvidar los caminos que nos llevan siempre a los mismos lugares. Es el momento de la travesía. Y, si no osamos emprenderla, nos habremos quedado siempre al margen de nosotros mismos”. (Fernando Pessoa)

Cuando asisto a la cita con ella, llega el momento de enfrentar la verdad fría y calculadora. Es una frialdad que no me agrada, sin embargo, cuando termina mi encuentro con ella, en ocasiones aparece una sonrisa en mi rostro y en otras una mueca de malestar. El ambiente que nos envuelve es relajante, acompañante, apoyador y empático. En cuanto llego empiezo a observarla detenidamente, la ubico para ver su semblante y siempre es el mismo. Está en ese lugar privilegiado, esperando mi arribo para ofrecerme la información que necesito, ayudarme y brindarme una oportunidad tanto para tomar conciencia como las decisiones correspondientes.

En mi último encuentro me planté decidido ante ella, y pensé qué puede pasar. Ya la he enfrentado en otras ocasiones, y a veces el resultado ha sido favorable y en otras, desfavorable. De pie ahí asumí el control y, de forma instantánea, me ofreció la información pertinente. Recordé que la última vez que nos vimos fue certera y arrojó datos desagradables. En esta ocasión reveló una pequeña mejora, y hasta percibí una sonrisa de mi intérprete, como diciendo “no es suficiente, tu puedes”. Acto seguido rodeó mi cintura con una cinta, y la medición mostró también una pequeña mejoría. Regresé a mi asiento y proseguí mi charla con la intérprete, ella amablemente me sugirió un par de ajustes para continuar con la mejora. Siempre es amable, cálida, empática, su narrativa me envuelve, y siento su acompañamiento y apoyo cercano y profesional.

Cabe destacar que eso resuena en mi mente todo el tiempo, hasta que nos volvemos a ver. Ese encuentro lleva implícito un mundo de cosas nuevas, de sugerencias, palabras de aliento y reconocimiento al trabajo realizado. Siempre firme en su labor por atender a la persona integral, y no solo llevar registro de los datos fríos. Reconozco en la “intérprete” su calidad humana y profesional, en especial su atención cordial y amable. Otro aspecto relevante es su interés por actualizarse, ubicarse en cada persona que la visita entregando lo mejor de sí misma. Es decir, se interesa en temas que pueden favorecer el acompañamiento. Todo eso amortigua los datos fríos que arroja la tan temible “báscula”.

Soy responsable de mejorar los resultados, que no siempre serán los óptimos. Aquí llevo una determinación y motivación cada vez más clara acerca de mi autocuidado, de la necesidad de registrar los pendientes que resolveré al día siguiente y del espacio para recargar las pilas. El estrés crónico puede mermar nuestras capacidades, desgastarnos física y emocionalmente.

En estas fechas estoy por cumplir un año más de vida, e iniciar un nuevo ciclo. Por tanto, este encuentro es de gran utilidad para mi proyecto de vida, que es atender mi bienestar integral. Los referentes de esta báscula son clave para no perder el rumbo, y proyectar los nuevos objetivos y metas. Gracias Celina, mi intérprete o nutrióloga favorita por ser y estar en mi camino.

Ahora les pregunto, ¿cómo se preparan para su autocuidado?; ¿qué estrategias utilizan para cuidar su cuerpo?, y ¿cuál es su motivación para su autocuidado? Entendido éste como la capacidad de las personas de cuidar de su salud y bienestar, tanto física como mental.

Hasta el próximo encuentro.

Por un mundo de esperanza y paz. Buen fin de semana. Año 2024

Correo electrónico: ignacio.lovio@gmail.com