/ viernes 21 de junio de 2024

El Colegio de Sonora | La primera Presidente: Proyecto propio

Mtro. Miguel Ángel Grijalva Villa, egresado del programa de la promoción VIII de doctorado en ciencias sociales, 2020-2023. Línea Nuevas Movilidades: Migración y Ecosistemas de Innovación Transfronterizos.

El pasado 2 de junio, con una mayoría abrumadora, Claudia Sheinbaum ganó las elecciones presidenciales con una victoria contundente, convirtiéndose en la Ejecutiva más poderosa del siglo XXI, incluso más que el mismo AMLO. La virtual presidente tendría, en el peor de los escenarios (esto quiere decir que aún podría tener más legisladores), 346 diputados de 500 y 76 senadores de 128, además del control de 27 legislaturas locales y 24 de 32 gubernaturas.

Esto quiere decir que la presidente virtual puede considerarse aún más fuerte políticamente hablando que el mismo presidente saliente por una sola razón: Morena posee más gobernadores, diputados y senadores que en 2018 y 2021. Aunado a eso, la llamada "oposición" ha tocado un fondo del cual parece no podrá salir. Las marcas fuertemente desprestigiadas del PRI y el PAN están al borde de desaparecer, sin mencionar que el PRD perdió el registro. La ausencia de una narrativa por parte de los opositores que despierte el interés del electorado agrava su problema. Sus únicos votantes son aquellos que están en desacuerdo con la actual administración, es decir, no están sumando nuevos votos; al contrario, en comparación con las últimas elecciones presidenciales, estos partidos perdieron aproximadamente entre 5 a 6 millones de votantes. La estocada final es que estos partidos gobiernan menos estados, por lo tanto, no tienen gobiernos para presumir logros políticos.

Esto ha llevado a pensar a muchos opinadores y estudiosos (como un servidor) cuánto de continuidad real habrá en el gobierno de la presidente virtual. Si bien ella siempre se ha autodeclarado de izquierda, la verdad es que en esta ala política existen múltiples izquierdas. En esta dirección, todo parece indicar que Claudia Sheinbaum se inclina más por una socialdemocracia europea ecologista y de visión global, que por un nacionalismo como el del presidente saliente. ¿En qué puede resultar esto? En un sexenio que continúe con el proyecto de Dos Bocas con el único objetivo de mantener tranquilo al presidente saliente, pero que conforme pasen los años tome un giro cada vez más contundente hacia el tema de las energías verdes.

Es aquí cuando, más que un segundo piso de la llamada 4T, se desarrollará un acomodo de la presidente virtual con los grandes capitales ecologistas y con visión social (si es que eso existe). Muestra de ello fue la reunión que Sheinbaum sostuvo con Larry Fink, presidente del grupo de inversionistas más grande del mundo, BlackRock. De cumplirse este escenario, el principal opositor al gobierno de Sheinbaum no será otro que el mismo AMLO, quien ya ha hecho declaraciones sobre que debe ser llamado a "participar" en la nueva administración, algo así como un presidente en la sombra.

Esta declaración ya crea todo un parteaguas en la política presidencialista de este país. Tradicionalmente, una vez pasadas las elecciones, el presidente saliente por motivación propia empezaba a perder notoriedad, dando a entender que el nuevo líder político de la nación es el presidente electo, en este caso, Claudia Sheinbaum. Ahora, muy por el contrario, en esta transición se ha visto a AMLO intentar seguir guardando notoriedad en la escena política, aun incluso cuando deje de ser el Ejecutivo. Con sus declaraciones (que las hará), buscará mover la intención de voto de los legisladores del partido que él formó. ¿En qué puede acabar esto? En un vacío de poder. ¿Con quién deben hacerse los acuerdos políticos, de inversión o de tratados en materia de comercio? Esa es la duda presente de los inversionistas y agentes políticos internacionales, y la prueba de estas ascuas han sido las sacudidas que tuvieron la bolsa de valores en México y el tipo de cambio referente al dólar.

Es aquí cuando, por más acercamiento que tenga entre AMLO y Claudia Sheinbaum, la virtual presidente debe imponer su propio proyecto político. De ser así, en los primeros años de su gobierno veremos por la puerta de enfrente la continuidad de los proyectos presidenciales actuales, sólo para mantener tranquilo al “tigre”, mientras que, por la puerta de atrás, los capitales globalistas y ecologistas entrarán a nuestro país disimuladamente. De ocurrir esto, posiblemente el principal opositor de la presidente sea el mismo que le pasó el bastón de mando.

Miguel Angel Grijalva Villa
Licenciado en Negocios y Comercio Internacional
Maestro en Integración Económica por la Universidad de Sonora
Candidato a Doctor en Ciencias Sociales por el Colegio de Sonora, con especialidad en Cadenas Globales de Valor
Actualmente: Profesor económico-administrativas en diversas universidades


Mtro. Miguel Ángel Grijalva Villa, egresado del programa de la promoción VIII de doctorado en ciencias sociales, 2020-2023. Línea Nuevas Movilidades: Migración y Ecosistemas de Innovación Transfronterizos.

El pasado 2 de junio, con una mayoría abrumadora, Claudia Sheinbaum ganó las elecciones presidenciales con una victoria contundente, convirtiéndose en la Ejecutiva más poderosa del siglo XXI, incluso más que el mismo AMLO. La virtual presidente tendría, en el peor de los escenarios (esto quiere decir que aún podría tener más legisladores), 346 diputados de 500 y 76 senadores de 128, además del control de 27 legislaturas locales y 24 de 32 gubernaturas.

Esto quiere decir que la presidente virtual puede considerarse aún más fuerte políticamente hablando que el mismo presidente saliente por una sola razón: Morena posee más gobernadores, diputados y senadores que en 2018 y 2021. Aunado a eso, la llamada "oposición" ha tocado un fondo del cual parece no podrá salir. Las marcas fuertemente desprestigiadas del PRI y el PAN están al borde de desaparecer, sin mencionar que el PRD perdió el registro. La ausencia de una narrativa por parte de los opositores que despierte el interés del electorado agrava su problema. Sus únicos votantes son aquellos que están en desacuerdo con la actual administración, es decir, no están sumando nuevos votos; al contrario, en comparación con las últimas elecciones presidenciales, estos partidos perdieron aproximadamente entre 5 a 6 millones de votantes. La estocada final es que estos partidos gobiernan menos estados, por lo tanto, no tienen gobiernos para presumir logros políticos.

Esto ha llevado a pensar a muchos opinadores y estudiosos (como un servidor) cuánto de continuidad real habrá en el gobierno de la presidente virtual. Si bien ella siempre se ha autodeclarado de izquierda, la verdad es que en esta ala política existen múltiples izquierdas. En esta dirección, todo parece indicar que Claudia Sheinbaum se inclina más por una socialdemocracia europea ecologista y de visión global, que por un nacionalismo como el del presidente saliente. ¿En qué puede resultar esto? En un sexenio que continúe con el proyecto de Dos Bocas con el único objetivo de mantener tranquilo al presidente saliente, pero que conforme pasen los años tome un giro cada vez más contundente hacia el tema de las energías verdes.

Es aquí cuando, más que un segundo piso de la llamada 4T, se desarrollará un acomodo de la presidente virtual con los grandes capitales ecologistas y con visión social (si es que eso existe). Muestra de ello fue la reunión que Sheinbaum sostuvo con Larry Fink, presidente del grupo de inversionistas más grande del mundo, BlackRock. De cumplirse este escenario, el principal opositor al gobierno de Sheinbaum no será otro que el mismo AMLO, quien ya ha hecho declaraciones sobre que debe ser llamado a "participar" en la nueva administración, algo así como un presidente en la sombra.

Esta declaración ya crea todo un parteaguas en la política presidencialista de este país. Tradicionalmente, una vez pasadas las elecciones, el presidente saliente por motivación propia empezaba a perder notoriedad, dando a entender que el nuevo líder político de la nación es el presidente electo, en este caso, Claudia Sheinbaum. Ahora, muy por el contrario, en esta transición se ha visto a AMLO intentar seguir guardando notoriedad en la escena política, aun incluso cuando deje de ser el Ejecutivo. Con sus declaraciones (que las hará), buscará mover la intención de voto de los legisladores del partido que él formó. ¿En qué puede acabar esto? En un vacío de poder. ¿Con quién deben hacerse los acuerdos políticos, de inversión o de tratados en materia de comercio? Esa es la duda presente de los inversionistas y agentes políticos internacionales, y la prueba de estas ascuas han sido las sacudidas que tuvieron la bolsa de valores en México y el tipo de cambio referente al dólar.

Es aquí cuando, por más acercamiento que tenga entre AMLO y Claudia Sheinbaum, la virtual presidente debe imponer su propio proyecto político. De ser así, en los primeros años de su gobierno veremos por la puerta de enfrente la continuidad de los proyectos presidenciales actuales, sólo para mantener tranquilo al “tigre”, mientras que, por la puerta de atrás, los capitales globalistas y ecologistas entrarán a nuestro país disimuladamente. De ocurrir esto, posiblemente el principal opositor de la presidente sea el mismo que le pasó el bastón de mando.

Miguel Angel Grijalva Villa
Licenciado en Negocios y Comercio Internacional
Maestro en Integración Económica por la Universidad de Sonora
Candidato a Doctor en Ciencias Sociales por el Colegio de Sonora, con especialidad en Cadenas Globales de Valor
Actualmente: Profesor económico-administrativas en diversas universidades