Tras la Revolución Mexicana, la Constitución de 1917 se instauró como norma del nuevo Estado social de derecho y garantista de los anhelos más sentidos de las facciones revolucionarias. Se convirtió en una de las constituciones más avanzadas del mundo, incluso, de referencia para los líderes de la Revolución Rusa. Sin embargo, no reconoció los derechos de las mujeres, a pesar de que las demandas de las sufragistas se hicieron ver en la lucha armada.
La visibilización de las mujeres en la norma ha sido progresiva, aunque no lineal y muchas veces obligada tras la reivindicación de nuestros derechos en el plano internacional. El reconocimiento de los derechos políticos de las mujeres representa uno de los avances más importantes, pues fue el parteaguas para promover nuestra participación en los asuntos públicos y, con ello, la exigencia de otros derechos en condiciones de igualdad y sin discriminación.
En 1953, se reconoció el derecho de las mujeres a votar y ser votadas en los procesos electorales federales, pues desde 1947 y hasta ese año solo podían participar en las elecciones municipales. De igual forma, hace 50 años, en 1974, la Constitución reconoció en su artículo 4° la igualdad jurídica entre el hombre y la mujer, estableciendo los mismos derechos y obligaciones.
A partir de las nuevas exigencias feministas y con la llegada del proyecto de nación de la Cuarta Transformación, esos dos preceptos constitucionales se han transformado. En el caso de los derechos político electorales, en 2019, el sistema de cuotas se transformó en paridad total en la integración de los poderes públicos de los tres niveles de gobierno; y 2024, la igualdad jurídica se convirtió en igualdad sustantiva.
Precisamente, la reforma constitucional aprobada este año para establecer la igualdad sustantiva en el acceso a derechos y oportunidades, fortalece el diseño normativo e institucional en materia de derechos de niñas, adolescentes y mujeres, que dará lugar a la implementación de políticas públicas para la erradicación de las violencias y las desigualdades estructurales de género.
Con esta misma reforma se reconoce el derecho de las mujeres a una vida libre de violencias, elevándose a rango constitucional las disposiciones de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia; la perspectiva de género en la actuación de las instituciones de seguridad pública, y la obligación de contar con fiscalías especializadas de investigación de delitos relacionados con violencia de género contra las mujeres.
También se fortalece el principio de paridad de género en los nombramientos de las personas titulares de la administración pública federal, estatal y municipal; y la prohibición de la brecha salarial por razones de género “a trabajo igual, salario igual”, otra demanda histórica en favor de la autonomía económica de las mujeres.
En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, conmemorado este 25 de noviembre, el compromiso del segundo piso de la Cuarta Transformación es lograr que todas las mujeres accedamos a los mismos derechos y oportunidades que los hombres, independientemente de nuestra condición social y económica, origen étnica o nacional, edad, preferencia e identidad sexual, discapacidad, estado civil o forma de pensar.
Para lograrlo, la presidenta Claudia Sheinbaum y la nueva Secretaría de las Mujeres serán nuestras aliadas. Así, cuando nos pregunten por qué es importante que las mujeres ocupemos la presidencia de la República y la representación en todos los espacios de toma de decisiones públicas, esta es la respuesta:
¡Porque merecemos vivir felices y con dignidad!
Post data: Mi reconocimiento a las servidoras y servidores públicos del Gobierno de Sonora, cuyo esfuerzo honesto y profesional contribuye todos los días a hacer de Sonora una tierra de oportunidades. Servir a mi estado desde esa trinchera ha sido una de las experiencias que más valoro en la vida; labor que, en la Cuarta Transformación, es humanismo y amor al pueblo.
Lorenia Valles
Senadora de la República