Para garantizar los derechos de todos los ciudadanos se requiere un marco jurídico, hacen falta normas que regulen la vida en sociedad, ese marco que rodea a la convivencia social en determinada forma de organización en un país se le denomina Estado de Derecho.

Sin ese marco, sin esas normas quedamos a la deriva, a merced de los tiranos, de los delincuentes, del más fuerte, se vuelve nuestra sociedad primitiva y socialmente inviable.

Los seres humanos necesitamos reglas, límites, normas, nos hace falta una carta que nos permita conocer a todos lo que podemos y no podemos hacer, hace falta que se nos diga hasta dónde podemos llegar, que nos es permitido y que nos es prohibido.

Para poder ejecutar este marco normativo y consolidar el Estado de Derecho hace falta quien lo aplique, esos, los que lo aplican son los miembros del Poder Judicial.

Un Juez es el que va a determinar de quién es el terreno en disputa, a quien corresponde el cuidado de los hijos, un juez es el que determina basado en la ley cuántos años debe de permanecer encarcelado el que mató a su padre, a su hermano, a su vecino; Son los juzgadores los que conocen las normas, las leyes y las ejecutan, señalando castigos, imponiendo penas.

Recientemente la presidenta de México ha declarado públicamente que no acatara la orden de una juez.

Lo que acabo de escribir en apenas dos líneas, es muy grave. Significa que podemos no obedecer las sentencias de los jueces. Entonces si un juez dicta prisión a un asesino, este puedo simplemente no obedecer, si un juez señala que la patria potestad de los hijos corresponde a la madre, el padre puede no obedecer, si un juez ordena a unos ladrones regresar el auto robado, estos pueden no obedecer.

Lo ocurrido desde la mañanera, puede además permear en los ejecutivos estatales y estos no hacer caso de lo que los jueces les ordenen.

Entonces estamos ante la ley del más fuerte, no ante un Estado de Derecho.