En la controversia referente a la misión y visión que deben tener la UNAM, las universidades y los privilegiados universitarios mexicanos, reflexionamos acerca de un ilustrativo mensaje, que en reunión de académicos quienes estudiamos el Desarrollo Regional Transfronterizo, dictó el ilustre Rector, (desde hace 21 años), de la Arizona State University, ASU, Dr. Michael Maurice Crow, en Tempe-Phoenix, y que nos compartía sus visionarias ideas de la moderna función de las universidades públicas.
Mediante un motivador mensaje, el Dr. Crow, quien también es el autor del revolucionario modelo educativo incluyente, libre y creativo para todas las universidades de Estados Unidos y del mundo; el cual, consiste en la instrumentación en las universidades de una efectiva administración interdisciplinaria, con investigación, vinculación y docencia más pertinente, que verdaderamente sirva a la sociedad, que sea más útil para todos los sectores socioeconómicos, empresariales y productivos, pero sobre todo, a fin de abatir la exclusión y las desigualdades.
Su acreditado libro: “Designing the New American University”, es una obligada lectura para todos los involucrados con la educación superior, ya sean directivos, académicos, empleados, así como los mismos estudiantes universitarios. El Rector Crow, parte del común acuerdo de que las universidades deben regirse por el principio básico de servir a la comunidad, inspiradas en el cimiento fundamental de la autonomía universitaria, con plena libertad de cátedra y generación de conocimientos útiles pertinentes.
Sustenta la existencia académica, jamás política, de todas las universidades públicas por tres razones sustantivas: en la primera afirma que somos instituciones de investigación, extensión y docencia, constituidas por la idea de la inclusión contra la exclusión; y, por el éxito de los estudiantes que incorporamos o egresamos, y por sus aportaciones para mejorar el nivel socioeconómico de una sociedad más diversa y plural que nunca antes.
Su segundo argumento parte de que la investigación y generación de conocimientos debe servir a la comunidad a la que pertenecemos. A diferencia de la antigua tradición, sostiene que debemos reorientar nuestras funciones académicas y sociales, para impactar claramente en el beneficio del pueblo, más que en lograr para nuestro ego, medallas o reconocimientos solo de nosotros mismos como clubes académicos
En tercer lugar, asienta que, aunque la mayoría de las universidades aparentan adoptar la anterior misión y visión, muy pocas instituciones públicas aceptan los resultados de sus acciones sobre nuestras comunidades, los resultados sociales, culturales, económicos; y, cuando estos productos no son adecuados para la nación, asevera que las universidades tienen la obligación de aportar y recomendar por consenso y convergencia, las estrategias más adecuadas, pero que nunca deben quedarse en su zona de confort, dentro del campus con irresponsable indiferencia.
Como un exitoso universitario optimista, el rector Michael Crow sugería su acertada visión de universidades del futuro, particularmente las de Sonora y Arizona, de que sean siempre recintos científicos modernos más incluyentes, libres, diversos y responsables comprometidas con la sociedad a la que nos debemos; así como, receptores incondicionales de la diversidad, abiertos y tolerantes con nuevas culturas globalizadas y corrientes del pensamiento socioeconómico y político.
En este sentido, nosotros consideramos que, la educación superior y las universidades deben comprometerse mucho más con la problemática sociopolítica, pero nunca, jamás, dejaran de ser universidades con universalidad de pensamiento; esto es, recintos de estudios universales, plurales, incluyentes, abiertos y tolerantes de todas las teorías e ideologías diferentes. universidades de pensamiento diverso, sin dogmatismos intolerantes ni fanatismos ideológicos; y donde ya no caben aquellos viejos dogmas radicales del pensamiento único extremista de izquierda o derecha.
Finalmente, las lamentables declaraciones del Presidente López Obrador, y la directora del Conacyt, acusando que la UNAM se había derechizado políticamente o que la ciencia en México se había puesto al servicio del capitalismo o de la derecha del pensamiento ideológico; son declaraciones muy desafortunadas, absurdas e irracionales. Es una insensatez aseverar que la ciencia, o una benemérita universidad pública de prestigio mundial como la UNAM, orgullo de los mexicanos, pudieran adoptar un quehacer favorecedor de una ideología capitalista “neoliberal”; al contrario, en muchas ocasiones, desde 1968 hasta la fecha, durante 53 años, se ha estigmatizado a la UNAM como una universidad dominada por ideologías izquierdistas, lo que también es falso.