/ sábado 28 de septiembre de 2024

Voz de vuelta / Autocrítica

Que difícil es practicar la autocrítica, pero necesitamos hacerlo. Les cuento a qué viene el tema: hace un par de semanas escribí sobre el valor de la cultura empujada un tanto por la indiferencia de algunos medios al promover eventos artísticos en Hermosillo. Percibí que podrían verme con cierta ingenuidad porque al mismo tiempo que yo les invitaba a ver una obra de teatro o visitar un museo, periodistas de otras fuentes informativas compartían debates sobre la polémica aprobación de la reforma judicial, inseguridad, desapariciones y tragedias cotidianas.

Por otro lado, hace rato que quiero entrevistar a mucha gente y en víspera del cambio de estafeta en el gobierno federal este primero de octubre, me pareció una buena oportunidad para organizar un ciclo de conversaciones con artistas y promotores culturales de Sonora. Lo hicimos desde la Agencia Narrativas, una empresa cultural que fundé en 2020 junto con Edith Cota y a la que se ha sumado Magda Rivera. No nos detuvimos en visibilizar los temas de interés en los títulos, nos concentramos en reunir a voces de acuerdo a los ámbitos donde se desarrollan, salvo en conceptos como arte, comunidad, patrimonio cultural, fomento a la lectura y gestión cultural. Del 23 al 27 de septiembre realizamos cinco conversaciones en línea con 25 voces que además de contarnos sobre las actividades y proyectos que realizan en la actualidad, accedieron a plantear opiniones, críticas y aportes sobre su profesión.

Hablaron de la necesidad de impulsar alianzas, de la precarización del sector, de la falta de gestión institucional, de la urgencia de impulsar ferias del libro creativas e innovadores, de las modificaciones al reglamento del Estímulo Fiscal para la Cultura y las Artes y su accidentado proceso administrativo, de la reorganización del gremio de la danza (contemporánea), de la necesidad de recursos para la creación, de la urgencia de capacitar sobre financiamiento y mercado para el arte desde las aulas, de las dificultades que enfrentan quienes hacen cine y de las relaciones contractuales entre artistas, instituciones y empresas. En términos generales, estos fueron los planteamientos más fuertes al que debo agregar aparte, el de la falta de actualización y capacitación de las personas que se dedican al arte y la cultura, sobre políticas públicas, leyes, gestión, impuestos, conceptos y dinámicas institucionales.

De aquí viene el título de esta voz, ¿practicamos la autocrítica? ¿cómo podemos lograrlo sin caer en la autocomplacencia o sin que nos paralice? San Google nos recuerda que la autocrítica es la capacidad que tenemos de reconocer nuestras fallas y de analizar nuestras acciones en forma objetiva; esta puede ser constructiva o negativa, en la primera, pese a identificar errores o limitaciones, también podemos enfocarnos en fortalezas y logos; la segunda puede ser no proporcional ni sana.

Especialmente en la última sesión, el actor Paulo Galindo fue muy tajante y crudo, puso el dedo en la llaga y eso a mi me ha resultado muy valioso, porque si bien pudo provocar sorpresa y hasta un instinto natural de ponerse a la defensiva, creo que dio en el clavo sobre una postura que no cambia a pesar de los años y la experiencia: la del lamento sobre la incomprensión de la sociedad, las instituciones, los gobiernos, los medios, de la iniciativa privada y de quien se cruce en el camino. El problema está afuera, pero pocas veces nos detenemos a ver el problema en uno mismo como lo expuso Paulo. Y ojo, a mi en lo particular me pareció importante volver a escucharles, creo que si en algo abonó el ciclo fue para identificar cambios de actitud y también inercias; deseos de charlar y por el contrario, opiniones distintas, más interesadas en que las conversaciones sean con otros actores de la sociedad. Si bien tengo una lista de aspectos que hubiera hecho diferente en este ciclo, creo que logramos sacudir la inercia.

Practiquemos la autocrítica constructiva. Parafraseando la referencia tomada de internet les invito a que seamos amables con nosotros mismo pero buscando el equilibrio entre la autocrítica y la autocomplacencia; aprendamos de los errores y de las críticas fuertes que nos cachetean el ego y reconozcamos nuestras fortalezas. Ojalá.