Millones de personas han tenido los ojos puestos en los funerales de la reina Isabel II, desde que el tono discreto que, como susurro profundo y provocador tocó al mundo entero, en razón de su delicado estado de salud, seguido esto de la movilización de sus hijos y nietos a su encuentro, hasta los funerales reales, transmitidos en vivo por múltiples plataformas.
¿Por qué nos encanta la realeza?, a ver, antes de que alguien levante la voz, debo recordar que las democracias más sólidas del mundo son monarquías constitucionales, eso, por un lado, por otro lado, no olvidemos que al menos en México tenemos un origen imperial. No me vean con ojos de extrañamiento, por un lado, el imperio azteca y por otros muchos lados, los diferentes órdenes sociales que los pueblos originarios que todavía en nuestros días, tienen regímenes verticales, algunos incluso muy cuestionados y amparados por los usos y costumbres.
Tampoco olvidemos que fuimos conquistados en su momento por otro imperio y fuimos sometidos a otra corona, no contentos con eso nos dimos un imperio con Iturbide y otro con Maximiliano.
Dicho lo anterior, no es de extrañar que nos llame tanto la atención lo que sucede, ha sucedido y seguirá sucediendo en lo relacionado con la realeza y muy en particular con la inglesa.
Pero esto lo escribo por una razón, considero que una de las políticas de comunicación más exitosas en los últimos años son por un lado la del Vaticano y por otro lado la de la corona inglesa. A las pruebas me remito, la contención de escándalos tanto de un lado como de otro, lo atractivo de sus figuras, de sus rituales, se sus procesos, ponen los ojos del mundo entero fijos en lo que ocurre.
Nuevamente es la comunicación y la buena forma de usarla, lo que nos demuestra que no solo de pan y de coronas vive el hombre y la mujer, también de una buena y muy rica industria que tiene que ver con lo que tanto nos gusta y nos atrae y que tiene que ver con los rituales.
Se fue una reina y llegó un rey, pero quedan los herederos y todas las historias que nos darán, unas relevantes y otras no tanto, pero los millones de dólares, euros o libras seguirán corriendo, porque la comunicación, es también economía.
Y finalmente me pregunto, el agente 007 ¿al servicio de quién estará ahora?