Durante los años de formación del movimiento de regeneración nacional -primero como movimiento social y después como partido movimiento-, Andrés Manuel López Obrador manifestó públicamente la urgencia de crear un nuevo régimen político, el cual, con la llegada del gobierno de la Cuarta Transformación, se reflejó en el cambio de las instituciones políticas de nuestro país.
La corrupción, que durante los gobiernos panistas y priistas se hizo ver como cultural, aunada al distanciamiento de las autoridades de los intereses del pueblo y de la nación, obligó a la transformación profunda de las reglas del juego del sistema político mexicano, comenzando por diferentes reformas a la Constitución federal, así como la implementación de políticas públicas acordes con las realidades sociales.
La reciente reforma constitucional al Poder Judicial es parte de este paradigma de cambio verdadero y representa uno de los avances más importantes de nuestra democracia, quizá desde la conformación de México como nación independiente en 1824. Su valor sustantivo radica en lo establecido en el artículo 96 de la Constitución, referente a la elección de juezas y jueces, magistradas y magistrados, ministras y ministros de manera libre, directa y secreta por la ciudadanía.
El principal problema del sistema de justicia mexicano es que la gente no confía en las autoridades judiciales. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2024, seis de cada 10 personas mayores de 18 años estima que los juzgadores son corruptos, mientras que solo una de cada 10 personas considera efectivo el trabajo de los jueces.
A pesar de la desconfianza ciudadana, un grupo de ministras y ministros intentó desconocer la reforma constitucional publicada el 15 de septiembre en el Diario Oficial de la Federación, misma que, además de la elección por voto popular, incorpora que las remuneraciones de los servidores públicos del Poder Judicial no podrán ser superiores a la del presidente de la República.
Y no solo eso, previamente utilizaron despóticamente recursos como el juicio de amparo y la acción de inconstitucionalidad para frenar la reforma para que ningún funcionario público gane más que el presidente de la República, la reforma en materia político electoral y la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica; desdiciendo la representación política que encarnan la Cámara de Diputados, el Senado de la República y las legislaturas de las entidades federativas.
¿En qué democracia vale más el voto de 11 ministras y ministros, que el de 36 millones de ciudadanas y ciudadanos libres? Cada diputada, diputado, senadora y senador que votamos a favor de la reforma al Poder Judicial fuimos electos democráticamente por el pueblo y, por lo tanto, contamos con la legitimidad para hacer valer la voluntad del pueblo de México.
En Bolivia se eligen por voto popular únicamente las altas cortes, como el Tribunal Supremo de Justicia. En España, Estados Unidos, Japón y Suiza –una de las democracias más avanzadas en mecanismos de participación- hay jueces locales que también se eligen por voto popular. México será el primer país en el mundo que elegirá a todas sus autoridades judiciales por voto popular.
Reformamos la Constitución para recuperar su esencia revolucionaria, que no es otra cosa que la lucha por la dignidad, la igualdad y la justicia social.
Así, este domingo nos reunimos en la plaza Emiliana de Zubeldía de Hermosillo para celebrar el triunfo popular; celebramos que, al ser el pueblo quien elija a las autoridades judiciales, será el pueblo quien imparta justicia. ¡Ningún poder por encima de la Constitución! ¡Ningún poder por encima del pueblo!
Posdata: Este 12 de noviembre se celebra el Día Nacional del Libro para promover el hábito de la lectura. Uno de los 100 compromisos de la presidenta Claudia Sheinbaum es hacer de México una “República de Lectores”, a través del fomento a la lectura y la oralidad, con apoyo del Fondo de Cultura Económico dirigido por Paco Ignacio Taibo II, quien, por cierto, estuvo de visita el fin de semana en nuestra ciudad en el marco de la Feria del Libro Sonora 2024.
Lorenia Valles Sampedro
Senadora de la República