Jesús León, el famoso tenor sonorense está más que extrañado y lastimado por la forma en que ha sido difamado por el Instituto Sonorense de Cultura.
Contactado para el concierto de apertura del Festival Ortíz Tirado se dio a la tarea de convencer a un director de orquesta inglés y a una soprano española, para hacer espacio en sus agendas y acompañarle a Sonora. De octubre a diciembre estuvieron organizando la presentación, pero el 24 de diciembre le llegó su Santoclós con la notificación vía WhatsApp de que se cancelaba el evento. Tras la falta de seriedad el tenor descargó su desencanto en sus redes sociales, posterior a lo cual le llamaron del ISC para ofrecerle una disculpa y proponerle una nueva fecha y lugar: 19 de enero en Hermosillo como preapertura al Ortíz Tirado. Debió entonces verificar con sus invitados disponibilidad y reagendar su participación. No hubo problema en ese sentido. Su concierto fue anunciado el 4 de enero y ese mismo día lo cancelaron y, con toda ausencia de seriedad, le proponían una tercera fecha, ésta para marzo lo cual ya no fue aceptada por el artista.
“Yo estaba dispuesto a esperar por el pago, no tenía problema de que se me cubriera en junio por ejemplo; lo que yo no puedo aceptar son las insinuaciones de que quise hacer algo ilegal porque eso es lo que está diciendo ahora”, declaró ayer en mi programa de TVD Primera Plana (de lunes a viernes de 13 a 14 hrs.), al referirse a Lupita Aldaco, directora del ISC.
Los invitados del tenor sonorense ya habían cancelado otras presentaciones para estar disponibles y hacer el viaje a Sonora. “Me gustaría que reconocieran la mala actitud y falta de respeto que tuvieron hacia mí. Me gustaría una disculpa pública, sólo pido que no vuelvan a hacer esto a ningún artista; para mí lo más importante es honrar la música y a Ortiz Tirado… Espero volver a cantar en Hermosillo con una organización seria”, dijo.
Y efectivamente, falta de seriedad es lo que ha demostrado la autoridad rectora de la cultura en Sonora, para los artistas en cuestión y en detrimento de un Festival considerado entre los más importantes del mundo operístico.
Por cierto, ofrecí contrarréplica a quienes representan a la institución y me respondieron que ya se había pronunciado la directora al respecto y que no hablaría más del tema. Precisamente ante sus expresiones de la semana pasada fue la respuesta y explicación del tenor pero han decidido no hablar más al respecto en una dependencia en la que se impulsa la cultura y donde se supone la libre expresión y la diversidad de pensamiento, es lo que le da riqueza a su quehacer.
Por lo pronto se sienta un muy mal precedente que afecta la imagen de Sonora, el ISC y el emblemático festival.
Ni la fuerza moral ni El Detente han evitado que el Presidente de la República se haya infectado de Covid-19 en dos ocasiones.
Cuando el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell argumentó (16 de marzo de 2020) que el mandatario tenía fuerza moral y no de contagio, derribó la imagen de respeto y confianza que inspiraba su formación científica y lo didáctica que resultaba su expresión cuando explicaba el tema médico; su abyección provocó la burla y pena ajena.
Luego el propio Presidente, dos días después, enseñó las estampitas de El Detente: El escudo protector es como el detente (…) El escudo protector es la honestidad, eso es lo que protege, el no permitir la corrupción (…) detente, enemigo, que el corazón de Jesús está conmigo”.
Todas las creencias religiosas, la fe que profesan las personas, son muy respetables pero también es cierto que “A Dios rogando y con el mazo dando”.
Quienes detentan el liderazgo deben ser muy responsables porque sus seguidores les otorgan mucha credibilidad a sus palabras, porque su ejemplo arrastra, porque sus acciones buscan ser imitadas.
Responsabilidad es lo que ha faltado en este tema al Presidente como indiscutible líder al que siguen miles de mexicanos sin poner sus dichos y acciones en tela de duda en ningún momento.
Ha despreciado el cubreboca, ha desestimado la importancia de quedarse en casa y al contrario ha instado a salir, no ha limitado sus apariciones públicas y al Covid-19 que en sus diversas variantes según cifras oficiales (con todo lo dudosas que estas sean) ha cobrado ya más de 300 mil vidas y ha infectado a más de 4 millones de mexicanxs, se le sigue restando la importancia debida; cuando otros países ya tienen esquemas de vacunación para infantes, aquí se sigue recomendando vicks y pidiendo llevarlos a las escuelas de manera presencial.
Necesitamos autoridades más responsables y ciudadanía más crítica y activa. Por supuesto, deseo que el Presidente y todas las personas infectadas por este virus, puedan librar la batalla pronto y satisfactoriamente.