/ viernes 6 de septiembre de 2024

Colegio de Sonora / Los claroscuros del sexenio que termina

Dr. José Eduardo Calvario Parra, Profesor - Investigador adscrito al Centro de Estudios en Salud y Sociedad de El Colegio de Sonora.


Se llega el final del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador y no faltan alabanzas y descalificaciones, según provenga de la parte gobernante o de los detractores al proyecto que ostenta el poder político, respectivamente. Como todo, siempre hay sus claroscuros como en la vida misma. En este espacio sería más que imposible hacer un balance minucioso del sexenio, aunque sí se puede emitir un par de apuntes que ayuden a poner en justa perspectiva algunos logros y pendientes de este gobierno federal que termina. Es importante, antes de proseguir, mencionar mi propio sesgo pues desde 2005 he sido simpatizante lopezobradorista. Digo lo anterior pues sabedor que no existe una objetividad total, creo relevante advertir mi simpatía sin abandonar una actitud crítica ante el avance del proyecto de la multicitada 4T.

Ya se ha vertido mucha tinta respecto a los grandes avances y pendientes, y para no ser repetitivos diría que es inocultable la sostenida dispersión de recursos a grandes sectores y grupos sociales necesitados. También es sobresaliente el aumento permanente del salario y una economía sin muchos exabruptos salvo los propios que derivan de factores externos, como la pandemia, la guerra en Ucrania y la consecuente inestabilidad de los precios de los energéticos. Otros logros están en la arena política, en parte se debe a lo que se ha llamado “el personal estilo de gobernar” del presidente López Obrador. Hay muchos más, pero creo que estos son los más llamativos, por no decir, los más importantes.

Ahora bien, un somero análisis respecto a la gran política social que se implementó desde 2018, contrasta con la manera de hacerlo. Todo el proceso de política pública que se desarrolló estuvo ausente una cuidadosa sistematización de todas las etapas incluyendo una rigurosa y robusta evaluación de los logros, y sobre todo, para corregir los yerros. El método de ensayo y error creo que a la larga trae más problemas que otra cosa pues al principio se entiende por el tema de la famosa curva de aprendizaje; hoy, seguramente muchos funcionarios que nunca había tenido la experiencia en la administración federal, después de 6 años, han aprendido sobre la marcha.

Uno de los grandes reproches que se le puede endilgar a AMLO, más allá de su carisma y sus dotes seductores ante la audiencia y seguidores/as de la plaza pública, es su proclividad a “perdonar” traiciones o yerros que provienen de gente cercanísima. Es imposible no aludir el caso de las Universidades para el Bienestar Benito Juárez (UBBJ), pues se trata de una apuesta por demás loable, esperanzadora y con fines educativos, y sociales, impecables.

El desempeño de su directora general ha quedado mucho a deber pues la ausencia de procesos administrativos robustos que desencadenen en una buena calidad educativa se han queda cortos como centros de estudios de nivel superior. No se sabe mucho en dónde están los/as jóvenes egresados/as, qué capacidades desarrollaron, qué habilidades y aptitudes están implementando en los campos profesionales en que se formaron.

Para el caso de la planta docente, los/as profesores/as se encuentran en una precarización escalofriante, con pocos derechos laborales como lo que marca su propio ingreso por medio de bajos salarios. Es de dominio público la amistad de juventud entre AMLO y la directora general, y quizás, en el terreno de la especulación, es uno de los motivos por lo que ha permanecido en su puesto pues de otra forma, el relevo hubiera sido más que necesario.

El presidente, sin lugar a duda ha sido el personaje político de mayor importancia en los últimos tiempos, propios y extraños lo aceptan. Es un líder no solo carismático, sino que posee una capacidad de resiliencia y resistencia más que asombrosa. Es un ser humano de una sola pieza respecto a lo que quiere lograr, sin embargo, un descuido en el que cayó recurrentemente es que no impuso que se desplegaran medidas, mecanismos, procedimientos rigurosos de evaluación respecto a las metas más allá del lucimiento de la foto de inauguración y “supervisión” de las grandes obras. Un talón de Aquiles fue sin duda la implementación de las políticas públicas, el caso de la UBBJ es más que elocuente.

Los claroscuros saltan a la vista, y confío en que los claros sean más que los oscuros pues una herencia del proyecto lopezobradorista es sin duda la reivindicación del sujeto colectivo, de la comunidad, de los grupos que históricamente han sido marginados. Por lo menos la intención y sus logros apuntan en esta dirección, la nueva presidenta electa tendrá que maniobrar ante los desafíos y zanjar los grandes pendientes como lo es la seguridad pública y el narcotráfico en el contexto de la eminente reforma judicial que ya está en marcha; ni qué decir del sistema de salud y de su reingeniería que ha tenido grandes tropiezos. El segundo piso de la 4T tendrá que poseer una noción rigurosa de la formulación, implementación y evaluación de las políticas públicas o no será. La moneda está en el aire.

Dr. José Eduardo Calvario Parra, Profesor - Investigador adscrito al Centro de Estudios en Salud y Sociedad de El Colegio de Sonora.


Se llega el final del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador y no faltan alabanzas y descalificaciones, según provenga de la parte gobernante o de los detractores al proyecto que ostenta el poder político, respectivamente. Como todo, siempre hay sus claroscuros como en la vida misma. En este espacio sería más que imposible hacer un balance minucioso del sexenio, aunque sí se puede emitir un par de apuntes que ayuden a poner en justa perspectiva algunos logros y pendientes de este gobierno federal que termina. Es importante, antes de proseguir, mencionar mi propio sesgo pues desde 2005 he sido simpatizante lopezobradorista. Digo lo anterior pues sabedor que no existe una objetividad total, creo relevante advertir mi simpatía sin abandonar una actitud crítica ante el avance del proyecto de la multicitada 4T.

Ya se ha vertido mucha tinta respecto a los grandes avances y pendientes, y para no ser repetitivos diría que es inocultable la sostenida dispersión de recursos a grandes sectores y grupos sociales necesitados. También es sobresaliente el aumento permanente del salario y una economía sin muchos exabruptos salvo los propios que derivan de factores externos, como la pandemia, la guerra en Ucrania y la consecuente inestabilidad de los precios de los energéticos. Otros logros están en la arena política, en parte se debe a lo que se ha llamado “el personal estilo de gobernar” del presidente López Obrador. Hay muchos más, pero creo que estos son los más llamativos, por no decir, los más importantes.

Ahora bien, un somero análisis respecto a la gran política social que se implementó desde 2018, contrasta con la manera de hacerlo. Todo el proceso de política pública que se desarrolló estuvo ausente una cuidadosa sistematización de todas las etapas incluyendo una rigurosa y robusta evaluación de los logros, y sobre todo, para corregir los yerros. El método de ensayo y error creo que a la larga trae más problemas que otra cosa pues al principio se entiende por el tema de la famosa curva de aprendizaje; hoy, seguramente muchos funcionarios que nunca había tenido la experiencia en la administración federal, después de 6 años, han aprendido sobre la marcha.

Uno de los grandes reproches que se le puede endilgar a AMLO, más allá de su carisma y sus dotes seductores ante la audiencia y seguidores/as de la plaza pública, es su proclividad a “perdonar” traiciones o yerros que provienen de gente cercanísima. Es imposible no aludir el caso de las Universidades para el Bienestar Benito Juárez (UBBJ), pues se trata de una apuesta por demás loable, esperanzadora y con fines educativos, y sociales, impecables.

El desempeño de su directora general ha quedado mucho a deber pues la ausencia de procesos administrativos robustos que desencadenen en una buena calidad educativa se han queda cortos como centros de estudios de nivel superior. No se sabe mucho en dónde están los/as jóvenes egresados/as, qué capacidades desarrollaron, qué habilidades y aptitudes están implementando en los campos profesionales en que se formaron.

Para el caso de la planta docente, los/as profesores/as se encuentran en una precarización escalofriante, con pocos derechos laborales como lo que marca su propio ingreso por medio de bajos salarios. Es de dominio público la amistad de juventud entre AMLO y la directora general, y quizás, en el terreno de la especulación, es uno de los motivos por lo que ha permanecido en su puesto pues de otra forma, el relevo hubiera sido más que necesario.

El presidente, sin lugar a duda ha sido el personaje político de mayor importancia en los últimos tiempos, propios y extraños lo aceptan. Es un líder no solo carismático, sino que posee una capacidad de resiliencia y resistencia más que asombrosa. Es un ser humano de una sola pieza respecto a lo que quiere lograr, sin embargo, un descuido en el que cayó recurrentemente es que no impuso que se desplegaran medidas, mecanismos, procedimientos rigurosos de evaluación respecto a las metas más allá del lucimiento de la foto de inauguración y “supervisión” de las grandes obras. Un talón de Aquiles fue sin duda la implementación de las políticas públicas, el caso de la UBBJ es más que elocuente.

Los claroscuros saltan a la vista, y confío en que los claros sean más que los oscuros pues una herencia del proyecto lopezobradorista es sin duda la reivindicación del sujeto colectivo, de la comunidad, de los grupos que históricamente han sido marginados. Por lo menos la intención y sus logros apuntan en esta dirección, la nueva presidenta electa tendrá que maniobrar ante los desafíos y zanjar los grandes pendientes como lo es la seguridad pública y el narcotráfico en el contexto de la eminente reforma judicial que ya está en marcha; ni qué decir del sistema de salud y de su reingeniería que ha tenido grandes tropiezos. El segundo piso de la 4T tendrá que poseer una noción rigurosa de la formulación, implementación y evaluación de las políticas públicas o no será. La moneda está en el aire.