/ miércoles 16 de octubre de 2024

El Podcast Escrito / Olinia, el auto eléctrico de humo

El anuncio reciente de la presidenta de México sobre el desarrollo y producción del automóvil eléctrico mexicano llamado "Olinia" es, lamentablemente, una promesa vacía y un ardid publicitario. Es eléctrico, pero es de humo; Nos encontramos, una vez más, ante un anuncio grandilocuente diseñado para captar titulares y mantener la ilusión entre los votantes, pero sin el más mínimo sustento técnico, financiero o industrial. Lo preocupante no es solo que el gobierno recurra a este tipo de estrategias, sino que con ellas perpetúe una narrativa de engaño, alejándose de la realidad que enfrenta el país.

El auto "Olinia" es poco más que un nombre con resonancia nacionalista, basado en el vocablo náhuatl que significa "moverse". Sin embargo, la movilidad del proyecto parece ser exclusivamente hacia el vacío, ya que hasta la fecha no existe ni un solo prototipo, ni un desarrollo tangible que permita pensar en la producción masiva de dicho vehículo. Las universidades pueden haber diseñado conceptos y prototipos de autos eléctricos, pero nada que sugiera una posibilidad real de llevarlos a producción. A día de hoy, no existe ninguna empresa mexicana capacitada para producir este auto, ni una infraestructura que soporte el ambicioso proyecto.

Lo más grave del asunto es la idea que se ha repetido sobre el uso del litio extraído en Sonora como materia prima clave para las baterías de este vehículo. Desde que en diciembre de 2019 el entonces titular de la Secretaría de Medio Ambiente, Víctor Toledo, mencionó por primera vez la existencia del "oro blanco" en México, se ha tratado el tema del litio como una especie de panacea que salvará la economía del país y revolucionará la industria. Sin embargo, la realidad es mucho más sombría. A pesar de la nacionalización del litio por parte del expresidente López Obrador y la creación del Instituto del Litio (LITIOMEX), hasta la fecha no se ha extraído un solo gramo de litio en México.

El proceso de extraer litio de las arcillas de Sonora, donde se encuentran los principales yacimientos, es un reto de enorme complejidad técnica y económica. La construcción y operación de una mina para extraer litio a escala comercial requeriría cientos de millones de dólares, así como años de desarrollo y pruebas. En este momento, el gobierno mexicano no cuenta con los mineros especializados, ni con la maquinaria, ni con los conocimientos técnicos necesarios para siquiera iniciar el proceso. Y aunque lograsen extraer el litio, convertirlo en baterías para vehículos eléctricos es una tarea completamente diferente, para la cual tampoco se tiene la tecnología ni el expertise en el país.

El problema con anuncios como el de "Olinia" es que venden ilusiones a un público que necesita soluciones reales. El gobierno mexicano, históricamente, ha demostrado una incapacidad para operar empresas productivas. Las paraestatales, como Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), acumulan pérdidas año tras año, costando miles de millones de pesos a los contribuyentes. México ha fallado en administrar desde líneas aéreas hasta bancos, hoteles y sistemas ferroviarios. ¿Qué nos hace pensar que ahora, de repente, el gobierno será capaz de desarrollar un automóvil eléctrico que compita con gigantes de la industria como Tesla?

Lo que en verdad necesitamos no son anuncios sensacionalistas, sino políticas públicas que fortalezcan el ecosistema empresarial, fomenten la inversión y promuevan la innovación desde el sector privado. El gobierno debe regular y facilitar el desarrollo, no pretender ser un fabricante de autos eléctricos de la noche a la mañana. Lo contrario no es más que populismo disfrazado de promesa tecnológica.

Olínia, como tantas otras promesas anteriores, es solo eso: una promesa. Pero detrás de la fachada no hay nada más que humo. Nos merecemos algo mejor que anuncios vacíos. Nos merecemos políticas coherentes que impulsen un crecimiento real y sostenible, no la fantasía de que vamos a construir el próximo Tesla.