/ miércoles 3 de julio de 2024

El Podcast Escrito | El imparable asesino delicioso

Amigos de este espacio destinado al tema diverso, hoy les platico sobre un tema que nace en el año de 1912, cuando la industria alimentaria y el marketing darían un gigantesco paso al frente y se unirían en torno a un nuevo producto que no se iría jamás. Ese año salieron al mercado las Galletas Oreo, la primera golosina empaquetada del mundo, misma que marcaría el camino para una industria imparable, que llegaría a todos los hogares, escuelas, oficinas, un antojo ocasional que se convertiría en un elemento omnipresente en la dieta de la gran mayoría de los habitantes del planeta, con ustedes: la comida chatarra.

Hasta antes del surgimiento de Oreo por parte de la National Biscuit Company (NABISCO), el alimento que se consideraba poco saludable o que se le podía considerar dentro de lo que hoy llamamos Comida Chatarra eran los hot dogs, un embutido de dudosa calidad en un pan, al que se ponían algunos extras y que se vendía principalmente en ferias y en eventos deportivos, más adelante se convertiría en el primer ejemplo de comida rápida con el surgimiento de Nathan’s Famous, el primer establecimiento que vendía este tipo de alimento de manera formal.

El éxito de las galletas era asombroso, venía acompañado de las primeras campañas masivas de marketing “Gira, Chupa y Sumerge” eran letreros de lámina que te sugerían como abrir y comer las galletas que se convirtieron de inmediato en las más famosas del mundo. Esto despertó el interés de los inversionistas, había una gran oportunidad de empaquetar y ofrecer otros productos, así es como en 1930 surge la Continental Baking Company con su producto estrella “Twinkies” y sólo dos años después en 1932 surge Lay’s lo que tú y yo conocemos como Sabritas. Listo. se daba por iniciada una loca carrera por hacernos consumidores del gran negocio de la comida chatarra, a consta de nuestra salud y a costa de muchas vidas.

Desde las papas fritas hasta las hamburguesas, estos alimentos son ahora el snack por excelencia para muchas personas. En 1900 no se tenía conocimiento ni registro de obesidad, eran obesos los ricos que tenían comida en abundancia, hoy el 35% de los adultos en promedio es obeso y un terrible 19% de los pubertos y adolescentes entre 12 y 16 años tienen obesidad. La mayoría sufrirá enfermedades cardiovasculares a una temprana edad.

La comida chatarra con conquistó fácilmente, eran novedad, tienen mercadotecnia y un sabor excelente, no es costosa y convenientemente se puede comprar en todas partes, el pueblito más alejado tiene Sabritas, Gansitos y Cocas. Por más que se “luche” poniendo sellos y eliminando a los personajes animados como el Tigre Toño y el Osito Bimbo, el negocio sigue andando sobre ruedas y no hay intención de terminar con él, somos libres de consumir lo que nos plazca, sí nuestra decisión es azúcares, harinas refinadas y grasas trans, empaquetados y diseñados para maximizar el sabor y la adicción, que así sea, que importan que su consumo excesivo puede llevar a problemas de salud graves como la obesidad, la diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.

¿Debe prohibirse la comida chatarra?, no lo creo, pero definitivamente sería lo mejor para una población mundial que no entiende lo que le conviene, que no entiende que una papas o unas galletas Oreo están muy bien de vez en cuando para una persona que hace ejercicio regularmente. Pero que lenta y silenciosamente merman y limitan la vida de millones de personas sedentarias y que no pueden comer sólo una.

Amigos de este espacio destinado al tema diverso, hoy les platico sobre un tema que nace en el año de 1912, cuando la industria alimentaria y el marketing darían un gigantesco paso al frente y se unirían en torno a un nuevo producto que no se iría jamás. Ese año salieron al mercado las Galletas Oreo, la primera golosina empaquetada del mundo, misma que marcaría el camino para una industria imparable, que llegaría a todos los hogares, escuelas, oficinas, un antojo ocasional que se convertiría en un elemento omnipresente en la dieta de la gran mayoría de los habitantes del planeta, con ustedes: la comida chatarra.

Hasta antes del surgimiento de Oreo por parte de la National Biscuit Company (NABISCO), el alimento que se consideraba poco saludable o que se le podía considerar dentro de lo que hoy llamamos Comida Chatarra eran los hot dogs, un embutido de dudosa calidad en un pan, al que se ponían algunos extras y que se vendía principalmente en ferias y en eventos deportivos, más adelante se convertiría en el primer ejemplo de comida rápida con el surgimiento de Nathan’s Famous, el primer establecimiento que vendía este tipo de alimento de manera formal.

El éxito de las galletas era asombroso, venía acompañado de las primeras campañas masivas de marketing “Gira, Chupa y Sumerge” eran letreros de lámina que te sugerían como abrir y comer las galletas que se convirtieron de inmediato en las más famosas del mundo. Esto despertó el interés de los inversionistas, había una gran oportunidad de empaquetar y ofrecer otros productos, así es como en 1930 surge la Continental Baking Company con su producto estrella “Twinkies” y sólo dos años después en 1932 surge Lay’s lo que tú y yo conocemos como Sabritas. Listo. se daba por iniciada una loca carrera por hacernos consumidores del gran negocio de la comida chatarra, a consta de nuestra salud y a costa de muchas vidas.

Desde las papas fritas hasta las hamburguesas, estos alimentos son ahora el snack por excelencia para muchas personas. En 1900 no se tenía conocimiento ni registro de obesidad, eran obesos los ricos que tenían comida en abundancia, hoy el 35% de los adultos en promedio es obeso y un terrible 19% de los pubertos y adolescentes entre 12 y 16 años tienen obesidad. La mayoría sufrirá enfermedades cardiovasculares a una temprana edad.

La comida chatarra con conquistó fácilmente, eran novedad, tienen mercadotecnia y un sabor excelente, no es costosa y convenientemente se puede comprar en todas partes, el pueblito más alejado tiene Sabritas, Gansitos y Cocas. Por más que se “luche” poniendo sellos y eliminando a los personajes animados como el Tigre Toño y el Osito Bimbo, el negocio sigue andando sobre ruedas y no hay intención de terminar con él, somos libres de consumir lo que nos plazca, sí nuestra decisión es azúcares, harinas refinadas y grasas trans, empaquetados y diseñados para maximizar el sabor y la adicción, que así sea, que importan que su consumo excesivo puede llevar a problemas de salud graves como la obesidad, la diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.

¿Debe prohibirse la comida chatarra?, no lo creo, pero definitivamente sería lo mejor para una población mundial que no entiende lo que le conviene, que no entiende que una papas o unas galletas Oreo están muy bien de vez en cuando para una persona que hace ejercicio regularmente. Pero que lenta y silenciosamente merman y limitan la vida de millones de personas sedentarias y que no pueden comer sólo una.