/ miércoles 26 de junio de 2024

El Podcast Escrito | La IA y la revolución Educativa. Segunda parte

Segunda Parte de II


Amigos de este podcast escrito con mi puño y letra, tal como se puede ver en esta pantalla, continuamos con la reflexión sobre el futuro de la Inteligencia Artificial en la Educación, en esta entrega plantearemos cómo se desarrollaría el binomio Máquina/Maestro y enumeramos los riesgos de depender de las máquinas en un nuevo paradigma de educación asistida, desde perder los fundamentos hasta dejar de innovar.

La semana pasada comentamos sobre el inevitable futuro de la educación primero asistida, luego liderada por inteligencia artificial en el mundo, algo que sin duda llegará a ser el estándar, incluso en países en vías de desarrollo como México tarde que temprano. En este marco hicimos un recuento sobre los beneficios de formar profesionistas mediante una educación tecnificada, personalizada y sin prejuicios, a todas luces revolucionaria, pero evidentemente con algunos riesgos como lo son los dilemas éticos en la enseñanza y la desigualdad de oportunidades para acceder a la tecnología, la cual podría generar estudiantes de primera y de segunda.

En esta segunda y última entrega vamos a aborda el Rol del Profesor en la Era Digital.

De acuerdo a la información de la que podemos disponer por ahora, lejos de ser reemplazados, los profesores deben ser empoderados por la IA. La tecnología puede asumir tareas rutinarias y administrativas, liberando tiempo para que los docentes se concentren en lo que mejor saben hacer: enseñar, inspirar y guiar a sus estudiantes. Además, la formación continua en competencias digitales es esencial para que los profesores puedan utilizar la IA de manera efectiva y crítica, asegurando que sigan siendo el eje central del proceso educativo.

Ya señalábamos anteriormente que sólo un guía humano podrá inspirar a los estudiantes con su pasión, esto es parte de las llamadas habilidades blandas como la comunicación, la empatía y la colaboración, mismas que se desarrollan mejor a través de la interacción humana directa. La dependencia excesiva en la tecnología podría limitar estas oportunidades, aunque siendo honestos hoy en día en los entornos educativos actuales, con maestros al frente del grupo, poco a poco van dejando pasar las oportunidades para el desarrollo de estas habilidades interpersonales. El maestro hoy es más frío que ayer y menos comprometido, al menos en el nivel superior.

La inteligencia artificial tiene el potencial de transformar la educación de formas profundas y positivas, pero solo sí se implementa con cuidado y responsabilidad. Es un desafío que requiere la colaboración de gobiernos, instituciones educativas, desarrolladores de tecnología, y la sociedad en general. La clave está en encontrar un equilibrio donde la IA se convierta en una herramienta poderosa al servicio de la educación. Aquí el grande problema, la tecnología nunca ha sido mala, el uso que le da el ser humano es el problema, y en lugares como nuestro país y toda América Latina el control gubernamental seguirá siendo un arma de dos filos y un elemento del cual desconfiar.

La IA podrá adaptar la educación al estudiante, un modelo no estandarizado y con acceso a información actualizada, con ejemplos del día a día, con ajustes a los programas educativos en base a eventos recientes y relevantes, planes educativos que reciban actualización permanente. Además las evaluaciones no dependerán más de la capacidad de un maestro de leer ensayos y revisar exámenes, la IA tendrá capacidad y memoria infinita para esas tareas de forma inmediata y con un feedback individual al momento para cada alumno.

No obstante debemos regresar a los riesgos. Otro de ellos sería generar una dependencia excesiva en la IA puede limitar la capacidad de los estudiantes para resolver problemas de manera creativa, sin la asistencia de la tecnología. Hoy ya podemos detectar algunas conductas generadas en nuestros niños y jóvenes a causa de la permanente interacción con dispositivos, son más dispersos y tiene interés únicamente en contenidos cortos que les representen algún tipo de agrado, beneficio o sorpresa.

La creatividad y la innovación a menudo surgen de la necesidad de encontrar soluciones únicas a problemas sin respuestas obvias. Si los estudiantes dependen demasiado de la tecnología para guiarlos, podrían perder la oportunidad de desarrollar estas habilidades y esto podría resultar en una fuerza laboral menos innovadora y menos capaz de adaptarse a nuevas situaciones o desafíos imprevistos.

Finalmente un riesgo adicional sería la pérdida de conocimientos fundamentales. La tecnología puede hacer que ciertos conocimientos y habilidades básicas parezcan innecesarios. Como ahora que con el uso de calculadoras y celulares ha reducido nuestra capacidad de realizar cálculos mentales o comprender conceptos matemáticos fundamentales, esto lo podemos extrapolar a estudiante universitarios guiados por una IA, obteniendo la posible pérdida de conocimientos fundamentales, la falta de comprensión profunda y la capacidad para aplicar soluciones de manera efectiva en diferentes contextos.

En resumen, la preparación académica de los futuros profesionales dependerá en gran medida de cómo se implemente y se equilibre el uso de la IA en la educación. Una integración cuidadosa y consciente puede producir profesionales altamente competentes, mientras que una implementación descuidada podría dejar lagunas significativas en su formación, en una sociedad que tal vez demos cuenta en un par de décadas.

Segunda Parte de II


Amigos de este podcast escrito con mi puño y letra, tal como se puede ver en esta pantalla, continuamos con la reflexión sobre el futuro de la Inteligencia Artificial en la Educación, en esta entrega plantearemos cómo se desarrollaría el binomio Máquina/Maestro y enumeramos los riesgos de depender de las máquinas en un nuevo paradigma de educación asistida, desde perder los fundamentos hasta dejar de innovar.

La semana pasada comentamos sobre el inevitable futuro de la educación primero asistida, luego liderada por inteligencia artificial en el mundo, algo que sin duda llegará a ser el estándar, incluso en países en vías de desarrollo como México tarde que temprano. En este marco hicimos un recuento sobre los beneficios de formar profesionistas mediante una educación tecnificada, personalizada y sin prejuicios, a todas luces revolucionaria, pero evidentemente con algunos riesgos como lo son los dilemas éticos en la enseñanza y la desigualdad de oportunidades para acceder a la tecnología, la cual podría generar estudiantes de primera y de segunda.

En esta segunda y última entrega vamos a aborda el Rol del Profesor en la Era Digital.

De acuerdo a la información de la que podemos disponer por ahora, lejos de ser reemplazados, los profesores deben ser empoderados por la IA. La tecnología puede asumir tareas rutinarias y administrativas, liberando tiempo para que los docentes se concentren en lo que mejor saben hacer: enseñar, inspirar y guiar a sus estudiantes. Además, la formación continua en competencias digitales es esencial para que los profesores puedan utilizar la IA de manera efectiva y crítica, asegurando que sigan siendo el eje central del proceso educativo.

Ya señalábamos anteriormente que sólo un guía humano podrá inspirar a los estudiantes con su pasión, esto es parte de las llamadas habilidades blandas como la comunicación, la empatía y la colaboración, mismas que se desarrollan mejor a través de la interacción humana directa. La dependencia excesiva en la tecnología podría limitar estas oportunidades, aunque siendo honestos hoy en día en los entornos educativos actuales, con maestros al frente del grupo, poco a poco van dejando pasar las oportunidades para el desarrollo de estas habilidades interpersonales. El maestro hoy es más frío que ayer y menos comprometido, al menos en el nivel superior.

La inteligencia artificial tiene el potencial de transformar la educación de formas profundas y positivas, pero solo sí se implementa con cuidado y responsabilidad. Es un desafío que requiere la colaboración de gobiernos, instituciones educativas, desarrolladores de tecnología, y la sociedad en general. La clave está en encontrar un equilibrio donde la IA se convierta en una herramienta poderosa al servicio de la educación. Aquí el grande problema, la tecnología nunca ha sido mala, el uso que le da el ser humano es el problema, y en lugares como nuestro país y toda América Latina el control gubernamental seguirá siendo un arma de dos filos y un elemento del cual desconfiar.

La IA podrá adaptar la educación al estudiante, un modelo no estandarizado y con acceso a información actualizada, con ejemplos del día a día, con ajustes a los programas educativos en base a eventos recientes y relevantes, planes educativos que reciban actualización permanente. Además las evaluaciones no dependerán más de la capacidad de un maestro de leer ensayos y revisar exámenes, la IA tendrá capacidad y memoria infinita para esas tareas de forma inmediata y con un feedback individual al momento para cada alumno.

No obstante debemos regresar a los riesgos. Otro de ellos sería generar una dependencia excesiva en la IA puede limitar la capacidad de los estudiantes para resolver problemas de manera creativa, sin la asistencia de la tecnología. Hoy ya podemos detectar algunas conductas generadas en nuestros niños y jóvenes a causa de la permanente interacción con dispositivos, son más dispersos y tiene interés únicamente en contenidos cortos que les representen algún tipo de agrado, beneficio o sorpresa.

La creatividad y la innovación a menudo surgen de la necesidad de encontrar soluciones únicas a problemas sin respuestas obvias. Si los estudiantes dependen demasiado de la tecnología para guiarlos, podrían perder la oportunidad de desarrollar estas habilidades y esto podría resultar en una fuerza laboral menos innovadora y menos capaz de adaptarse a nuevas situaciones o desafíos imprevistos.

Finalmente un riesgo adicional sería la pérdida de conocimientos fundamentales. La tecnología puede hacer que ciertos conocimientos y habilidades básicas parezcan innecesarios. Como ahora que con el uso de calculadoras y celulares ha reducido nuestra capacidad de realizar cálculos mentales o comprender conceptos matemáticos fundamentales, esto lo podemos extrapolar a estudiante universitarios guiados por una IA, obteniendo la posible pérdida de conocimientos fundamentales, la falta de comprensión profunda y la capacidad para aplicar soluciones de manera efectiva en diferentes contextos.

En resumen, la preparación académica de los futuros profesionales dependerá en gran medida de cómo se implemente y se equilibre el uso de la IA en la educación. Una integración cuidadosa y consciente puede producir profesionales altamente competentes, mientras que una implementación descuidada podría dejar lagunas significativas en su formación, en una sociedad que tal vez demos cuenta en un par de décadas.