/ viernes 22 de noviembre de 2024

Casos y Cosas de la Experiencia / Sobrevivir, una tarea continua

“El negar el dolor emocional no lo sana, al contrario, lo entierra y sólo lo anestesia, hasta que tarde o temprano, por mucho que queramos evitarlo, sale a la luz, con la fuerza con la que un volcán lanza su lava…”. (José Luis Canales)

Sobrevivir a una experiencia de violación, o a una pérdida no es cosa fácil. Esto genera un gran dolor que invade todo nuestro ser. ¿Qué y cómo enfrentar un suceso de este tipo? He visto derrumbarse a hombres y mujeres, jóvenes y adolescentes que han sufrido una violación. Es una herida profunda que se tiene que enfrentar porque, como señala José Luis Canales, “El negar el dolor emocional no lo sana, al contrario, lo entierra y sólo lo anestesia, hasta que tarde o temprano, por mucho que queramos evitarlo, sale a la luz, con la fuerza con la que un volcán lanza su lava…”.

Lo anterior me recordó a una bella mujer que llegó al consultorio, y de inmediato refirió lo vivido. Otra más que emitió un grito de dolor que me estremeció, unos minutos después de que empecé a registrar un par de notas sobre su persona. Pude anclarme y estar dispuesto a recibir todo lo que tuviese por compartir. Una más que se bloqueó emocionalmente, en cuanto comentó lo que le agobia desde hace algunos años.

También recuerdo a hombres que abrieron de par en par las puertas de su alma, para expresar todo lo vivido allá y entonces. Es cuando entrego mi ser al servicio de esas almas adoloridas. Puedo registrar su dolor, enojo, rabia, frustración, coraje, y miedo de expresar lo que los agobia. No existe teoría o postura que explique, a cabalidad, el por qué suceden estas cosas. Continuaré indagando sobre las técnicas, herramientas y recursos disponibles para apoyar a esas personas en su proceso de sanación.

Recuerdo, justo ahora, esta frase de C. G. Jung: “El encuentro de dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman”. Creo firmemente que si enfrentamos estos eventos podremos salir adelante, con nuestra disposición y trabajo arduo para hacerle frente a ese dolor intenso.

He podido conocer y contener ese dolor que socava a quienes han vivido una violación. Gracias a mi preparación y psicoterapia personal he sorteado estos eventos. Por ello cito a C. G. Jung: “Conozca todas las teorías. Domine todas las técnicas, pero al tocar un alma humana sea apenas otra alma humana”. Estoy agradecido con estas personas que han confiado y me han compartido su dolor. Sé que es difícil volver a creer y confiar en los demás, y sobre todo en aquellos que les han roto el corazón y dejado una huella imborrable.

En una sociedad como la nuestra resulta sorprendente conocer la frecuencia de sucesos de este tipo, y que se han convertido en parte de la cotidianidad. Por tanto, es vital que estemos alerta a los acontecimientos que gravitan en nuestro alrededor, y preparados para apoyar y acompañar.

Justo en este momento, por un descuido, cayó mi taza de café y se rompió en pedazos. Algo así sucede con las personas que viven una violación, se rompe su integridad, y se vuelven presas del miedo, dolor y de un silencio total, que los lleva al agotamiento físico y emocional. La desconfianza y soledad las abate hasta el cansancio.

Caminaré por el sendero y contribuiré, con mi acompañamiento y apoyo, a la sanación de quienes se crucen en mi camino. Creo pertinente apoyarme en un enfoque interdisciplinario para levantar y sostener a todas las personas que han sido víctimas de una violación.

Continuaré revisando diversas fuentes de información, para diseñar estrategias y tácticas de abordaje psicoterapéutico, que contribuyan a revitalizar a esas personas y así puedan deconstruir su vida. Pues coincido con el escritor Eile Wiesel, quien dijo: “Ante las atrocidades tenemos que tomar partido. El silencio estimula al verdugo”. Habla para que pueda acompañarte y apoyarte en tu proceso de sanación.

Por un mundo de esperanza y paz. Buen fin de semana. Año 2024

Correo electrónico: ignacio.lovio@gmail.com

“El negar el dolor emocional no lo sana, al contrario, lo entierra y sólo lo anestesia, hasta que tarde o temprano, por mucho que queramos evitarlo, sale a la luz, con la fuerza con la que un volcán lanza su lava…”. (José Luis Canales)

Sobrevivir a una experiencia de violación, o a una pérdida no es cosa fácil. Esto genera un gran dolor que invade todo nuestro ser. ¿Qué y cómo enfrentar un suceso de este tipo? He visto derrumbarse a hombres y mujeres, jóvenes y adolescentes que han sufrido una violación. Es una herida profunda que se tiene que enfrentar porque, como señala José Luis Canales, “El negar el dolor emocional no lo sana, al contrario, lo entierra y sólo lo anestesia, hasta que tarde o temprano, por mucho que queramos evitarlo, sale a la luz, con la fuerza con la que un volcán lanza su lava…”.

Lo anterior me recordó a una bella mujer que llegó al consultorio, y de inmediato refirió lo vivido. Otra más que emitió un grito de dolor que me estremeció, unos minutos después de que empecé a registrar un par de notas sobre su persona. Pude anclarme y estar dispuesto a recibir todo lo que tuviese por compartir. Una más que se bloqueó emocionalmente, en cuanto comentó lo que le agobia desde hace algunos años.

También recuerdo a hombres que abrieron de par en par las puertas de su alma, para expresar todo lo vivido allá y entonces. Es cuando entrego mi ser al servicio de esas almas adoloridas. Puedo registrar su dolor, enojo, rabia, frustración, coraje, y miedo de expresar lo que los agobia. No existe teoría o postura que explique, a cabalidad, el por qué suceden estas cosas. Continuaré indagando sobre las técnicas, herramientas y recursos disponibles para apoyar a esas personas en su proceso de sanación.

Recuerdo, justo ahora, esta frase de C. G. Jung: “El encuentro de dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman”. Creo firmemente que si enfrentamos estos eventos podremos salir adelante, con nuestra disposición y trabajo arduo para hacerle frente a ese dolor intenso.

He podido conocer y contener ese dolor que socava a quienes han vivido una violación. Gracias a mi preparación y psicoterapia personal he sorteado estos eventos. Por ello cito a C. G. Jung: “Conozca todas las teorías. Domine todas las técnicas, pero al tocar un alma humana sea apenas otra alma humana”. Estoy agradecido con estas personas que han confiado y me han compartido su dolor. Sé que es difícil volver a creer y confiar en los demás, y sobre todo en aquellos que les han roto el corazón y dejado una huella imborrable.

En una sociedad como la nuestra resulta sorprendente conocer la frecuencia de sucesos de este tipo, y que se han convertido en parte de la cotidianidad. Por tanto, es vital que estemos alerta a los acontecimientos que gravitan en nuestro alrededor, y preparados para apoyar y acompañar.

Justo en este momento, por un descuido, cayó mi taza de café y se rompió en pedazos. Algo así sucede con las personas que viven una violación, se rompe su integridad, y se vuelven presas del miedo, dolor y de un silencio total, que los lleva al agotamiento físico y emocional. La desconfianza y soledad las abate hasta el cansancio.

Caminaré por el sendero y contribuiré, con mi acompañamiento y apoyo, a la sanación de quienes se crucen en mi camino. Creo pertinente apoyarme en un enfoque interdisciplinario para levantar y sostener a todas las personas que han sido víctimas de una violación.

Continuaré revisando diversas fuentes de información, para diseñar estrategias y tácticas de abordaje psicoterapéutico, que contribuyan a revitalizar a esas personas y así puedan deconstruir su vida. Pues coincido con el escritor Eile Wiesel, quien dijo: “Ante las atrocidades tenemos que tomar partido. El silencio estimula al verdugo”. Habla para que pueda acompañarte y apoyarte en tu proceso de sanación.

Por un mundo de esperanza y paz. Buen fin de semana. Año 2024

Correo electrónico: ignacio.lovio@gmail.com