/ domingo 24 de noviembre de 2024

Domingo de Reflexión / Solemnidad

NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO

“Pilato le dijo: ¿Conque tú eres rey? Jesús le contestó: Tú lo has dicho. Soy rey”.

Daniel 7,13-14

Apocalipsis 1,5-8

Juan 18,33-37

Este domingo, como cada año, la Iglesia culmina la celebración de los diversos misterios de la vida de nuestro Señor Jesucristo; misterios que van desde su Encarnación y Nacimiento, hasta su gloriosa Ascensión, Pentecostés y la expectativa de su dichosa Venida, al final de los tiempos. A este ciclo completo le llamamos Año Litúrgico, el cual se cierra con esta Solemnidad de Cristo Rey.


Dentro de este gran marco celebrativo, con el significado propio del título “Jesucristo, Rey del Universo”, las lecturas bíblicas de este domingo nos ofrecen algunos aspectos interesantes. Resaltan, por ejemplo: el reino, la grandeza y el poder eterno del hijo del hombre que el profeta Daniel nos describe en la primera lectura; el reino sacerdotal de Jesucristo y todos los títulos que san Juan en la segunda lectura le da a Jesús: “el testigo fiel”, “el primogénito de entre los muertos”, “el soberano de los reyes de la tierra”, “el Alfa y la Omega”, “el que es, el que era y el que ha de venir”, “el Todopoderoso”; títulos que ciertamente expresan la gloria y el poder eterno del reinado de Jesucristo.

El evangelio, por otra parte, nos presenta a Jesús como rey: “Tú lo has dicho. Soy rey”, le responde el Señor a Pilato. Lo curioso es que es rey no al estilo humano, como los reyes de la tierra que poseen palacios lujosos y abundantes bienes materiales, ejércitos y armamentos, y que se distinguen por su prepotencia y triunfalismo, muchas veces desplegando a su alrededor muerte, injusticia, odio y mentira. Jesús es rey, pero es un rey que se entrega y muere por los suyos, un rey pobre y humilde, un rey amante de la paz, la vida, la justicia, el amor y la verdad.

Ahora bien, su reino y quienes forman parte del mismo, poseen sus mismas cualidades. El prefacio de la Misa de esta Solemnidad dice a la letra: “y sometiendo a su poder la creación entera, entregará a tu majestad infinita un Reino eterno y universal: Reino de la verdad y de la vida, Reino de la santidad y de la gracia, Reino de la justicia, del amor y de la paz”. ¡Qué gran tarea y responsabilidad tenemos en la vida cristiana! Como miembros de la Iglesia, como discípulos de Jesús, debemos esforzarnos, día con día, para pertenecer al Reino que él vino a establecer entre nosotros. Solo perteneciendo a su Reino podremos ser verdaderos misioneros suyos, propagadores de sus valores en todo el mundo.

Al profesar este domingo nuestra fe, no pasemos por alto esa pequeña parte del credo que dice: “y su reino no tendrá fin”. Pidamos también a Jesús: que él reine en nuestro corazón, que él sea, de verdad, nuestro Rey y Señor. Amén.

¡Que tengan un excelente domingo!

+ Ruy Rendón Leal

Arzobispo de Hermosillo

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