Hace unos años cuando la saga de Rápidos y Furiosos crecía y nos presentaban secuencias de autos que brincaban de un lado a otro, casi casi volando por el aire, pensé que lo había visto todo, pero me equivoqué. Ahora regresan con una historia en la que vemos autos que pueden llegar al espacio y un guion que juega con la historia juvenil del protagonista Dominic Toretto (Vin Diesel).
Sabemos, que ir al cine para ver una cinta de Rápidos y Furiosos es ir para entretenerse y no para esperar la mejor historia digna de un premio Óscar, pero todo tiene un límite y en esta ocasión creo que hay algunos puntos de la trama que rayan en lo ridículo y que cuando se presentan ciertas secuencias uno sólo expresa “no puede ser lo que estoy viendo”. Eso sucede con la última parte de la saga que inició en el año 2001, y que en 20 años han producido 9 películas y un spin off, en esta ocasión bajo la dirección de Justin Lin, quien ha dirigido 4 cintas de la saga, pero no logra cautivar como en las anteriores producciones, puede ser por el cambio de guionista, ahora el director hace mancuerna con Daniel Casey, quien se da el lujo de romper las reglas de la física y presentarnos historias poco realistas.
La cinta nos presenta una episodio no conocido de la vida de Toretto y mezcla su situación actual con su vida antes de las carreras de carros y las aventuras policiales, en esta ocasión una amenaza obligará a Dominic a enfrentarse con su pasado para proteger a su familia. Para esta nueva aventura el equipo se une de nuevo y habrá algunos regresos no esperados, los seguidores de la saga quedarán sorprendidos con algunos reencuentros y con personajes que se suman a la historia. En este punto siento que los guionistas utilizan recursos muy al estilo de las novelas mexicanas, al regresar personajes y justificarlo de una forma inverosímil.
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La cinta es entretenida y llena de acción, pero con muchos huecos en su trama, los personajes ya se ven cansados después de 20 años, tal vez los actores ya se sienten grandes para las secuencias de acción, pero ni la contratación del ex luchador y ahora actor John Cena para sumarse a la historia salva a la cinta de ser una más del montón, muy por debajo de otras entregas de la saga de Rápidos y Furiosos.
Al final tenemos una película palomera que puede ver sin pensar mucho o seguir a detalle la historia, mejor disfrute la buena producción de acrobacias con los automóviles y le recomiendo que se quede a la escena post-créditos porque nos dejarán la puerta abierta para un spin off o para la ya anunciada y última parte Rápidos y Furiosos 10. Hasta aquí nuestra aventura cinematográfica en “La Crítica” soy Flavio Valencia, los espero en la próxima edición.
