/ viernes 7 de junio de 2024

Casos y cosas de la experiencia | Todos opinan

“Me siento como en una tormenta, en medio del mar”. (Cris)

Todos creemos estar autorizados para expresarle a la persona depresiva que tiene que hacer tal o cual cosa. Por ejemplo, cuestionarle si está segura de que es bueno tomar medicamentos. Si sabe que existen alternativas para paliar ese padecimiento. Hay personas que señalan que “han sabido” de los efectos secundarios de las medicinas, otras cuestionan si en realidad son una buena alternativa. Están quienes ofrecen remedios naturales que les han funcionado a otros. Lo anterior sustentado en su miedo a que sean adictivos, y por ello afirman que no deben tomarse.

Sé de personas que dejan su tratamiento porque no les resuelve de inmediato su situación, otras porque han sufrido algún efecto secundario. Los medicamentos no son mágicos, y por supuesto que tienen efectos secundarios. Pueden alterar el ciclo del sueño, provocar apatía sexual, incrementar los síntomas de la ansiedad, generar dependencia y problemas gastrointestinales, entre otros. Entonces, ¿para qué tomarlos si causan esas cosas? Porque también aportan beneficios. Se obtienen mejores resultados con la ayuda médica oportuna, la dosis adecuada y seguir las indicaciones del médico especialista. La persona siente energía favorable, puede dormir mejor, deseos de alimentarse bien, disminuyen los pensamientos repetitivos y negativos, en fin puede funcionar mejor que antes.

Todos opinamos, pero si has experimentado estar en una balsa o barco y navegar a la deriva, sin rumbo fijo, entonces puedes saber lo que siente una persona con depresión. Por ello, para sortearla necesita herramientas como medicamentos, terapia o psicoterapia.

Ante este panorama, hay quienes dicen no estar locos para solicitar ayuda psicológica. Esto porque hoy todavía se califica de débiles y manipulables a las personas que van a terapia. Aunque, la verdad, ser vulnerable, es decir, solicitar y recibir ayuda profesional, es más un acto de valentía que de debilidad. Recibir terapia o psicoterapia nos da un tiempo y espacio para vernos a nosotros mismos, enfrentar retos y desafíos sobre nuestro estilo de vida. Y así identificar emociones, sentimientos y dolores que nos impactan en el día a día. La terapia y psicoterapia, como estrategias, nos permiten reconciliarnos con lo vivido, y nos muestran el camino para lograr una mejor versión de nosotros mismos. Existe la esperanza de mejoría.

Encontrar y seleccionar a un(a) terapeuta resulta complicado. Podemos fallar en el intento y caer en la desesperación. No claudiques, aunque sea por ensayo y error, pero llega a esa persona que sea capaz de acompañarte y apoyarte en tu proceso de sanación. Busca hasta que exista conexión y contacto genuino, para andar el camino de la recuperación. Claro, eso no implica que todo se resolverá mágicamente, porque no es fácil diagnosticar y guiar el tratamiento para superar la depresión. No pierdas la esperanza en que mejorarás. El trabajo conjunto entre el terapeuta y la persona depresiva logrará identificar lo que le pasa. Precisamente por ello el abordaje para tratar la depresión tiene que ser integral.

Llegó Cris a su sesión, y la veo cada vez mejor. Ella está en tratamiento farmacológico, tiene un grupo de apoyo y está aplicando herramientas que hemos identificado en el proceso de la terapia. Dice: “Me siento como en una tormenta, en medio del mar”. Y explica con detalle lo que va descubriendo en su proceso: “Ahora puedo poner las palabras a lo que siento, antes no podía expresar porque no sabía cómo, no tenía fuerzas y hacía falta energía”. Superar todo esto y expresar “estoy deprimido(a)” es un acto de valentía.

Esto refleja la dificultad para exteriorizar lo que siente: ausencia de claridad y desesperación. Comenta que llegó a pensar que la juzgaría, le diría que tenía que cambiar su actitud y que tendría que echarle ganas. Es difícil liberar lo que se vive, el lenguaje no es claro porque la depresión aísla, provoca angustia, confunde y roba el lenguaje.

Por un mundo de esperanza y paz. Buen fin de semana. Año 2024 Correo electrónico: ignacio.lovio@gmail.com

“Me siento como en una tormenta, en medio del mar”. (Cris)

Todos creemos estar autorizados para expresarle a la persona depresiva que tiene que hacer tal o cual cosa. Por ejemplo, cuestionarle si está segura de que es bueno tomar medicamentos. Si sabe que existen alternativas para paliar ese padecimiento. Hay personas que señalan que “han sabido” de los efectos secundarios de las medicinas, otras cuestionan si en realidad son una buena alternativa. Están quienes ofrecen remedios naturales que les han funcionado a otros. Lo anterior sustentado en su miedo a que sean adictivos, y por ello afirman que no deben tomarse.

Sé de personas que dejan su tratamiento porque no les resuelve de inmediato su situación, otras porque han sufrido algún efecto secundario. Los medicamentos no son mágicos, y por supuesto que tienen efectos secundarios. Pueden alterar el ciclo del sueño, provocar apatía sexual, incrementar los síntomas de la ansiedad, generar dependencia y problemas gastrointestinales, entre otros. Entonces, ¿para qué tomarlos si causan esas cosas? Porque también aportan beneficios. Se obtienen mejores resultados con la ayuda médica oportuna, la dosis adecuada y seguir las indicaciones del médico especialista. La persona siente energía favorable, puede dormir mejor, deseos de alimentarse bien, disminuyen los pensamientos repetitivos y negativos, en fin puede funcionar mejor que antes.

Todos opinamos, pero si has experimentado estar en una balsa o barco y navegar a la deriva, sin rumbo fijo, entonces puedes saber lo que siente una persona con depresión. Por ello, para sortearla necesita herramientas como medicamentos, terapia o psicoterapia.

Ante este panorama, hay quienes dicen no estar locos para solicitar ayuda psicológica. Esto porque hoy todavía se califica de débiles y manipulables a las personas que van a terapia. Aunque, la verdad, ser vulnerable, es decir, solicitar y recibir ayuda profesional, es más un acto de valentía que de debilidad. Recibir terapia o psicoterapia nos da un tiempo y espacio para vernos a nosotros mismos, enfrentar retos y desafíos sobre nuestro estilo de vida. Y así identificar emociones, sentimientos y dolores que nos impactan en el día a día. La terapia y psicoterapia, como estrategias, nos permiten reconciliarnos con lo vivido, y nos muestran el camino para lograr una mejor versión de nosotros mismos. Existe la esperanza de mejoría.

Encontrar y seleccionar a un(a) terapeuta resulta complicado. Podemos fallar en el intento y caer en la desesperación. No claudiques, aunque sea por ensayo y error, pero llega a esa persona que sea capaz de acompañarte y apoyarte en tu proceso de sanación. Busca hasta que exista conexión y contacto genuino, para andar el camino de la recuperación. Claro, eso no implica que todo se resolverá mágicamente, porque no es fácil diagnosticar y guiar el tratamiento para superar la depresión. No pierdas la esperanza en que mejorarás. El trabajo conjunto entre el terapeuta y la persona depresiva logrará identificar lo que le pasa. Precisamente por ello el abordaje para tratar la depresión tiene que ser integral.

Llegó Cris a su sesión, y la veo cada vez mejor. Ella está en tratamiento farmacológico, tiene un grupo de apoyo y está aplicando herramientas que hemos identificado en el proceso de la terapia. Dice: “Me siento como en una tormenta, en medio del mar”. Y explica con detalle lo que va descubriendo en su proceso: “Ahora puedo poner las palabras a lo que siento, antes no podía expresar porque no sabía cómo, no tenía fuerzas y hacía falta energía”. Superar todo esto y expresar “estoy deprimido(a)” es un acto de valentía.

Esto refleja la dificultad para exteriorizar lo que siente: ausencia de claridad y desesperación. Comenta que llegó a pensar que la juzgaría, le diría que tenía que cambiar su actitud y que tendría que echarle ganas. Es difícil liberar lo que se vive, el lenguaje no es claro porque la depresión aísla, provoca angustia, confunde y roba el lenguaje.

Por un mundo de esperanza y paz. Buen fin de semana. Año 2024 Correo electrónico: ignacio.lovio@gmail.com