La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) presentó el paquete económico 2025, hoy sabemos cuáles son sus expectativas para la economía el año que está a la vuelta de la esquina, ¿de dónde sacará dinero el gobierno federal y cómo se lo va a gastar? El primer año de una nueva administración es muy importante, pues marcará semejanzas y diferencias con la administración previa, lo mismo que las circunstancias que posibilitan o dificultan el camino que se busca seguir. Y por eso el paquete económico de 2025 es de particular interés.
Luego entonces, el pronóstico de crecimiento para 2025 de varias instituciones del sector privado, incluidos los especialistas consultados por Banxico se coloca entre 1 y 1.5%. Habrá que esperar por la estimación de la SHCP, pero con la desaceleración que se observa para el cierre de este año, los reacomodos en la relación con Estados Unidos y los cambios institucionales apresurados de las últimas semanas –que no dejarán a la economía intacta– parece que el PIB crecerá todavía más despacio que este año, así de plano.
Esto es lo importante; en el contexto de las finanzas públicas el crecimiento económico es crucial, porque de él depende la recaudación tributaria. Lo diré así, es lo que hace sostenibles los esfuerzos fiscales y lo que crea el espacio para implementar políticas orientadas al desarrollo nacional y al bienestar de la población. Si el crecimiento es bajo, la recaudación en general será baja, y por eso las renuncias recaudatorias serán un aspecto importante en 2025.
En particular, los estímulos al IEPS que se cobra al consumo de combustibles podrían deteriorar más los ingresos. De acuerdo con el reporte “Hacienda en la mira”, que publica el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) con los datos trimestrales de SHCP, el avance de la recaudación del IEPS al cierre de septiembre era 87% con respecto a lo programado para los primeros nueve meses del año.
Igual que hace veinte, cuarenta o sesenta años, es una mala idea que el petróleo financie el gasto corriente del gobierno o para subsidiar combustibles, cuando debería usarse únicamente para construir infraestructura, fomentar la innovación y otros elementos que conviertan la riqueza que está debajo del suelo en riqueza que produzca más riqueza. Pero mientras eso no cambie, tendremos que seguir dependiendo de los altibajos en el precio del crudo y de que ahora sí, por fin, las transferencias a Pemex den resultados distintos (que no han dado ni parece que vayan a dar si se continúa por el mismo camino).
Con todo, si a lo anterior se le añade el gasto federalizado, los programas sociales que ya están en la Constitución y otros que poco se pueden mover –como el de educación, que implica pagar los salarios de cientos de miles de trabajadores–, es claro el aprieto en que se encuentra la administración… ¿Dónde hay que recortar? ¿En la inversión pública, en algún servicio del Estado, en las empresas públicas? Usted diga.
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Los comités estatales del PAN, designados por los “Nobles Barones”
La historia empieza así; el cambio de dirigencia nacional abría para Acción Nacional una oportunidad de expiar las culpas de los malos gobiernos y recuperar el espacio ideológico que ha ocupado un movimiento de ultraderecha con otros referentes internacionales. Marko Cortés logró convencer al Consejo Nacional de un proceso electivo cerrado, para conjurar injerencias aviesas. Y no obstante el alto abstencionismo, de todas formas, los dueños de los padrones estatales hicieron negocio. Jorge Romero llegará a la presidencia blanquiazul para administrar la crisis. Durante dos años no habrá elecciones federales y los comités estatales, a diferencia del nacional, serán designados por los barones del partido. Un inicio accidentado.
Su ultimátum a la presidenta Claudia Sheinbaum para un “diálogo republicano” será efímero por inútil. Y deja invisibles esfuerzos colaborativos como los ejecutados por los senadores Ricardo Anaya y Enrique Vargas del Villar, quienes anunciaron que respaldarán la reforma al artículo 21 constitucional, relativa a la seguridad pública. El excandidato a la jefatura de gobierno en la CDMX optó por quedarse en las filas blanquiazules y declinar la invitación que José Guadalupe Acosta Naranjo le hizo para embarcarse a una nueva aventura partidista. La Marea Rosa pronto avanzará en su conversión a un partido de Gente Nueva. Y le apuesta a Xóchitl Gálvez para conectar con las clases medias. Un electorado que muchos querrán conquistar en el 2027. Nos vemos la próxima.
HASTA ENTONCES