/ sábado 27 de julio de 2024

Mi gusto es…(O la otra mirada) | Las despedidas

Dicen los especialistas que las despedidas son necesarias, como un ritual que deja atrás aquello que ya no forma parte de nuestra vida.

En términos psicológicos, es decir, en eso que le llaman borrar un círculo puede que eso si sea cierto.

Puede.

Se dejan de rumiar pasados, vemos hacia el frente y algo sanamos: de un duelo, de un amor que dejó de ser de dos o de la frustración aquella que tanto daño hizo por un tiempo al no haber hecho lo dictaba el corazón.

Es un proceso doloroso, afirman, pero no hacerlo puede suponer aferrarnos a algo que nos limita. La despedida hace posible el proceso de reajuste psicológico que nos permite avanzar, leo en un sitio y lo cito, rayando en el plagio tan de moda, al más puro estilo de la ministra Yasmin Esquivel .

¿Por qué necesitamos despedirnos? se pregunta o nos pregunta una terapeuta. En la vida, dice, pasamos por un titipuchal de situaciones y etapas, ya sean buenas o malas, que nos toca afrontar.

Quiere decir entonces que en la vida, aunque haya una larga lista de ganancias, también debemos afrontar numerosas pérdidas.

Es decir, en nueatra existencia, hay debes y haberes, activos o pasivos, numeros rojos y negros, cara y cruces en un volado, dias con sol y dias nublados, momentos presentes que mañana quieres olvidar por completo o recordarlo hasta el último aliento.

Ya cada quien sabrá qué o de que quiere despedirse o con qué quedarse.

Digamos que nuestro corazón o nuestra alma, opta por ser una acomuladora de instantes que mantiene desde sus primeros pasos, la adolescencia o en otra etapa personal y ahí los trae luciendolos para sí en su mente y al activarlos, los ojos brillan contentos, deseando que en psiqui nos queden para siempre.

En cambio, hay otros que flagelan, que duelen y queman el ánimo involuntariamente y nos cuesta trabajo decirles adiós y despedirnos de ellos.

Procrastinamos y cargamos con ese lastre, como si tuviéramos a un inquilino renuente a querer irse pero no tomamos la decisión de lanzarlo definitivamente, por generosidad, por compasión, por una mal entendida solidaridad con el prójimo.

Eso es una constante en nosotros y, en los sentimientos personales, nos pasa mas y si esa imagen, ese recuerdo, el portal de esa casa, el pantalón viejo, los anclajes de niño, el barrio que tiende a transformarse o el amigo que no lo era tanto, se quiere ir de uno, se le tiramos a los pies, abrazándolo con fuerza, como un grillete que sabemos que lastima pero seguimos postergando su rompimiento.

Tal vez por eso, cada vez que vamos o nos vamos del o hacia el lugar de origen, a nuestras querencias primarias, la garganta aprieta y tragamos gordo, sobre todo después de un par de días, una semana, un mes que estuviste tan agusto, pero reviviendo pasados de los cuales no has enterrado los que te hacen daño y los exhumamos sin querer ¿sin querer? al borde de una lágrima o de un dolor emocional intenso que no sabemos donde se anida.

Desde el inicio de la historia, las sociedades y culturas de todo el mundo han desarrollado una diversidad de rituales a la hora de despedirse de los difuntos. Esto es así porque siempre se le ha dado una gran importancia al hecho de despedirse y de cerrar etapas.

A través de los rituales le concedemos un valor a la persona que se ha ido, o a la etapa que hemos cerrado, y dignificamos ese momento vivido que ya forma parte del pasado.

En el amor- como si toda despedida dolorosa no tuviera un mucho de amor- dicen que la que sufre más es la persona a la que se deja, pues la noticia le llega de repente, a diferencia de quien avisa que va porque, se supone, que ya lo meditó y acude decidido a despedirse.

Al respecto los autores y/o intérpretes musicales tienen visiones muy disímbolas, según consta en estos ejemplos:

Daddy Yankee se observa muy narcisista:

Hablé con el hombre

Que vi en el espejo

Me dijo deja que vuele

Y se vaya lejos

Que si vuelve ese amor es tuyo

Y si no vuelve nunca fue tuyo

Y entonces sigue mi sabio consejo

En el caso de Los Dos Amantes, en la voz de Luis Aguilar y Lucha Villa, hay cierta indecisión en cuanto a quién le va peorcito:

¿Cuál de los dos amantes sufre más penas?

El que se va o el que se queda

¿Cuál de los dos amantes sufre más penas?

El que se va o el que se queda

El que se va, se va suspirando

Y el que se queda, se queda llorando

Don Alberto Cortez se muestra muy exageradito:

"Cuando un amigo se va

Queda un tizón encendido

Que no se puede apagar

Ni con las aguas de un río

Cuando un amigo se va

Una estrella se ha perdido

La que ilumina el lugar

Donde hay un niño dormido.."

Sea como sea una despedida simboliza un cierre necesario para transitar de una etapa a otra de la vida y la psicoterapia proporciona el espacio y las herramientas para despedirse cuando no hemos podido hacerlo con anterioridad.

Al menos eso se busca.

Hay despedidas que tardan, hay otras que son abruptas y en otras tantas veces, ni adiós dicen.

Porque así lo decidieron o porque, de plano, pudieron despedirse.

Al alargar ese momento, digamos como si extendieramos esta columna hasta el infinito o, por el contrario, de manera abrupta, cortaramos la perorata y, tan tan, esto hasta aquí llegó.

Hagan de cuenta, como si terminara un trienio o un sexenio que de antemano conocemos su temporalidad y por tanto lo que va a durar, salvo que el gobernante en turno se quisiera quedar y prolongara su tiempo

No sé para qué estoy dando ideas.

El extremo opuesto es cuando de pronto, supones que esa persona o esas personas están aquí en México, viviendo a salto de mata para siempre y, de pronto, cuando menos esperamos, ya están en Texas.

Esa gente sí que es maleducada porque ni a dios dicen y ni mucho menos carnita asada, a modo de despedida hacen .

Eso si crea una incertidumbre y quedan muchas preguntas en el aire, como cuando se sale de un chat familiar o de amigos.

Hay tantas interpretaciones como miembros tiene el grupo aunque, en general, un sector está tranquilo sabedor de que no incidió para esa salida pero otro no está tanto y dan explicaciones sin pedírselas.

Si no me crean, hagan de cuenta que El Mayo y compañía se salieron de un WhatsApp, todo es un misterio para saber qué fue lo que pasó y luego, como respuesta, chequen las declaraciones al respecto o vean las noticias.

Dicen los especialistas que las despedidas son necesarias, como un ritual que deja atrás aquello que ya no forma parte de nuestra vida.

En términos psicológicos, es decir, en eso que le llaman borrar un círculo puede que eso si sea cierto.

Puede.

Se dejan de rumiar pasados, vemos hacia el frente y algo sanamos: de un duelo, de un amor que dejó de ser de dos o de la frustración aquella que tanto daño hizo por un tiempo al no haber hecho lo dictaba el corazón.

Es un proceso doloroso, afirman, pero no hacerlo puede suponer aferrarnos a algo que nos limita. La despedida hace posible el proceso de reajuste psicológico que nos permite avanzar, leo en un sitio y lo cito, rayando en el plagio tan de moda, al más puro estilo de la ministra Yasmin Esquivel .

¿Por qué necesitamos despedirnos? se pregunta o nos pregunta una terapeuta. En la vida, dice, pasamos por un titipuchal de situaciones y etapas, ya sean buenas o malas, que nos toca afrontar.

Quiere decir entonces que en la vida, aunque haya una larga lista de ganancias, también debemos afrontar numerosas pérdidas.

Es decir, en nueatra existencia, hay debes y haberes, activos o pasivos, numeros rojos y negros, cara y cruces en un volado, dias con sol y dias nublados, momentos presentes que mañana quieres olvidar por completo o recordarlo hasta el último aliento.

Ya cada quien sabrá qué o de que quiere despedirse o con qué quedarse.

Digamos que nuestro corazón o nuestra alma, opta por ser una acomuladora de instantes que mantiene desde sus primeros pasos, la adolescencia o en otra etapa personal y ahí los trae luciendolos para sí en su mente y al activarlos, los ojos brillan contentos, deseando que en psiqui nos queden para siempre.

En cambio, hay otros que flagelan, que duelen y queman el ánimo involuntariamente y nos cuesta trabajo decirles adiós y despedirnos de ellos.

Procrastinamos y cargamos con ese lastre, como si tuviéramos a un inquilino renuente a querer irse pero no tomamos la decisión de lanzarlo definitivamente, por generosidad, por compasión, por una mal entendida solidaridad con el prójimo.

Eso es una constante en nosotros y, en los sentimientos personales, nos pasa mas y si esa imagen, ese recuerdo, el portal de esa casa, el pantalón viejo, los anclajes de niño, el barrio que tiende a transformarse o el amigo que no lo era tanto, se quiere ir de uno, se le tiramos a los pies, abrazándolo con fuerza, como un grillete que sabemos que lastima pero seguimos postergando su rompimiento.

Tal vez por eso, cada vez que vamos o nos vamos del o hacia el lugar de origen, a nuestras querencias primarias, la garganta aprieta y tragamos gordo, sobre todo después de un par de días, una semana, un mes que estuviste tan agusto, pero reviviendo pasados de los cuales no has enterrado los que te hacen daño y los exhumamos sin querer ¿sin querer? al borde de una lágrima o de un dolor emocional intenso que no sabemos donde se anida.

Desde el inicio de la historia, las sociedades y culturas de todo el mundo han desarrollado una diversidad de rituales a la hora de despedirse de los difuntos. Esto es así porque siempre se le ha dado una gran importancia al hecho de despedirse y de cerrar etapas.

A través de los rituales le concedemos un valor a la persona que se ha ido, o a la etapa que hemos cerrado, y dignificamos ese momento vivido que ya forma parte del pasado.

En el amor- como si toda despedida dolorosa no tuviera un mucho de amor- dicen que la que sufre más es la persona a la que se deja, pues la noticia le llega de repente, a diferencia de quien avisa que va porque, se supone, que ya lo meditó y acude decidido a despedirse.

Al respecto los autores y/o intérpretes musicales tienen visiones muy disímbolas, según consta en estos ejemplos:

Daddy Yankee se observa muy narcisista:

Hablé con el hombre

Que vi en el espejo

Me dijo deja que vuele

Y se vaya lejos

Que si vuelve ese amor es tuyo

Y si no vuelve nunca fue tuyo

Y entonces sigue mi sabio consejo

En el caso de Los Dos Amantes, en la voz de Luis Aguilar y Lucha Villa, hay cierta indecisión en cuanto a quién le va peorcito:

¿Cuál de los dos amantes sufre más penas?

El que se va o el que se queda

¿Cuál de los dos amantes sufre más penas?

El que se va o el que se queda

El que se va, se va suspirando

Y el que se queda, se queda llorando

Don Alberto Cortez se muestra muy exageradito:

"Cuando un amigo se va

Queda un tizón encendido

Que no se puede apagar

Ni con las aguas de un río

Cuando un amigo se va

Una estrella se ha perdido

La que ilumina el lugar

Donde hay un niño dormido.."

Sea como sea una despedida simboliza un cierre necesario para transitar de una etapa a otra de la vida y la psicoterapia proporciona el espacio y las herramientas para despedirse cuando no hemos podido hacerlo con anterioridad.

Al menos eso se busca.

Hay despedidas que tardan, hay otras que son abruptas y en otras tantas veces, ni adiós dicen.

Porque así lo decidieron o porque, de plano, pudieron despedirse.

Al alargar ese momento, digamos como si extendieramos esta columna hasta el infinito o, por el contrario, de manera abrupta, cortaramos la perorata y, tan tan, esto hasta aquí llegó.

Hagan de cuenta, como si terminara un trienio o un sexenio que de antemano conocemos su temporalidad y por tanto lo que va a durar, salvo que el gobernante en turno se quisiera quedar y prolongara su tiempo

No sé para qué estoy dando ideas.

El extremo opuesto es cuando de pronto, supones que esa persona o esas personas están aquí en México, viviendo a salto de mata para siempre y, de pronto, cuando menos esperamos, ya están en Texas.

Esa gente sí que es maleducada porque ni a dios dicen y ni mucho menos carnita asada, a modo de despedida hacen .

Eso si crea una incertidumbre y quedan muchas preguntas en el aire, como cuando se sale de un chat familiar o de amigos.

Hay tantas interpretaciones como miembros tiene el grupo aunque, en general, un sector está tranquilo sabedor de que no incidió para esa salida pero otro no está tanto y dan explicaciones sin pedírselas.

Si no me crean, hagan de cuenta que El Mayo y compañía se salieron de un WhatsApp, todo es un misterio para saber qué fue lo que pasó y luego, como respuesta, chequen las declaraciones al respecto o vean las noticias.

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