Durante los últimos meses, hemos visto, vivido y experimentado infinidad de sucesos y acontecimientos de lo más disímiles. Se sintiera como si estuviéramos siendo arrastrados a un nuevo mundo donde ya no existe la razón, lo correcto y el sentido común. Lo alarmante es que sentimos eso, porque es lo que está sucediendo.
Ya transitamos como sociedad, comunidad e individuos de un reino donde las cosas tenían sentido, a otro donde lo más normal es lo inesperado. Y estos cambios no son del todo recientes, algunos podrán decir que esto ha estado en marcha durante años. Pero últimamente, este proceso se ha acelerado.
El mundo que la mayoría de nosotros conocíamos desde que nacíamos, uno lleno de instituciones, Estado de Derecho, compromiso, realidad empresarial, elecciones, política y sentido común, a pesar de lo frágil que era, ha sido suplantado gradualmente y luego repentinamente por un mundo gobernado por el ejercicio del poder puro e irracional.
¿Qué gobierna cuando el progreso, la ciencia y la ley son reemplazados por el poder?
La oscuridad, el desconocimiento, lo inesperado. Los instrumentos de los tomadores de decisiones y mayores influyentes de nuestros entornos, ahora son aquellos que funcionan, no los más justos o establecidos por años de evolución y consenso. El lenguaje y acciones elegidas son aquellas derivadas de su propia visión y de como ellos entienden las cosas, es decir un raciocinio oculto y desconocido para las civilizaciones. Y lo oculto e inesperado reina en ausencia de instituciones.
Un recorrido breve por la oscuridad
La guerra de Putin. Todos aquellos que predijeron que Putin no invadiría Ucrania porque no era "racional" se equivocaron. Se olvidaron de su temor existencial ante la posibilidad de perder el poder, y su comprensión absoluta de que la única forma en que podía hacerlo, era así. Este poder, arraigado en la ortodoxia rusa y el eurasianismo, ha significado hacer cosas obscenas pero que logran efectos. Y ahora, ni las armas nucleares, biológicas o químicas, están fuera de consideración si es que logran los resultados deseados.
El machismo. Nunca antes las cifras de crímenes violentos contra las mujeres había sido tal. Parece que estamos retrocediendo. Se han detenido siglos de evolución, desarrollo y lucha a favor de la igualdad, respeto y progreso para las mujeres; entre la discriminación corporativa, la escasez de medidas cautelares, los ataques continuos y la misoginia metastásica, hay una marea creciente de machismo normalizado que acelera la subyugación de las mujeres.
Elon Musk. Nada de lo que está haciendo Musk tiene ningún sentido comercial real, ni para Tesla, Twitter o SpaceX, y es un error si querremos abordarlo de esa manera. Está claro que ha abandonado el reino de lo racional (conocido) y se ha embarcado en una misión más profunda, de hecho, su propia "misión", que se centra en hacer de los humanos una especie interplanetaria. Tiene la intención de usar Twitter para generar efectos de red para manifestar la realidad que él quiere. Esa es una idea propia y fundamentalmente desconocida para muchos y entra en conflicto con los gobiernos, las reglas y las instituciones.
El Tren Maya. El Gobierno busca convertir a la seguridad nacional en la excusa de cajón para imponer trenes, aeropuertos civiles o cualquier proyecto que encuentre resistencia legal. Frente a ello, el espíritu y esencia de nuestro sistema constitucional se encuentran al límite. Y a menos que las vías férreas sirvan directa e inmediatamente para combatir el terrorismo, amenazas nucleares o la invasión extranjera, etc., el Tren Maya es una simple obra civil destinada a promover la actividad turística, que de ninguna forma puede ser considerada como una instalación estratégica para la seguridad del país.
Las elecciones. Se está haciendo todo lo posible para desmantelar las elecciones y quitarles el poder a las instituciones y por ende a los votantes. Hay personas que documentan esto con detalle y pruebas contundentes, pero todo, desde las elecciones locales, estatales y federales, está en riesgo. No podemos contar o creer que se celebraran elecciones propias, y mucho menos lograr los resultados democráticos que buscamos. La noción misma de transferencia pacífica del poder está actualmente en riesgo, y debemos actuar como tal.
La oposición y la 4T. Cada vez más, escuchamos llamados a la "guerra civil" y a que el Presidente de México no está obedeciendo las leyes ni respetando las instituciones, y por el otro lado, que la oposición está desesperada cometiendo sinfín de actos ilegales y acuerdos sólo para salvar su propio cuello. No deberíamos, ni siquiera considerar postura en ningún bando, ¿acaso como ciudadanos y mexicanos no merecemos más? Sin embargo, lo único que hay es lamentable y ejercen un tremendo poder cultural con sus adherentes.
La inflación y los precios. No sé si habrá disturbios pronto o no, y de hecho esperemos que no los tengamos. Pero algunos bancos e instituciones financieras ya se están preparando para un aumento sin precedentes de precios (energía y alimentos), aumentando los costos de vida a niveles astronómicos. La mayor parte de la inflación que estamos experimentando se puede atribuir a las empresas de energía que han disparado sus precios porque pueden hacerlo. Y se beneficiarán de los disturbios globales, marcará el comienzo del fascismo desenfrenado y el anarcocapitalismo.
No hay nada nuevo acerca de estas prácticas que afecta no sólo a México sino a los asuntos mundiales. Otras naciones y otros líderes han usado esta línea de acción con sus resultados deseados alcanzados. Entonces, simplemente necesitamos entender que hemos dejado ya el reino de lo racional y estamos operando en un nivel más profundo y primario.
Podemos señalarlo en voz alta y podemos dejar de perder el tiempo fingiendo que se puede contrarrestar fácilmente con restricciones y normas institucionales. Es probable que ni las audiencias judiciales, los juicios, las ganancias trimestrales de las grandes empresas, o las elecciones tengan el tipo de efectos que esperamos que tengan, porque todas esas son cosas que operan en el ámbito de las instituciones, son reglas y razón.
Cuando la internacional fascista está lista y dispuesta a participar en la magia del caos para lograr sus objetivos, no deberíamos sorprendernos cuando las instituciones no logran frenar su progreso. Eso es porque las instituciones no están diseñadas para responder a tales cosas. Son la antítesis, una especie de luz maniquea contra la oscuridad de lo oculto.
Entonces, como mínimo, debemos entender por qué las cosas ya no tienen sentido. Es porque estamos abandonando cada vez más el reino de lo sensato y racional y profundizando en un reino más oscuro de poder puro.