/ lunes 11 de noviembre de 2024

Democracia y Debate / Masacres

6 muertos, 9 muertos, 17 muertos, parece que los números ya no nos sorprenden, desde hace muchos años en México, los anuncios de personas asesinadas ya no nos sorprenden, no nos conmueven, no nos alteran, son cómo números que pasan frente a nuestros ojos y nuestra razón no intenta procesar, lo deja de lado, lo convierte en parte del paisaje.

La falta de capacidad de alerta, de asombro, este aplanamiento emocional que estamos padeciendo los mexicanos ante los crímenes que ocurren en nuestro territorio considero no es adecuado.

Se nos obligó durante el sexenio pasado, mediante un sometimiento ideológico y discursivo a voltear a otro lado, asumiendo que la estrategia de seguridad estaba funcionando, dejando pasar, dejando hacer a los criminales, cerrando los ojos ante las masacres.

Se terminaron las masacres declaró López Obrador en su mandato, y como corderos se aceptó mayoritariamente, como sumisos borregos pocos se atrevieron a señalar la realidad, estos lo que lo hacían eran y siguen siendo atacados por activistas ideologizados que no ven que los crímenes se siguen sumando por miles en nuestro bello y lastimado país.

10 personas fueron asesinadas en Querétaro este fin de semana, y la indiferencia, el acostumbrarnos a esta crueldad no nos permite reaccionar y exigir seguridad y acciones contundentes para controlar a los criminales.

La realidad es tan dolorosa como indiferente para muchos, la estrategia de seguridad de AMLO fracaso, se ha pagado con miles de personas asesinadas, en este inicio de sexenio con Claudia las cosas no están cambiando, es pronto, es verdad, pero las víctimas se siguen acumulando y las declaraciones son de continuidad.

Debemos sorprendernos ante los muertos, debemos reclamar ante la falta de seguridad, cada día esta realidad está más y más cerca de nuestro entorno, que la indiferencia no nos haga ciegos ante el dolor que sufre nuestro país ante las masacres que lamentablemente no se han terminado.

La seguridad no llega por decreto, llega por acción y convicción.

6 muertos, 9 muertos, 17 muertos, parece que los números ya no nos sorprenden, desde hace muchos años en México, los anuncios de personas asesinadas ya no nos sorprenden, no nos conmueven, no nos alteran, son cómo números que pasan frente a nuestros ojos y nuestra razón no intenta procesar, lo deja de lado, lo convierte en parte del paisaje.

La falta de capacidad de alerta, de asombro, este aplanamiento emocional que estamos padeciendo los mexicanos ante los crímenes que ocurren en nuestro territorio considero no es adecuado.

Se nos obligó durante el sexenio pasado, mediante un sometimiento ideológico y discursivo a voltear a otro lado, asumiendo que la estrategia de seguridad estaba funcionando, dejando pasar, dejando hacer a los criminales, cerrando los ojos ante las masacres.

Se terminaron las masacres declaró López Obrador en su mandato, y como corderos se aceptó mayoritariamente, como sumisos borregos pocos se atrevieron a señalar la realidad, estos lo que lo hacían eran y siguen siendo atacados por activistas ideologizados que no ven que los crímenes se siguen sumando por miles en nuestro bello y lastimado país.

10 personas fueron asesinadas en Querétaro este fin de semana, y la indiferencia, el acostumbrarnos a esta crueldad no nos permite reaccionar y exigir seguridad y acciones contundentes para controlar a los criminales.

La realidad es tan dolorosa como indiferente para muchos, la estrategia de seguridad de AMLO fracaso, se ha pagado con miles de personas asesinadas, en este inicio de sexenio con Claudia las cosas no están cambiando, es pronto, es verdad, pero las víctimas se siguen acumulando y las declaraciones son de continuidad.

Debemos sorprendernos ante los muertos, debemos reclamar ante la falta de seguridad, cada día esta realidad está más y más cerca de nuestro entorno, que la indiferencia no nos haga ciegos ante el dolor que sufre nuestro país ante las masacres que lamentablemente no se han terminado.

La seguridad no llega por decreto, llega por acción y convicción.