“…El diálogo nos permite resolverlos -los fallos del razonamiento- y así mejorar sustancialmente nuestra forma de pensar”. (M. Sigman)
Hace unos días, la celebración del 20 Foro de trabajo social: frente a los retos sociales, locales y globales, celebrado en Maquilas Tetakawi, propició que cinco generaciones se reunieran para charlar. En dicho encuentro, varios expositores abonaron al estudio de las diversas generaciones en el ámbito laboral en la actualidad.
Alberto Santana inició con el tema “La influencia de la felicidad corporativa en la retención de las nuevas generaciones”. Me tocó participar con “El Diálogo intergeneracional” y Etelvina Calvo concluyó con “Inteligencia artificial: cómo impacta en la sociedad el avance de la tecnología”. Las palabras se sumaron para enriquecer la convivencia de las personas; sus experiencias se enlazaron, y se expresaron sus habilidades en cada ejercicio previsto para la ocasión. Las piezas del rompecabezas encajaron con facilitad, no fue necesario referirse a los estereotipos o estigmas establecidos sobre las distintas generaciones.
Así se logró un diálogo franco, directo y positivo, para tender puentes e identificar elementos útiles para crecer juntos, y promover un entorno laboral saludable. Para abonar a ello es preciso investigar sobre las generaciones y encontrar un hilo conductor, para establecer el diálogo que fecunde mejores relaciones interpersonales.
Después de ese encuentro pleno disfrutamos de la convivencia con el grupo organizador, y compartimos ideas para el próximo evento. Algunos participantes solicitaron apoyo para ampliar sus referentes sobre el tema de las generaciones. Es importante consultar varias fuentes, corroborar sus estudios y validarlos, por ejemplo los de Manpower, Deloitte y la Universidad de Oxford, entre otros. Sugerí ver las películas El becario o Pasante de moda, El diablo viste a la moda, entre otras, para reconocer esas cualidades en dichas generaciones. También la lectura de Generación Z. todo lo que necesitas saber sobre los jóvenes que han dejado viejos a los millennials, de Núria Vilanova e Iñaki Ortega.
Tras participar en el foro me detuve a reflexionar sobre el valor de la palabra, tanto en el escenario individual como colectivo. Existen palabras sin sentido, otras sin un propósito definido. También están las que se conectan a emociones y sentimientos, y expresan un poder extraordinario en las relaciones interpersonales. Esos encuentros propician la conversación hilando cada palabra para crear historias con un sentido de vida. Entonces podemos expresar ese poder que las reúne cadenciosamente, para lograr un diálogo nutricio. Gracias a la conversación podemos modificar nuestro comportamiento, clarificar nuestro camino y darle sentido a nuestra existencia.
Las palabras, como las hojas de los árboles en otoño, empezaron a caer uniendo el significado de cada una otorgando un sentido claro y preciso al diálogo interno. Celebro la llegada de esta estación, la caída de las hojas, el viento suave que nos envuelve, la taza de café y un buen libro como compañía para continuar refinando el sentido de la vida. Necesitamos soltar, como los árboles, las cosas que permitan renovarnos, priorizar nuestro autocuidado, el nutrimento de relaciones significativas, el espacio para escucharme y así preparar el camino hacia nuevos retos.
La palabra y el silencio se nutren y cumplen su propósito de acercar a las personas e incentivar su conocimiento, comprensión y afecto. Esto me recuerda el principio del Instituto y Clínica de Psicoterapia, A.C., de Monterrey, Nuevo León: “A la armonía por la palabra”.
Hasta el próximo encuentro.
Por un mundo de esperanza y paz. Buen fin de semana. Año 2024
Correo electrónico: ignacio.lovio@gmail.com