/ viernes 27 de septiembre de 2024

Colección Privada / Elige Morena a Luisa Alcalde…

Así las cosas, Luisa María Alcalde Luján fue elegida el pasado domingo como la nueva presidenta nacional del partido oficialista Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Alcalde seguirá en su actual cargo de secretaria de Gobernación y comenzará su gestión como presidenta de Morena a partir del 1 de octubre.

¿Quién es Luisa María Alcalde Luján?

Alcalde Luján nació en la Ciudad de México en 1987. Se graduó de licenciada en Derecho por la UNAM y tiene una maestría en Derecho en la Universidad de Berkeley, California. En 2018 fue nombrada secretaria de Trabajo y Previsión Social y es la mujer más joven en ser titular de una secretaría de Estado en el México moderno, de acuerdo con su perfil oficial publicado en el sitio web del presidente López Obrador. Trabajó como asistente en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y en 2011 se afilió a Morena —cuando aún no era partido político—, donde inició como coordinadora Nacional de Morena Jóvenes y Estudiantes, según la información publicada en el Sistema de Información Legislativa. Fue diputada federal por el partido Movimiento Ciudadano en 2012. En junio de 2023, fue nombrada secretaria de Gobernación, la cartera más importante del gabinete presidencial por estar a cargo de la política de seguridad.

Luego entonces, Alcalde ha centrado parte de su trabajo de investigación en el salario mínimo. Entre sus publicaciones se encuentra “El salario mínimo en un entorno de contradicciones”, así como su colaboración en obras como “Del salario mínimo al salario digno”. El pasado 8 de julio hizo público su interés en ser la nueva presidenta nacional de Morena…

***

Hasta pronto, obstinado tabasqueño…

La lista es muy larga: el despojo electoral de 1988 contra Cuauhtémoc Cárdenas y las izquierdas que lo acompañaban, perpetrado por Carlos Salinas; el cínico robo de la elección presidencial en 2006 contra Andrés Manuel, consumado por Felipe Calderón y la alianza prianista (haiga sido como haiga sido); la mayor compra corrupta de la Presidencia por Peña Nieto en 2012. Fueron todos momentos “políticos” de una historia de cientos de homicidios de militantes de la izquierda, de represiones asesinas contra pueblos campesinos (El Charco, Acteal, Atenco, petroleros de Cadereyta, Aquila, Aguas Blancas, Acteal, Nochistlán, etcétera), años de corrupción desenfrenada y de desprecio y marginación social feroz de las mayorías. Fue ese el régimen neoliberal. Décadas sin más horizonte que el sometimiento bárbaro, de una gran parte de la sociedad, al nihilismo más adocenado, mientras los de arriba amontonaban el ingreso nacional en sus arcas particulares.

Luego entonces, en esos años Andrés Manuel sobrevivía a la persecución del prianismo. Salinas, Zedillo, Fox y Calderón, mediante mil maniobras intentaron acabar con él, mientras las divisiones de la izquierda bregaban como siempre contra la propia izquierda y contra quien sería a la postre su dirigente más eficaz, más entregado, más genuino. Sin que nadie se enterara, empezó el encuentro del mensaje obstinado del hombre de Tepetitán, con las mayorías: la conciencia de los pueblos era tocada por palabras apasionadas, cargadas de sentido, que la movían y la ampliaban, y que provenían del andar sin descanso de ese hombre porfiado que creía en el poder invencible de la voluntad del pueblo. Era ese andariego que, con la voz del presidente Benito Juárez, no cesaba de repetirse a sí mismo, “con el pueblo todo, sin el pueblo nada”.

Hay que decirlo, la confianza de los pueblos, tan herméticamente reservada, comenzó a fluir construyendo la idea colectiva de que ese hombre podía ser un luchador verdadero, que pelearía con la bandera “por el bien de todos, primero los pobres”: era la creación de AMLO como líder indiscutible. En 2014 quedó constituido Morena; en la elección de 2015 obtuvo algo más de 3 millones de votos; en 2018, más de 30 millones, 10 veces más. La asombrosa revolución de las conciencias estaba en plena marcha.

Con todo, el abrazo de las mayorías con Andrés Manuel era un hecho histórico de primera magnitud. Nunca lo entendió la oposición; no supo qué hacer con esa tremenda roca. Las oposiciones están obligadas a reinventar el mundo de la A sa la Z. Para AMLO, el orgullo de ese México profundo le salvará sobre los renglones más oscuros de la historia reciente y le glorificará sobre su legado inobjetable de politizar a una sociedad cada vez más apática y olvidadiza. Nos vemos la próxima.

HASTA ENTONCES

Así las cosas, Luisa María Alcalde Luján fue elegida el pasado domingo como la nueva presidenta nacional del partido oficialista Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Alcalde seguirá en su actual cargo de secretaria de Gobernación y comenzará su gestión como presidenta de Morena a partir del 1 de octubre.

¿Quién es Luisa María Alcalde Luján?

Alcalde Luján nació en la Ciudad de México en 1987. Se graduó de licenciada en Derecho por la UNAM y tiene una maestría en Derecho en la Universidad de Berkeley, California. En 2018 fue nombrada secretaria de Trabajo y Previsión Social y es la mujer más joven en ser titular de una secretaría de Estado en el México moderno, de acuerdo con su perfil oficial publicado en el sitio web del presidente López Obrador. Trabajó como asistente en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y en 2011 se afilió a Morena —cuando aún no era partido político—, donde inició como coordinadora Nacional de Morena Jóvenes y Estudiantes, según la información publicada en el Sistema de Información Legislativa. Fue diputada federal por el partido Movimiento Ciudadano en 2012. En junio de 2023, fue nombrada secretaria de Gobernación, la cartera más importante del gabinete presidencial por estar a cargo de la política de seguridad.

Luego entonces, Alcalde ha centrado parte de su trabajo de investigación en el salario mínimo. Entre sus publicaciones se encuentra “El salario mínimo en un entorno de contradicciones”, así como su colaboración en obras como “Del salario mínimo al salario digno”. El pasado 8 de julio hizo público su interés en ser la nueva presidenta nacional de Morena…

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Hasta pronto, obstinado tabasqueño…

La lista es muy larga: el despojo electoral de 1988 contra Cuauhtémoc Cárdenas y las izquierdas que lo acompañaban, perpetrado por Carlos Salinas; el cínico robo de la elección presidencial en 2006 contra Andrés Manuel, consumado por Felipe Calderón y la alianza prianista (haiga sido como haiga sido); la mayor compra corrupta de la Presidencia por Peña Nieto en 2012. Fueron todos momentos “políticos” de una historia de cientos de homicidios de militantes de la izquierda, de represiones asesinas contra pueblos campesinos (El Charco, Acteal, Atenco, petroleros de Cadereyta, Aquila, Aguas Blancas, Acteal, Nochistlán, etcétera), años de corrupción desenfrenada y de desprecio y marginación social feroz de las mayorías. Fue ese el régimen neoliberal. Décadas sin más horizonte que el sometimiento bárbaro, de una gran parte de la sociedad, al nihilismo más adocenado, mientras los de arriba amontonaban el ingreso nacional en sus arcas particulares.

Luego entonces, en esos años Andrés Manuel sobrevivía a la persecución del prianismo. Salinas, Zedillo, Fox y Calderón, mediante mil maniobras intentaron acabar con él, mientras las divisiones de la izquierda bregaban como siempre contra la propia izquierda y contra quien sería a la postre su dirigente más eficaz, más entregado, más genuino. Sin que nadie se enterara, empezó el encuentro del mensaje obstinado del hombre de Tepetitán, con las mayorías: la conciencia de los pueblos era tocada por palabras apasionadas, cargadas de sentido, que la movían y la ampliaban, y que provenían del andar sin descanso de ese hombre porfiado que creía en el poder invencible de la voluntad del pueblo. Era ese andariego que, con la voz del presidente Benito Juárez, no cesaba de repetirse a sí mismo, “con el pueblo todo, sin el pueblo nada”.

Hay que decirlo, la confianza de los pueblos, tan herméticamente reservada, comenzó a fluir construyendo la idea colectiva de que ese hombre podía ser un luchador verdadero, que pelearía con la bandera “por el bien de todos, primero los pobres”: era la creación de AMLO como líder indiscutible. En 2014 quedó constituido Morena; en la elección de 2015 obtuvo algo más de 3 millones de votos; en 2018, más de 30 millones, 10 veces más. La asombrosa revolución de las conciencias estaba en plena marcha.

Con todo, el abrazo de las mayorías con Andrés Manuel era un hecho histórico de primera magnitud. Nunca lo entendió la oposición; no supo qué hacer con esa tremenda roca. Las oposiciones están obligadas a reinventar el mundo de la A sa la Z. Para AMLO, el orgullo de ese México profundo le salvará sobre los renglones más oscuros de la historia reciente y le glorificará sobre su legado inobjetable de politizar a una sociedad cada vez más apática y olvidadiza. Nos vemos la próxima.

HASTA ENTONCES

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