Nadie le renuncia al Presidente, que es el que más trabaja, el que más madruga, el que más ha luchado, el que busca los ideales más altos para la nación, el que es pueblo, patria, él que ha sacrificado todo por México, no puede pedir menos que lo que él hace a sus colaboradores. Fuera máscaras, definiciones, sacrificio, transformación.
Renunciar, es una forma de traicionarlo, no importa lo hecho antes, no importa la historia personal, no importa el sacrificio, no importa el desvelo, si renuncias, eres de los otros, ya no eres de los nuestros, fuiste débil, fuiste carne, fuiste neoliberal, fuiste corrupto, no soportaste los sacrificios que la transformación exigía. No mereces nada, menos un abrazo.
Fue Maquío, papá de Tatiana, uno de los hombres que devolvió la ilusión política a miles, millones de mexicanos, fue su campaña por la Presidencia, un baño de esperanza, se podía pensar diferente, se podía ser diferente, era posible decir y hacer cosas distintas.
Manuel Clouthier fue un hombre que llenó las calles de gritos, de porras, de esperanza. Ahora Tatiana, su hija se pasa a la porra, eso dice ella.
La política es cruel, es despiadada, la factura por estar cerca del poder, por luchar por el poder cobra facturas muy elevadas, se cobra el ejercicio de la política con la salud, con la familia, con las amistades y nada agradece, nada aplaude, el sueño se termina y la soledad aparece.
Tatiana Clouthier fue la coordinadora de campaña de Andrés Manuel, fue hasta hace unos días la secretaria de Economía y se ha cansado, ya no puede más, ha renunciado, lo hace en privado y también en público, de frente, con el Presidente escuchando, se le quiebra la voz, renuncia, pero sigue en la porra, se da vuelta, lo quiere abrazar, él no lo permite.
Nadie le renuncia al Presidente.