/ miércoles 1 de noviembre de 2023

Democracia y debate | Buitres

Todos con pánico, todos muertos de miedo, todos contra la pared, todos acobardados, todos sin moverse, todos paralizados.

El miedo tiene dos efectos, uno te hace correr, te hace escapar, te hace esconderte, otro efecto es el paralizarte, quedarte inmóvil, congelado.

Es lo segundo, quedar petrificado lo que está ocurriendo en todos los actores políticos mexicanos sean del partido que sean, del color que fueren, o de la organización política o social que sea.

Todos le tienen miedo al Presidente y no les falta razón, si hacen lo que sea el presidente López Obrador, les señala que lo han hecho por corruptos, si no hacen el presidente López Obrador, les señalará que no lo han hecho por corruptos y el efecto será demoledor, la carrera política se habrá terminado, los círculos empresariales se cierran.

Basta una palabra del Presidente, para que todo se abra o todo se cierre, así que los actores se paralizan, no se mueven, están muertos de miedo.

Se entiende, pero considero que al quedarse inmóviles muerden el anzuelo y juegan el juego que les marcan.

Me explico, en el caso que hoy toca, para apoyar a Acapulco, en este caso, si el que esto escribe fuera un actor político importante, de forma automática me dirigiría al puerto a sumar con el supuesto liderazgo que tengo a sumar ayudas, a organizar, a trabajar en el desastre.

Movería mi domicilio de forma temporal al centro del conflicto para desde ese momento entregarme 24/7 por un periodo de tiempo importante a la reconstrucción, no me importaría lo que diga AMLO de lo que estoy haciendo, buscaría hacer lo que mi supuesto amor por la política me obliga, trabajar para y por los demás.

Si fuera un actor político fundamental, sin importar las palabras del Presidente, me trasladaría donde los mexicanos más me necesitan.

Más palomas que buitres.