Michel de Notre-Dame mejor conocido como Nostradamus en la cultura popular fue un médico francés de origen judío, autor de varias profecías escritas crípticamente, es decir, con una prosa que requiere interpretación. Entre las profecías más famosas de Nostradamus se encuentra la que predijo la muerte del rey Enrique II de Francia, el advenimiento de Hitler entre otras.
Como todos los clarividentes y profetas Nostradamus tiene sus defensores y detractores; los primeros afirman que es el mayor clarividente que ha existido, en tanto los segundos aseguran que sus crípticas profecías han sido interpretadas de forma que coincidan con los grandes eventos históricos que han marcado el destino de la humanidad.
Estas líneas no tienen el propósito de poner a discusión si las profecías de Nostradamus son o no ciertas, sino más bien he traído el tema a colación para preguntarme qué tan necesario resultar tener profecías respecto al futuro, sean las de Nostradamus o cualquier otro, si las señales de lo que podría suceder con la humanidad al menos en el corto plazo son plenamente visibles.
Por ejemplo, es evidente que el clima está variando, estudios especializados aparte, nosotros podemos sentir esas variaciones y de hecho las comentamos casi siempre en nuestras conversaciones. Los veranos excepcionalmente calientes, los inviernos que van de templados a cálidos en lugares donde décadas antes eran fríos. Sabemos, pues, que el próximo año quizá el clima seguirá con esta tendencia.
Otro ejemplo son los problemas económicos.
Se nos ha dicho por distintos medios y de varias formas que los problemas en este sector son en su mayor parte, por no decir que en su totalidad, estructurales; esto quiere decir que para solucionarlos se necesitan cambios que modifiquen estructuras sociales y económicas, modificaciones que es imposible lograr en el corto plazo por lo que la problemática económica tal vez el año siguiente siga igual que este año, pues debido a la globalización de la economía las soluciones ya no dependen sólo de lo que se hace en un país, sino de múltiples factores a nivel mundial, por ejemplo la baja en el precio del petróleo, la subida del dólar, etc.
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En el área de la tecnología que ha tenido rápidos avances en la última década, ¿Qué nos espera para el próximo año?, para quienes somos usuarios cotidianos de la tecnología lo que se avecina será probablemente lo mismo que hemos tenido en años anteriores, es decir, la guerra sin cuartel de las empresas de comunicación que ofrecen sus teléfonos cada vez más avanzados, avances que se denotan por un número o una letra aunque mi percepción como usuaria me hace creer que estos avances en computadoras, tabletas y teléfonos celulares está cerca de llegar a un impasse, por qué si nos preguntamos qué avances substanciales hemos tenido después de los smartphones y las tabletas al menos para el público en general no ha habido nada nuevo, con nuevo me refiero a un producto que antes no existiera.
¿Seguimos teniendo la necesidad de las profecías? Me atrevería a decir que sí porque la curiosidad humana quiere saber hechos concretos y no generalidades, ni probabilidades, tampoco tendencias. Como sociedad tenemos la necesidad de saber exactamente los qué, quién y cómo en concreto, por eso mientras existamos, es probable que sigan existiendo las profecías y/o predicciones.