San Carlos Nuevo Guaymas, pudiéramos calificarlo como un lugar mágico, refugio de quienes buscan disfrutar de la naturaleza, San Carlos lo tiene todo, un mar apacible que contrasta con sus playas de arena blanca. San Carlos tiene “ángel”, y tiene un atractivo natural que durante décadas se ha convertido en refugio de turistas norteamericanos y canadienses que principalmente en noviembre y diciembre huyen del frío de sus ciudades y se refugian en San Carlos.
San Carlos de la pandemia a la fecha ha tenido un cambio radical, el crecimiento se desbordó, las inversiones son intensas, el atractivo se hizo visible para los sonorenses. Conozco personas que vendieron su casa de Hermosillo o Ciudad Obregón, para comprar e instalarse en San Carlos.
Los inversionistas de la construcción, voltearon a San Carlos y ahí están, levantando enormes torres y desarrollando fraccionamientos a lo largo de sus extraordinarias playas.
La industria de los alimentos, también lo vieron como un nuevo punto de inversión, los restauranteros se asientan y ponen sus locales comerciales, para quienes ahí asistimos tenemos lugares para escoger, algo realmente importante.
La ubicación de San Carlos es privilegiada, a sólo 120 kilómetros de la capital sonorense, un destino turístico que compite con Bahía de Kino y con Puerto Peñasco, pero San Carlos tiene algo mágico que hace que se convierta en ese refugio consentido de los sonorenses.
Pero… aquí entran los peros, ese extraordinario lugar está en riesgo, no sólo es atractivo para el turista o el inversionista, también se volvió atractivo para el crimen organizado que ahí despacha y que ahí lo vemos de forma peligrosa.
Nada nuevo que podamos sólo achacarlo a un solo gobierno, no, San Carlos tiene años y pudiéramos decir décadas con el mismo tema, sólo que ahora la violencia se está desbordando, una violencia que puede detener un crecimiento que le dará a ese lugar grandes e importantes inversiones.
La violencia asusta y ahuyenta a quienes están pensando seguir invirtiendo, la violencia puede detener de forma drástica los miles de turistas que los fines de semana abarrotan los lugares de destino de ese lugar.
Es momento de poner un alto en San Carlos, de definir una política de seguridad que no se tiene, los enfrentamientos de grupos delincuenciales ya no son ocasionales, sino que son cotidianos. La violencia rebasó y por mucho a la autoridad municipal y también lo está haciendo con la estatal y federal.
Se habla de la llegada de militares y de elementos de la Guardia Nacional, se habla de que los marinos ahí cuidan, pero la verdad que no se ven y no se sienten. San Carlos está en ese punto de crecer o quedarse atorado como lo vimos décadas atrás.
Para nadie es un secreto que hace apenas de 5 a 10 años recorrer fraccionamientos era ver los letreros de “For Sale” los gringos comenzaron a vender sus propiedades y decidieron dejarlas en manos de mexicanos.
Hoy, muchos de esos gringos están regresando por esa magia de San Carlos, pero se están enfrentando a esa violencia que tiene muy inquietos a inversionistas y a los turistas que ahí acostumbran asistir.
Urge que se haga algo más a fondo, no ofrecer alguna conferencia o decir que ya están llegando más elementos de la seguridad, no, eso no sirve de nada, hace falta verlos y saber que a diario ahí están, que cuidan y que ofrecen tranquilidad, urge poner un alto a la delincuencia desbordada y urge tomar en serio la tranquilidad de San Carlos.
Se puede decir que estamos a tiempo, pero si no se atiende rápidamente, entonces pudiera perderse la gran oportunidad de un desarrollo turístico internacional que le está dando a miles de sonorenses oportunidades y forma de vida.
San Carlos está a tiempo de ser recuperado, siempre y cuando las autoridades así lo consideren.
De ida
Por cierto, entre sus múltiples leyendas y atractivos está la del Cerro del Tetakawi, un lugar donde es obligado el comentario de la forma del famoso cerro, en ese punto vivieron Yaquis y vivieron también Seris, ahí estuvieron también los Guaimas, su nombre obedece la palabra “tetas de cabra” en dialecto Yaqui.
Pero la historia también nos dice que para los Yaquis es el cerro “Tákale” que significa cerro partido, y describen la punta de ese cerro como la lengua de una enorme serpiente. El concepto de tetakawi es más reciente y obedece a una descripción de un empresario que fue quien así lo bautizó.
Y el nombre de San Carlos obedece a una embarcación que llevaba ese nombre y que encontró refugio en ese lugar en tiempos de la conquista, al menos es lo pudimos encontrar en Wikipedia.
De vuelta
Por cierto y esta es la parte que no quisiera uno mencionar, pero la violencia de las últimas semanas ha traspasado fronteras, la balacera frente a una escuela que en ese momento tenían clases y una maestra cantaba a sus alumnos para tranquilizarlos y tenerlos quietos fue viral y fue un ejemplo de lo que se debe hacer.
Pero ya son muchas las agresiones y los enfrentamientos, restauranteros y trabajadores de centros nocturnos han sido amenazados y enfrentados, se puede ver o suponer un pago de piso a ciertos negocios y se puede entender también una venta abierta de droga a turistas y habitantes de ese lugar.
Por lo mismo, y voy a insistir, urge llevar a cabo un plan más serio y permanente.
Aserrín
Ni hablar, todo lo que comienza termina, me refiero al Mundial de futbol de Qatar, esta semana veremos las semifinales y final de un Mundial controvertido y en donde los asistentes no sabían el terreno que pisarían, pero al final del día, fue un gran lugar.
Por cierto y esto vale la pena decirlo, entre todos los visitantes del mundo que ahí asistieron los mexicanos se llevaron la gloria, por sus ocurrencias y por su alegría. Bueno, en algo teníamos que ganar verdad…