Mi querido doctor Sixto Moya me compartió el domingo pasado un artículo sobre los cubanos, todo lo que texto dice es verdad, habla de cómo se integran a otras culturas, cómo destacan, cómo comparten, como contagian alegría, ritmo y felicidad, cómo se convierten donde sea que se encuentren en referencia en el tema que desarrollen. En fin, un artículo lleno de verdades, sobre lo que hace a los cubanos personas extraordinarias.
Tratando de investigar un poco más sobre el texto, encontré algunas cosas que no me cuadraban, por lo que he decidido en lugar de buscar, señalar mi propia experiencia con estas bellas personas.
En primer lugar, tengo que dejar claro, que quien no tenga la suerte de tener a una cubana, a un cubano cerca, se está perdiendo de mucho, estoy convencido de que, sin ellos, falta a las charlas profundidad, las fiestas no son tan divertidas, la música no es tan alegre, el baile no es tan cadencioso y la comida no sabe igual.
Todo inicia con esa voz que parece que canta, ese saludo que ya es de amigo, esa confianza que nos toma por sorpresa, “yo te doy el 100% de mi amistad, ya tú le vas quitando lo que quieras”, así, de entrada, sin reservas, va todo. Ojo esa promesa del 100% se va reforzando con acciones y hechos entre divertidos y generosos.
De repente sin darte cuenta ya estás comiendo su comida, ya consideras que la “malanga” es necesaria para tu dieta diaria, los plátanos fritos son ya indispensables, qué decir de los postres, el café y en casos afortunados los habanos que se vuelven cotidianos.
Pero eso no es todo, entra un cubano, una cubana a tu entorno y vienen muchos detrás, porque ellos son generosos y se mueven en grupo, viene la esposa, vienen la hija, vienen los primos, los tíos, los amigos, sin darte cuenta ya tu fiesta de cumpleaños es una fiesta con música y bailes cubanos.
De pronto te das cuenta que ya te gustan los boleros, que la música la disfrutas más, que ya no te da pena bailar y que, aunque cantas mal, lo haces en compañía de tu nueva familia cubana.
Pero la historia no termina, puedes cruzar el océano y del otro lado del mismo, en otro continente, el cual visitas con tu nueva familia cubana, vas al encuentro de más cubanos, esos cubanos que en Europa, son los mismos que en América, la inteligencia, la alegría, el baile, el pensamiento y sentido común. Ahora ya tienes familia también en otro continente y recibes el año nuevo entre cantos, bailes y comida cubana.
En fin, la vida no es la misma sin cubanos, la vida es notoriamente mejor si tienes la fortuna de que sean ellos, ellas, parte de tu familia.
Doctor Sixto, señora Tere y Laura, más todos los que suman y que afortunadamente son muchos. Gracias por ser familia, gracias por ser cubanos.