/ miércoles 4 de septiembre de 2024

El Podcast Escrito / La Distorsionada Realidad del Sexto Informe

Estimados lectores de este Podcast, creo que usted y yo vivimos en la Matrix, no recuerdo cuando tomamos la píldora azul, pero sí usted escuchó, leyó o supo del Sexto Informe del Presidente López Obrador, sabrá que sin lugar a dudas decidimos vivir en una realidad distorsionada, lo cual me genera sentimientos encontrados, no quisiera rendirme ante este mundo ficticio que nos narró el presidente, pero entiendo lo hermoso de esa ignorancia donde se celebra al supremo líder, sin reparar en la inquietante verdad por la que pasa el país.

El pasado 1 de septiembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador se paró frente a miles de simpatizantes en el Zócalo de la Ciudad de México para ofrecer su sexto y último informe de gobierno. Con un tono triunfalista, afirmó haber cumplido todas sus promesas de campaña, asegurando que México es ahora un país más seguro, con una economía en buen estado, sin aumentos en el precio de la gasolina, y con un sistema de salud que, según él, supera al de Dinamarca. Sin embargo, estas declaraciones, más que un reflejo de la realidad, parecen un ejercicio de ficción, propio de un líder que se ha ido alejando peligrosamente de los hechos y de la crítica constructiva. En lugar de un balance honesto, nos entregó un discurso que raya en lo demagógico, que combina un populismo descarado con una arrogancia que asusta por su desconexión con la realidad que millones de mexicanos enfrentan día a día.

El comunicador más famoso del sexenio, perseguido y atacado como sólo sucede en un régimen dictatorial, Carlos Loret de Mola, lo expresó muy bien en una publicación de la red X antes Twitter: “Una Metralleta de Mentiras”, eso fue el informe.

Es doloroso y preocupante ver cómo un país que ha sido testigo de tanta desigualdad, violencia y corrupción, se ve ahora inmerso en un relato oficial que contradice las vivencias de su gente. No es solo la falsedad de las palabras lo que duele, sino el temor de que, al mirar alrededor, descubrimos que este relato es aceptado y celebrado por una mayoría que, con su voto, ha decidido seguir por este camino. Me cuesta encontrar coherencia en este escenario donde la verdad se distorsiona tan fácilmente, y me invade una mezcla de tristeza y miedo por el futuro de un México que parece conformarse con esta narrativa. Nos enfrentamos a un panorama en el que el discurso oficial, cargado de promesas incumplidas y una visión distorsionada, se convierte en la realidad que muchos eligen creer, mientras el país se adentra en una peligrosa espiral de autoritarismo y desinformación.

Vuelvo al inicio, creo que estamos en la Matrix, creo que así vive México, creo que tomamos las dos píldoras, ya despertamos, ya sabemos lo que está pasando en realidad, pero decidimos por la realidad distorsionada, no importa que sean mentiras, no importa que el crimen organizado gobierne territorios y estados, y ejerza control sobre las autoridades, no importa que mueran las hijas de alguien, que quiebren los negocios de otros, que mueran hermanos y esposos por negligencia en el sistema de salud, que las inversiones extranjeras huyan del país, que el costo de una vida digna se empiece a antojar inalcanzable. Es mejor creer en el líder, en el que se va, en la que viene, mientras nos mantengan conectados a esa realidad distorsionada, la del país del no pasa nada.

Estimados lectores de este Podcast, creo que usted y yo vivimos en la Matrix, no recuerdo cuando tomamos la píldora azul, pero sí usted escuchó, leyó o supo del Sexto Informe del Presidente López Obrador, sabrá que sin lugar a dudas decidimos vivir en una realidad distorsionada, lo cual me genera sentimientos encontrados, no quisiera rendirme ante este mundo ficticio que nos narró el presidente, pero entiendo lo hermoso de esa ignorancia donde se celebra al supremo líder, sin reparar en la inquietante verdad por la que pasa el país.

El pasado 1 de septiembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador se paró frente a miles de simpatizantes en el Zócalo de la Ciudad de México para ofrecer su sexto y último informe de gobierno. Con un tono triunfalista, afirmó haber cumplido todas sus promesas de campaña, asegurando que México es ahora un país más seguro, con una economía en buen estado, sin aumentos en el precio de la gasolina, y con un sistema de salud que, según él, supera al de Dinamarca. Sin embargo, estas declaraciones, más que un reflejo de la realidad, parecen un ejercicio de ficción, propio de un líder que se ha ido alejando peligrosamente de los hechos y de la crítica constructiva. En lugar de un balance honesto, nos entregó un discurso que raya en lo demagógico, que combina un populismo descarado con una arrogancia que asusta por su desconexión con la realidad que millones de mexicanos enfrentan día a día.

El comunicador más famoso del sexenio, perseguido y atacado como sólo sucede en un régimen dictatorial, Carlos Loret de Mola, lo expresó muy bien en una publicación de la red X antes Twitter: “Una Metralleta de Mentiras”, eso fue el informe.

Es doloroso y preocupante ver cómo un país que ha sido testigo de tanta desigualdad, violencia y corrupción, se ve ahora inmerso en un relato oficial que contradice las vivencias de su gente. No es solo la falsedad de las palabras lo que duele, sino el temor de que, al mirar alrededor, descubrimos que este relato es aceptado y celebrado por una mayoría que, con su voto, ha decidido seguir por este camino. Me cuesta encontrar coherencia en este escenario donde la verdad se distorsiona tan fácilmente, y me invade una mezcla de tristeza y miedo por el futuro de un México que parece conformarse con esta narrativa. Nos enfrentamos a un panorama en el que el discurso oficial, cargado de promesas incumplidas y una visión distorsionada, se convierte en la realidad que muchos eligen creer, mientras el país se adentra en una peligrosa espiral de autoritarismo y desinformación.

Vuelvo al inicio, creo que estamos en la Matrix, creo que así vive México, creo que tomamos las dos píldoras, ya despertamos, ya sabemos lo que está pasando en realidad, pero decidimos por la realidad distorsionada, no importa que sean mentiras, no importa que el crimen organizado gobierne territorios y estados, y ejerza control sobre las autoridades, no importa que mueran las hijas de alguien, que quiebren los negocios de otros, que mueran hermanos y esposos por negligencia en el sistema de salud, que las inversiones extranjeras huyan del país, que el costo de una vida digna se empiece a antojar inalcanzable. Es mejor creer en el líder, en el que se va, en la que viene, mientras nos mantengan conectados a esa realidad distorsionada, la del país del no pasa nada.