Sin la claridad y definición puntual, considera tu negocio una pérdida desde el inicio.
Una empresa está condenada al fracaso si no puede entender este concepto básico del dinero. Los proyectos de negocio no son sólo un juego de números, estarás tratando con personas, no sólo con máquinas.
Hay una razón por la que muchos negocios no logran sostenerse a lo largo del tiempo. Las personas crean tiendas de dropshipping o promocionan productos que ni siquiera les gustan a cambio de un dinero rápido, incluso ni se dan el tiempo de conocer el producto o servicio que ofrecen.
Esto no es lo ideal, debes tratar el dinero y los negocios como un intercambio de valor. Realmente, todo lo que haces es un intercambio de valores.
No esperes que el dinero sea lo primero
La idea de hacernos de dinero rápido es tentadora, pero nos hace eliminar mucha de nuestra oferta de valor, sólo por unos pocos de pesos.
Por ejemplo, en lugar de exigir dinero a todas las personas con las que interactúas y sostienes reuniones, proporciona al prospecto una muestra gratuita del valor que ofreces, da a conocer tu visión y las generales de tu oferta y aumentará tu nivel de conversión.
Y esto aplica más si eres un nuevo competidor en determinada área. Con más razón, date a conocer, crea una marca y construye tu reputación antes de querer cobrar por cobrar. De esta manera, no sólo puedes demostrar que tienes las habilidades y que valen el precio que cobras, sino que también construirás relaciones sólidas con los leads porque les has ofrecido algo genuino, sin cargo.
Las relaciones también valen
Ya sea tu mejor amigo, tu abuela o un cliente primerizo, nadie se queda para dar y no recibir. En todas las relaciones hay siempre un tipo de intercambio, o al menos, eso se espera.
Incluso las personas que donan su tiempo y dinero tienen una expectativa y motivo de recibir algo a cambio. Ya sea que se trate de un reconocimiento por las horas de servicio, la necesidad de cumplir con un requisito o simplemente para sentirse bien.
Y dado que las relaciones son un intercambio de valor, utiliza esas relaciones y base de poder con inteligencia, lealtad y respeto. Las relaciones, especialmente las de negocio, son el camino para empezar a intercambiar tu dinero como un método conveniente para dar y recibir valor.
Tu producto sólo vale lo que un cliente cree que vale
Digamos que pasaste días, semanas, meses o años e invertiste mucho tiempo, energía y dinero construyendo algo. Ahora cobras lo que cobras cuando alguien decide usar de tu servicio o producto.
Eso es una idea, y un fascinante escenario, pero a menos que hayas formulado una vacuna en tiempo récord en la pasada pandemia de Covid-19 (donde existía una demanda inmediata de tu producto o servicio), el precio es bastante injustificado. Ahora bien, si una gran empresa necesita de tus servicios y para ellos es una tarea secundaria y cuentan con determinado presupuesto preestablecido, ¿adivina qué? Tu precio acaba de cambiar.
Es así de simple, lo que ofreces no siempre vale lo que tú dices o lo que tú crees que vale. Porque a los ojos del cliente, vale otra cantidad, y la mayoría de las veces es menor.
Entonces para aquellos tomadores de decisión que cobran esas altas tarifas fijas, lo más probable es que estén promocionando su marca como exclusiva y de alto nivel para dar la percepción de que su producto vale tanto así.
A qué se reduce realmente
Tu negocio o idea de negocio y el dinero en el negocio, ya sea que tengas, esperas recibir, inviertas o pidas préstamos y créditos, no son más que un intercambio de valor.
Si no das, no esperes recibir.
La mayoría de los negocios que perduran y evolucionan a ser grandes empresas son porque atienden alguno de estos motivos:
1.- Satisfacen una necesidad o demanda de un producto o servicio.
2.- Proporcionan más valor real por adelantado a cambio de más valor a cambio en un futuro próximo.
3.- Son únicos y originales en lo que brindan, o bien, ofrecen un producto o servicio igual a los existentes pero competitivo.
4.- O de cualquier otra manera, resuelven un problema para alguien a cambio de valor monetario.
Un buen marketing puede vender una vez, pero sólo un buen producto puede vender dos veces. A la larga, su rendimiento se revierte en el valor que proporciona.