/ lunes 15 de julio de 2024

ElCritico21 | El Padrino: Elogio al Heteropatriarcado

Hay un puñado de películas que se convierten en piedra de toque con la solidez necesaria para consolidar la admiración de generaciones. Mas allá de su grandeza artística, prevalece el texto: sustancia que alimenta su lectura, así como posibles interpretaciones y reinterpretaciones que convierten al filme referido en un verdadero objeto de culto.

Así es El Padrino ( Francis Ford Coppola, 1972 ). Es una de las mejores producciones universales de la cinematografía, cuyos resabios de Shakespeare anticipan drama y tragedia a causa del destino inexorable siempre en contra de la voluntad humana.

Aunque la voluntad sea noble. Y aunque la nobleza se asome desde lugares violentos, machistas y misóginos.

“Women and children can be careless, but not man”, reflexiona Vito Corleone ( Marlon Brando ), al aconsejar a Michael ( Al Pacino ) frente a la amenaza que se cierne sobre èl, quien se suponía, no era el señalado para convertirse en jefe de la familia.

“You can like a man!”, abofetea el Don a Johnny Fontane ( Al Martino ) cuando este llora implorando la ayuda de su Padrino para obtener un trofeo negado: el papel que le devolverìa impulso a su carrera artística, ahora en las manos de un caprichoso y vengativo mogul judío de Hollywood.

Y, sin embargo, Vito Corleone, cabeza de la organización mafiosa dedicada al juego, prostitución y alcohol, es capaz de mostrar cariño y ternura por sus protegidos. La escena en la que Michael llega al hospital – donde el Don se recupera de cinco disparos – y mueve de su cama, vale el precio del boleto. La mirada de amor y agradecimiento en el rostro de Vito y su furtiva lágrima, sólo pueden venir de un corazón indomable, pero justo y generoso.

El Padrino es una cinta sobre la paternidad y las obligaciones que la construcción de - dicho en forma precisa - el patrimonio despierta: conservación, defensa y expansión. Y, desde la perspectiva de Vito Corleone, sin perder a la familia.

Los vientos cambian para todos en El Padrino. El fin de la Segunda Guerra Mundial abrió la ventana para los narcóticos, el negocio del futuro, le señalan al Don, el primogénito y heredero, Santino ( James Caan ) y el Consiglieri, Tom Hagen ( Robert Duvall ); sin embargo, Vito se niega a participar en ese asunto: lo considera demasiado sucio y arriesgado, no por dudar de las obscenas utilidades que el narco promete, sino por que se perderían a jueces y policías que son mantenidos en nómina.

Por eso los jefes de las otras familias presionan para que los Corleone participen, con sus jueces y políticos, en el negocio de la droga. Y comienza la guerra. Nada es personal, solo son negocios.

Vito Corleone deberá sortear las turbulencias del poder y el dinero mientras hace todo lo posible por mantener unida a la familia, aunque el destino ponga trampas, obstáculos y traiciones.

El Padrino es la historia de un varón de familia consagrado a la protección de aquellos que lo buscan a cambio de lealtad; es un relato crítico a la cultura norteamericana siempre dispuesta a negociarlo todo, mientras exista una ganancia para las partes; es una narrativa cristiana cuyos valores, corruptos a fuerza de crimen, violencia e impunidad, consiguen asomarse para redimir a quien quiera salvarse.

“Leave the gun, take the cannoli”, dice Clemenza ( Richard Castellano ), tras ordenar la ejecución del joven Paulie ( John Martino ), responsable de entregar a Vito en su atentado. La frase funciona en dos sentidos: no dejar huella alguna o bien, cumple con la tarea y disfruta tu recompensa.

Y esa es una oferta muy difícil de rechazar.

QUE LEER ANTES O DESPUÉS DE LA FUNCIÓN.

El Rey Lear, de William Shakespeare. Escrita como pieza teatral, esta historia cuenta las desventuras de un anciano monarca que decide poner a prueba a sus hijas para, al conocer su grado de lealtad, decidir de que manera dividiría su reino. Ingratitud, traición y muerte aparecen en esta tragedia que funciona como una cruel y devastadora alegoría acerca de la naturaleza humana.

Hay un puñado de películas que se convierten en piedra de toque con la solidez necesaria para consolidar la admiración de generaciones. Mas allá de su grandeza artística, prevalece el texto: sustancia que alimenta su lectura, así como posibles interpretaciones y reinterpretaciones que convierten al filme referido en un verdadero objeto de culto.

Así es El Padrino ( Francis Ford Coppola, 1972 ). Es una de las mejores producciones universales de la cinematografía, cuyos resabios de Shakespeare anticipan drama y tragedia a causa del destino inexorable siempre en contra de la voluntad humana.

Aunque la voluntad sea noble. Y aunque la nobleza se asome desde lugares violentos, machistas y misóginos.

“Women and children can be careless, but not man”, reflexiona Vito Corleone ( Marlon Brando ), al aconsejar a Michael ( Al Pacino ) frente a la amenaza que se cierne sobre èl, quien se suponía, no era el señalado para convertirse en jefe de la familia.

“You can like a man!”, abofetea el Don a Johnny Fontane ( Al Martino ) cuando este llora implorando la ayuda de su Padrino para obtener un trofeo negado: el papel que le devolverìa impulso a su carrera artística, ahora en las manos de un caprichoso y vengativo mogul judío de Hollywood.

Y, sin embargo, Vito Corleone, cabeza de la organización mafiosa dedicada al juego, prostitución y alcohol, es capaz de mostrar cariño y ternura por sus protegidos. La escena en la que Michael llega al hospital – donde el Don se recupera de cinco disparos – y mueve de su cama, vale el precio del boleto. La mirada de amor y agradecimiento en el rostro de Vito y su furtiva lágrima, sólo pueden venir de un corazón indomable, pero justo y generoso.

El Padrino es una cinta sobre la paternidad y las obligaciones que la construcción de - dicho en forma precisa - el patrimonio despierta: conservación, defensa y expansión. Y, desde la perspectiva de Vito Corleone, sin perder a la familia.

Los vientos cambian para todos en El Padrino. El fin de la Segunda Guerra Mundial abrió la ventana para los narcóticos, el negocio del futuro, le señalan al Don, el primogénito y heredero, Santino ( James Caan ) y el Consiglieri, Tom Hagen ( Robert Duvall ); sin embargo, Vito se niega a participar en ese asunto: lo considera demasiado sucio y arriesgado, no por dudar de las obscenas utilidades que el narco promete, sino por que se perderían a jueces y policías que son mantenidos en nómina.

Por eso los jefes de las otras familias presionan para que los Corleone participen, con sus jueces y políticos, en el negocio de la droga. Y comienza la guerra. Nada es personal, solo son negocios.

Vito Corleone deberá sortear las turbulencias del poder y el dinero mientras hace todo lo posible por mantener unida a la familia, aunque el destino ponga trampas, obstáculos y traiciones.

El Padrino es la historia de un varón de familia consagrado a la protección de aquellos que lo buscan a cambio de lealtad; es un relato crítico a la cultura norteamericana siempre dispuesta a negociarlo todo, mientras exista una ganancia para las partes; es una narrativa cristiana cuyos valores, corruptos a fuerza de crimen, violencia e impunidad, consiguen asomarse para redimir a quien quiera salvarse.

“Leave the gun, take the cannoli”, dice Clemenza ( Richard Castellano ), tras ordenar la ejecución del joven Paulie ( John Martino ), responsable de entregar a Vito en su atentado. La frase funciona en dos sentidos: no dejar huella alguna o bien, cumple con la tarea y disfruta tu recompensa.

Y esa es una oferta muy difícil de rechazar.

QUE LEER ANTES O DESPUÉS DE LA FUNCIÓN.

El Rey Lear, de William Shakespeare. Escrita como pieza teatral, esta historia cuenta las desventuras de un anciano monarca que decide poner a prueba a sus hijas para, al conocer su grado de lealtad, decidir de que manera dividiría su reino. Ingratitud, traición y muerte aparecen en esta tragedia que funciona como una cruel y devastadora alegoría acerca de la naturaleza humana.