/ lunes 7 de octubre de 2024

ELCRTÍTICO21/ JOKER 2: FOLIE AUX DEUX, C’EST UNE MERDE!

Una de las cintas más esperadas de la temporada resulta ser la decepción más lastimosa del año. Es así como el primer obstáculo, para lograr una cabal comprensión de esta producción, es su definición: ¿es acaso un musical? ¿un drama carcelario? ¿una película de juicio?

Joker 2: Folie aux deux ( Todd Phillips, 2024 ) es un ejercicio innecesario, confuso y reiterativo capaz de destruir lo alcanzado, por el mismo equipo creativo, hace cinco años.

Tal vez cansado de ser señalado como el copista de Taxi Driver ( Martin Scorsese, 1976 ) y de El Rey de la Comedia ( Martin Scorsese, 1982 ), Todd Phillips dobla la apuesta para explorar un camino oscuro y subversivo al incorporar a este filme elementos musicales sin mucho respeto al género.

En esta secuela, que inicia con un delirante corto animado muy al estilo de Looney Toons, llegamos al mítico Arkham Asylum donde Arthur Fleck ( Joaquin Phoenix ) aguarda por el momento de su juicio, toda vez que está sujeto a proceso por cinco homicidios.

En el sanatorio, custodiado por sádicos guardias y entre compañeros tan perturbados como nuestro protagonista, aparece Lee Quinzel ( Lady Gaga ), recluida por crímenes que ponen en duda la salud mental; pronto se enciende la llama del romance y ambos, deambulando entre la realidad, la fantasía y la proyección de películas musicales, comenzarán a cantar con el propósito de comunicarse y comprenderse.

Sin embargo, la gran falla es la selección de canciones.

Ya sea a dueto, o en solitario, la playlist de Joker 2; Folie aux deux no tiene posibilidad de conectar con la audiencia, ya que el público no conoce las melodías que surgen en la pantalla. Son clásicos de la cultura popular y de las comedias musicales de la posguerra, es verdad, pero para los más jóvenes – base de mercado donde la primera cinta alcanzó su mayor recaudación – será aburrida.

Además, el guion es confuso y por momentos incoherente, algo inusitado en un filme con este nivel de distribución. Como drama carcelario existen contradicciones imposibles de ocultar y como cinta de juicios, Joker 2: Folie aux deux parece no encontrar un rumbo fluido.

De cualquier manera, Joaquin Phoenix es un magnífico actor. Su interpretación tiene altura. Se presenta aún más delgado y demacrado en esta ocasión. Su presencia resulta impresionante. Además, sus contribuciones musicales resultan muy bien logradas: para la posteridad, queda su versión, al teléfono, de la célebre canción Ne me quitte pas.

No tiene nada que pedirle a Jacques Brel.

Joker 2: Folies aux deux puede llegar al tedio, sobre todo a partir de su juicio oral y su desordenado tramo final, que incluye un clímax absurdo y arbitrario. Al dar vueltas y vueltas sobre el mismo asunto: el nihilismo contemporáneo, la alienación social y el sensacionalismo mediático, genera la percepción de lo reiterativo.

Es decir, esa historia ya se contó. Aunque ahora se pretenda edulcorar como una Guasong.

QUE LEER ANTES O DESPUÉS DE LA FUNCIÓN.

El beso de la mujer araña, de Manuel Puig. En prisión un revolucionario comunista comparte celda con un homosexual durante los años en que ambas condiciones constituían un crimen. Molina, para hacer menos penoso el encierro, le comparte a Valentín, el activista político, historias de películas cursis lo que provocará un vínculo imposible entre ambos varones que no tienen nada en común.

Una de las cintas más esperadas de la temporada resulta ser la decepción más lastimosa del año. Es así como el primer obstáculo, para lograr una cabal comprensión de esta producción, es su definición: ¿es acaso un musical? ¿un drama carcelario? ¿una película de juicio?

Joker 2: Folie aux deux ( Todd Phillips, 2024 ) es un ejercicio innecesario, confuso y reiterativo capaz de destruir lo alcanzado, por el mismo equipo creativo, hace cinco años.

Tal vez cansado de ser señalado como el copista de Taxi Driver ( Martin Scorsese, 1976 ) y de El Rey de la Comedia ( Martin Scorsese, 1982 ), Todd Phillips dobla la apuesta para explorar un camino oscuro y subversivo al incorporar a este filme elementos musicales sin mucho respeto al género.

En esta secuela, que inicia con un delirante corto animado muy al estilo de Looney Toons, llegamos al mítico Arkham Asylum donde Arthur Fleck ( Joaquin Phoenix ) aguarda por el momento de su juicio, toda vez que está sujeto a proceso por cinco homicidios.

En el sanatorio, custodiado por sádicos guardias y entre compañeros tan perturbados como nuestro protagonista, aparece Lee Quinzel ( Lady Gaga ), recluida por crímenes que ponen en duda la salud mental; pronto se enciende la llama del romance y ambos, deambulando entre la realidad, la fantasía y la proyección de películas musicales, comenzarán a cantar con el propósito de comunicarse y comprenderse.

Sin embargo, la gran falla es la selección de canciones.

Ya sea a dueto, o en solitario, la playlist de Joker 2; Folie aux deux no tiene posibilidad de conectar con la audiencia, ya que el público no conoce las melodías que surgen en la pantalla. Son clásicos de la cultura popular y de las comedias musicales de la posguerra, es verdad, pero para los más jóvenes – base de mercado donde la primera cinta alcanzó su mayor recaudación – será aburrida.

Además, el guion es confuso y por momentos incoherente, algo inusitado en un filme con este nivel de distribución. Como drama carcelario existen contradicciones imposibles de ocultar y como cinta de juicios, Joker 2: Folie aux deux parece no encontrar un rumbo fluido.

De cualquier manera, Joaquin Phoenix es un magnífico actor. Su interpretación tiene altura. Se presenta aún más delgado y demacrado en esta ocasión. Su presencia resulta impresionante. Además, sus contribuciones musicales resultan muy bien logradas: para la posteridad, queda su versión, al teléfono, de la célebre canción Ne me quitte pas.

No tiene nada que pedirle a Jacques Brel.

Joker 2: Folies aux deux puede llegar al tedio, sobre todo a partir de su juicio oral y su desordenado tramo final, que incluye un clímax absurdo y arbitrario. Al dar vueltas y vueltas sobre el mismo asunto: el nihilismo contemporáneo, la alienación social y el sensacionalismo mediático, genera la percepción de lo reiterativo.

Es decir, esa historia ya se contó. Aunque ahora se pretenda edulcorar como una Guasong.

QUE LEER ANTES O DESPUÉS DE LA FUNCIÓN.

El beso de la mujer araña, de Manuel Puig. En prisión un revolucionario comunista comparte celda con un homosexual durante los años en que ambas condiciones constituían un crimen. Molina, para hacer menos penoso el encierro, le comparte a Valentín, el activista político, historias de películas cursis lo que provocará un vínculo imposible entre ambos varones que no tienen nada en común.