/ martes 3 de diciembre de 2024

Columna Invitada / México y Estados Unidos: una relación de fraternidad y prosperidad compartida

A México y Estados Unidos los vincula una historia común y compleja en sus procesos políticos, económicos, sociales y culturales. La buena vecindad ha sido el eje de una relación bilateral de dependencia mutua, trazada en los flujos migratorios por razones familiares, laborales o sociales; los intercambios comerciales y culturales, así como la solución de las problemáticas que afectan a uno y otro país.

De acuerdo con la Encuesta sobre la Comunidad Estadounidense de 2022 de la Oficina del Censo de Estados Unidos, cerca de 38.8 millones de personas residentes de ese país nacieron en México o declararon tener ascendencia u origen mexicano, es decir, aproximadamente 10% de su población, representando el principal país de origen de la inmigración reportada por ese país.

Asimismo, coinciden en sus procesos de independencia como Estados nacionales (Estados Unidos en 1783 y México en 1821), dando lugar a instituciones políticas con muchas similitudes, entre ellas, la instalación de regímenes presidenciales con una división de poderes que incluye dos cámaras legislativas y un tribunal judicial.

En materia económica, respectivamente, son los principales socios comerciales uno del otro. En este año, 83.1% de las exportaciones de nuestro país se han dirigido a aquel país, mientras que 40.5% de las importaciones provienen de Estados Unidos (Banco de México, 2024). Dicho sea de paso, en 2023, 3.01% de las compras internacionales provenientes de nuestro principal socio comercial tuvieron como destino el estado de Sonora (Secretaría de Economía, 2023).

La fuerza laboral de nuestras paisanas y paisanos es fundamental para el crecimiento de la economía tanto de Estados Unidos como de México. Recordemos el llamado “milagro económico mexicano”, que tuvo lugar entre las décadas de 1940 y 1970 con un crecimiento de la economía nacional de 5.0%, en parte, gracias a la migración legal hacia el vecino del norte a través del programa “Bracero”.

Actualmente, siete de cada 10 trabajadores agrícolas en Estados Unidos son mexicanos (SRE, 2024), cifra que cobra mayor importancia al saber que 10.4% del empleo total en Estados Unidos está en los sectores agrícola y alimentario, según el Departamento de Agricultura de EE. UU. La fuerza laboral mexicana en este país permitió el envío de 60,935 millones de dólares en remesas a México en 2023 y de 30,197 millones de dólares en el primer semestre de 2024, de acuerdo con el Banco de México.

En las últimas semanas, ante las declaraciones del presidente electo Donald Trump sobre la posibilidad de imponer aranceles de 25% a las exportaciones mexicanas si no se atiende la migración y el tráfico de fentanilo, la presidenta Claudia Sheinbaum ha insistido en la importancia de que prevalezca una relación de entendimiento, responsabilidad y colaboración, la cual debe reflejarse en la celebración de acuerdos en favor del crecimiento económico y el desarrollo de las naciones.

En la política internacional debe prevalecer la fraternidad, el diálogo y la visión de prosperidad compartida, mismas que han de reflejarse en los resultados de la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en 2026. La esencia de este tratado comercial es el libre flujo de las mercancías entre los países miembros, a fin de incentivar el crecimiento económico de la región, con empresas más fuertes y mayores fuentes de empleo, que impactan directamente en el bienestar social.

México tiene un Estado de derecho sólido y un gobierno con alta legitimidad, lo cual hace posible su estabilidad política y social, volviéndose atractivo para la relocalización de las empresas extranjeras (nearshoring). De 1999 al primer semestre de 2024, la inversión extranjera directa proveniente de Estados Unidos ha ascendido a 322,760 millones de dólares, siendo en el primer semestre de este año de 13,717 millones de dólares (Secretaría de Economía, 2024).

Así, como el principal bloque económico del mundo, es importante tener altura de miras y reconocer que la fraternidad ha impactado positivamente en la prosperidad compartida. Desde el Senado de la República, colaboraremos con la presidenta Claudia Sheinbaum y el gobernador Alfonso Durazo para defender la soberanía y los intereses de nuestro país en la revisión del T-MEC, protegiendo a las empresas mexicanas y procurando el bienestar de nuestras hermanas y hermanos migrantes que viven del otro lado de la frontera.

Lorenia Valles Sampedro

Senadora de la República

A México y Estados Unidos los vincula una historia común y compleja en sus procesos políticos, económicos, sociales y culturales. La buena vecindad ha sido el eje de una relación bilateral de dependencia mutua, trazada en los flujos migratorios por razones familiares, laborales o sociales; los intercambios comerciales y culturales, así como la solución de las problemáticas que afectan a uno y otro país.

De acuerdo con la Encuesta sobre la Comunidad Estadounidense de 2022 de la Oficina del Censo de Estados Unidos, cerca de 38.8 millones de personas residentes de ese país nacieron en México o declararon tener ascendencia u origen mexicano, es decir, aproximadamente 10% de su población, representando el principal país de origen de la inmigración reportada por ese país.

Asimismo, coinciden en sus procesos de independencia como Estados nacionales (Estados Unidos en 1783 y México en 1821), dando lugar a instituciones políticas con muchas similitudes, entre ellas, la instalación de regímenes presidenciales con una división de poderes que incluye dos cámaras legislativas y un tribunal judicial.

En materia económica, respectivamente, son los principales socios comerciales uno del otro. En este año, 83.1% de las exportaciones de nuestro país se han dirigido a aquel país, mientras que 40.5% de las importaciones provienen de Estados Unidos (Banco de México, 2024). Dicho sea de paso, en 2023, 3.01% de las compras internacionales provenientes de nuestro principal socio comercial tuvieron como destino el estado de Sonora (Secretaría de Economía, 2023).

La fuerza laboral de nuestras paisanas y paisanos es fundamental para el crecimiento de la economía tanto de Estados Unidos como de México. Recordemos el llamado “milagro económico mexicano”, que tuvo lugar entre las décadas de 1940 y 1970 con un crecimiento de la economía nacional de 5.0%, en parte, gracias a la migración legal hacia el vecino del norte a través del programa “Bracero”.

Actualmente, siete de cada 10 trabajadores agrícolas en Estados Unidos son mexicanos (SRE, 2024), cifra que cobra mayor importancia al saber que 10.4% del empleo total en Estados Unidos está en los sectores agrícola y alimentario, según el Departamento de Agricultura de EE. UU. La fuerza laboral mexicana en este país permitió el envío de 60,935 millones de dólares en remesas a México en 2023 y de 30,197 millones de dólares en el primer semestre de 2024, de acuerdo con el Banco de México.

En las últimas semanas, ante las declaraciones del presidente electo Donald Trump sobre la posibilidad de imponer aranceles de 25% a las exportaciones mexicanas si no se atiende la migración y el tráfico de fentanilo, la presidenta Claudia Sheinbaum ha insistido en la importancia de que prevalezca una relación de entendimiento, responsabilidad y colaboración, la cual debe reflejarse en la celebración de acuerdos en favor del crecimiento económico y el desarrollo de las naciones.

En la política internacional debe prevalecer la fraternidad, el diálogo y la visión de prosperidad compartida, mismas que han de reflejarse en los resultados de la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en 2026. La esencia de este tratado comercial es el libre flujo de las mercancías entre los países miembros, a fin de incentivar el crecimiento económico de la región, con empresas más fuertes y mayores fuentes de empleo, que impactan directamente en el bienestar social.

México tiene un Estado de derecho sólido y un gobierno con alta legitimidad, lo cual hace posible su estabilidad política y social, volviéndose atractivo para la relocalización de las empresas extranjeras (nearshoring). De 1999 al primer semestre de 2024, la inversión extranjera directa proveniente de Estados Unidos ha ascendido a 322,760 millones de dólares, siendo en el primer semestre de este año de 13,717 millones de dólares (Secretaría de Economía, 2024).

Así, como el principal bloque económico del mundo, es importante tener altura de miras y reconocer que la fraternidad ha impactado positivamente en la prosperidad compartida. Desde el Senado de la República, colaboraremos con la presidenta Claudia Sheinbaum y el gobernador Alfonso Durazo para defender la soberanía y los intereses de nuestro país en la revisión del T-MEC, protegiendo a las empresas mexicanas y procurando el bienestar de nuestras hermanas y hermanos migrantes que viven del otro lado de la frontera.

Lorenia Valles Sampedro

Senadora de la República

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