/ miércoles 21 de agosto de 2024

El Podcast Escrito / Los profes también lloran

Amigues de este podcast escrite, que gusto que están por acá. Hoy, sin una agenda progresista de por medio hablaremos de un hombre que llora en público, de un adulto mayor que sin tapujos abrió su corazón, quebró la voz y lloró al hablar del presidente Andrés Manuel, quien al presenciar la escena, corrió a abrazar a su amigo, el gobernador de Baja California Sur, Víctor Castro. Pero, ¿Por qué lloró?, yo se los voy a decir.

Hace diez días, en Los Cabos a efecto de la inauguración de una clínica el presidente López Obrador hizo presencia acompañado de la presidenta electa Claudia Sheinbaum y en el acto oficial el gobernador de BCS tomó la palabra para agradecer a los visitantes, a la 4T, para reconocer al suerte que tenemos por esa nueva líder que dirigirá al país sobre ese segundo piso de la transformación, pero sobre todo, reconocer lo que ha logrado su amigo el presidente, a quien le lloró en lo que muchos pudieran pensar era un montaje barato de adulación política salamera, pero no.

Aunque es noticia vieja, aquí la retomamos, porque justo ayer apareció y fue comentada esta situación en El Pulso de la República, a mí que estoy poco atento a los sucesos políticos de mi tierra, me despertó la curiosidad y heme aquí explicando desde mi siempre doméstico punto de vista lo que sucedió, OJO! yo no soy defensor del gobernador, ni su admirador, de hecho cuando él era Secretario de Educación y yo tenía un programita de TV donde lo criticaba con frecuencia, pidió mi cabeza muchas veces al gobernador, lo hizo más de una vez en mi presencia, y esa forma frontal me mereció siempre cierto respeto. Lo referente a la lloradita creo que es esto: Un hombre apasionado que le ha dedicado su vida a la lucha política de las izquierdas siente de pronto una profunda emoción al darse cuenta que el objetivo se logró, tanto él como su gran amigo, llegaron a su punto más alto, la pelea que dieron esos izquierdosos generó enormes frutos y nunca volverá a ser tan exitosa como ahora. Lo menos que merece un hombre en el pináculo de su vida, es llorar de gusto.

Porque resulta que este señor gobernador Víctor Castro, profesor y luchador sindical, grillo de primera es en verdad amigo de Andrés Manuel, amigos, amigos, en incontables ocasiones en visita a la CDMX el profe alias el Puchas, se quedaba a dormir en casa de AMLO, pero en su casa de verdad, AMLO de visita en La Paz muchas veces se quedó a dormir en casa del profe, y desayunaba ahí mismo en chanclas y tenían esa amistad con ánimo juvenil, con intimidad, eso weyes se empedaron juntos y muy probablemente también fumaron mota, son dos cabrones que son verdaderamente cercanos y dentro de ese marco un wey llegó a ser presidente después de dos intentos fallidos y el otro llegó a ser gobernador de su estado, y ya están viejos y ambos están evidentemente en la cuesta abajo de su vida y ya traen la testosterona por los suelos y el estrógeno por las nubes y la próstata punzando, es evidente y lógico y normal que en un golpe de realidad te des cuenta que lograste tu meta de vida gracias a tu amigo!, y la única manera en que te responde el cuerpo es llorando, como un niño, como un hombre que llegó a la meta.

Amigues de este podcast escrite, que gusto que están por acá. Hoy, sin una agenda progresista de por medio hablaremos de un hombre que llora en público, de un adulto mayor que sin tapujos abrió su corazón, quebró la voz y lloró al hablar del presidente Andrés Manuel, quien al presenciar la escena, corrió a abrazar a su amigo, el gobernador de Baja California Sur, Víctor Castro. Pero, ¿Por qué lloró?, yo se los voy a decir.

Hace diez días, en Los Cabos a efecto de la inauguración de una clínica el presidente López Obrador hizo presencia acompañado de la presidenta electa Claudia Sheinbaum y en el acto oficial el gobernador de BCS tomó la palabra para agradecer a los visitantes, a la 4T, para reconocer al suerte que tenemos por esa nueva líder que dirigirá al país sobre ese segundo piso de la transformación, pero sobre todo, reconocer lo que ha logrado su amigo el presidente, a quien le lloró en lo que muchos pudieran pensar era un montaje barato de adulación política salamera, pero no.

Aunque es noticia vieja, aquí la retomamos, porque justo ayer apareció y fue comentada esta situación en El Pulso de la República, a mí que estoy poco atento a los sucesos políticos de mi tierra, me despertó la curiosidad y heme aquí explicando desde mi siempre doméstico punto de vista lo que sucedió, OJO! yo no soy defensor del gobernador, ni su admirador, de hecho cuando él era Secretario de Educación y yo tenía un programita de TV donde lo criticaba con frecuencia, pidió mi cabeza muchas veces al gobernador, lo hizo más de una vez en mi presencia, y esa forma frontal me mereció siempre cierto respeto. Lo referente a la lloradita creo que es esto: Un hombre apasionado que le ha dedicado su vida a la lucha política de las izquierdas siente de pronto una profunda emoción al darse cuenta que el objetivo se logró, tanto él como su gran amigo, llegaron a su punto más alto, la pelea que dieron esos izquierdosos generó enormes frutos y nunca volverá a ser tan exitosa como ahora. Lo menos que merece un hombre en el pináculo de su vida, es llorar de gusto.

Porque resulta que este señor gobernador Víctor Castro, profesor y luchador sindical, grillo de primera es en verdad amigo de Andrés Manuel, amigos, amigos, en incontables ocasiones en visita a la CDMX el profe alias el Puchas, se quedaba a dormir en casa de AMLO, pero en su casa de verdad, AMLO de visita en La Paz muchas veces se quedó a dormir en casa del profe, y desayunaba ahí mismo en chanclas y tenían esa amistad con ánimo juvenil, con intimidad, eso weyes se empedaron juntos y muy probablemente también fumaron mota, son dos cabrones que son verdaderamente cercanos y dentro de ese marco un wey llegó a ser presidente después de dos intentos fallidos y el otro llegó a ser gobernador de su estado, y ya están viejos y ambos están evidentemente en la cuesta abajo de su vida y ya traen la testosterona por los suelos y el estrógeno por las nubes y la próstata punzando, es evidente y lógico y normal que en un golpe de realidad te des cuenta que lograste tu meta de vida gracias a tu amigo!, y la única manera en que te responde el cuerpo es llorando, como un niño, como un hombre que llegó a la meta.