Norte: Punto cardinal situado al frente de un observador a cuya derecha está el este. ¡Qué definición tan escueta!
Guía, punto de referencia. ¿Para qué o para quién?
Meta, objetivo. Esto ya me suena más conocido.
Yo agarré Norte hace 18 años. No me fui muy lejos. Manejé una hora hasta Nogales, después crucé la frontera. Acá me quedé. Miento. Voy y vengo. Es irónico, pero incluso cuando vuelvo a casa (la otra, la primera, la de mi mamá) viajo al sur, pero voy al Norte. Confuso. Vivo en esa zona fronteriza de los contrastes, los de la pobreza y los del privilegio. Esa es mi escala de grises.
Entre migrantes nos reconocemos, pero solo cuando somos conscientes de la condición que nos da mudarnos de piel. Dejamos, a medias, de ser de dónde éramos, pero tampoco somos de donde estamos. Es una dualidad bastante complicada. Eso no les pasa a los que viajan como turistas, aunque se establezcan en una tierra que no es suya permanentemente. No se ven a sí mismos como migrantes, se ven como ciudadanos de un mundo que les pertenece.
Sur: Punto cardinal situado a la espalda de un observador a cuya derecha está el este. En el diccionario no hay tantos significados para este lugar tan particular al que migran muchos de los privilegiados que conozco solo por el placer de hacerlo.
La necesidad nos obliga a buscar Norte; pero al Sur, ahí van los que pueden y quieren. Al Norte se va a buscar trabajo, seguridad y abundancia, ahí se llega huyendo de algo y con ganas de todo. Al Sur de va a explorar, de paseo, con ganas de reconquistar. Si lo ponemos en contextos extremos: El Norte “se invade” y el Sur “se gentrifica”.
Gentrificación: Proceso de renovación de una zona urbana, generalmente popular o deteriorada, que implica el desplazamiento de su población original por parte de otra de un mayor poder adquisitivo.
Por eso no sorprende ver a tantos estadounidenses y europeos viviendo en La Condesa o Coyoacán, abarrotando los cafés de la Roma o las tiendas de Polanco. Viajaron al sur, porque les rinde todo más: el dinero y la vida.
Invasión: Irrumpir, entrar a la fuerza. Ocupar anormal o irregularmente un lugar.
Esos lugares de los que se fueron los primeros se han ido llenando de migrantes que no lucen como ellos. Esos, los centroamericanos y sudamericanos que intentan alcanzar el Norte del Tío Sam, dicen que se están apoderando a la fuerza de territorios que no les pertenecen. No se equivoquen. Hacen exactamente lo mismo que los otros, pero sin dinero y apenas con vida. ¿Por qué, entonces, nos pesa tanto que busquen arriba lo que les fue negado o arrebatado?
Cruzamos líneas y ellas nos cruzan. Burlamos fronteras y ellas nos burlan. Volteamos puntos cardinales, ¿o ellos nos giran a nosotros? ¿A dónde apunta el Norte? Los puntos cardinales son más que una dirección, son también una cuestión de identidades, privilegios y deudas históricas por saldar.
Maritza L. Félix es una periodista, productora y escritora independiente galardonada con múltiples premios por sus trabajos de investigación periodística. Es la fundadora de Conecta Arizona, la productora del podcast Cruzando Líneas y la coproductora y copresentadora de Comadres al Aire. Es becaria Senior programa JSK Community Impact de Stanford, The Carter Center, EWA, Fi2W, Listening Post Collective, Poynter y el programa de liderazgo e innovación en periodismo de CUNY, entre otros.
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