/ sábado 14 de septiembre de 2024

Voz de vuelta / El valor de la cultura

En estos días, me he sentido como espectadora de dos mundos paralelos: en uno, se aprueba la reforma fiscal, se rinden informes de gobierno, se prepara la entrega de estafetas de la presidencia de la República, de diputaciones y alcaldías; en forma cotidiana, sabemos de balaceras, desapariciones y violencia familiar; en otro, artistas, promotores y gestores culturales organizan eventos, temporadas teatrales, estrenos de películas, conferencias y talleres; promueven a jóvenes talentos, lanzan colecciones editoriales y buscan la forma de vivir de su profesión. Parecen dos mundos paralelos, pero no lo son. Conviven en el mismo espacio, en el mismo tiempo, pero no en la misma sintonía.

¿Cómo atraer la mirada de líderes de opinión y medios de comunicación hacia la producción artística que también existe y busca la manera de encontrar espacios de difusión? ¿Cómo atraerla en un ambiente polarizado y politizado, donde pesa más si comulgas con el partido dominante en el poder o no? Y conste que la tirada de esta reflexión no es partidista, simplemente un llamado de atención para que se abran espacios de conversación y difusión sobre lo que sucede en este ámbito. También me pregunto, ¿cuándo se tomará en serio el análisis sobre las políticas públicas en relación a la cultura y el ejercicio pleno de los derechos culturales?

Si se asoman a las redes sociales de artistas e instituciones culturales, están llenitas de invitaciones, de anuncios y programas y si pudieran escuchar sobre todos los proyectos atorados por la burocracia - como sucede con el Estímulo Fiscal para la Cultura y las Artes 2023 que a un año de haber concluido todavía no empieza para muchos - podrían ver que no es equilibrada la producción artística en relación a la respuesta de las instituciones culturales, iniciativa privada, de medios de comunicación y de la ciudadanía.

La relevancia del sector cultural en la vida productiva, económica y social de una comunidad está comprobada. Hace 20 años, el economista Ernesto Piedras publicó el libro ¿Cuánto vale la cultura?, para analizar la contribución económica de las industrias protegidas por el derecho de autor en México y confirmó -con base en una amplia investigación-, que constituye un sector con grandes capacidades de desarrollo.

Pau Rausell Köster, economista, doctor y profesor titular del departamento de economía aplicada de la Universidad de Valencia, expresó lo siguiente en un foro sobre industrias culturales: “la variable más importante para explicar la riqueza de las regiones es la dimensión o cantidad de trabajadores en los sectores culturales y creativos”. La especialista Sylvain Pasqua aseguró que: “cuando inviertes en cultura, inviertes en el futuro social y económico de la región”.

Las amplias posibilidades del sector cultural para mover emociones, conocimiento, pensamiento crítico, introspección, convivencia, tiene efectos importantes en nuestra manera de ver y actuar de manera individual y colectiva. ¿Dónde están las voces del sector y, para este caso, dónde están los espacios para el ejercicio del periodismo cultural?

Ojalá dejemos de subir los hombros porque “siempre ha sido así”, porque “así es en Sonora”, porque “nos van a quitar el apoyo”, porque “los artistas son problemáticos”, porque “a quién le importa”, porque “ya me cansé”. Se necesita el financiamiento de proyectos culturales y un acompañamiento real y profundo de las instituciones, periodistas y personas empresarias para incentivar y promover el valor de la cultura.

En estos días, me he sentido como espectadora de dos mundos paralelos: en uno, se aprueba la reforma fiscal, se rinden informes de gobierno, se prepara la entrega de estafetas de la presidencia de la República, de diputaciones y alcaldías; en forma cotidiana, sabemos de balaceras, desapariciones y violencia familiar; en otro, artistas, promotores y gestores culturales organizan eventos, temporadas teatrales, estrenos de películas, conferencias y talleres; promueven a jóvenes talentos, lanzan colecciones editoriales y buscan la forma de vivir de su profesión. Parecen dos mundos paralelos, pero no lo son. Conviven en el mismo espacio, en el mismo tiempo, pero no en la misma sintonía.

¿Cómo atraer la mirada de líderes de opinión y medios de comunicación hacia la producción artística que también existe y busca la manera de encontrar espacios de difusión? ¿Cómo atraerla en un ambiente polarizado y politizado, donde pesa más si comulgas con el partido dominante en el poder o no? Y conste que la tirada de esta reflexión no es partidista, simplemente un llamado de atención para que se abran espacios de conversación y difusión sobre lo que sucede en este ámbito. También me pregunto, ¿cuándo se tomará en serio el análisis sobre las políticas públicas en relación a la cultura y el ejercicio pleno de los derechos culturales?

Si se asoman a las redes sociales de artistas e instituciones culturales, están llenitas de invitaciones, de anuncios y programas y si pudieran escuchar sobre todos los proyectos atorados por la burocracia - como sucede con el Estímulo Fiscal para la Cultura y las Artes 2023 que a un año de haber concluido todavía no empieza para muchos - podrían ver que no es equilibrada la producción artística en relación a la respuesta de las instituciones culturales, iniciativa privada, de medios de comunicación y de la ciudadanía.

La relevancia del sector cultural en la vida productiva, económica y social de una comunidad está comprobada. Hace 20 años, el economista Ernesto Piedras publicó el libro ¿Cuánto vale la cultura?, para analizar la contribución económica de las industrias protegidas por el derecho de autor en México y confirmó -con base en una amplia investigación-, que constituye un sector con grandes capacidades de desarrollo.

Pau Rausell Köster, economista, doctor y profesor titular del departamento de economía aplicada de la Universidad de Valencia, expresó lo siguiente en un foro sobre industrias culturales: “la variable más importante para explicar la riqueza de las regiones es la dimensión o cantidad de trabajadores en los sectores culturales y creativos”. La especialista Sylvain Pasqua aseguró que: “cuando inviertes en cultura, inviertes en el futuro social y económico de la región”.

Las amplias posibilidades del sector cultural para mover emociones, conocimiento, pensamiento crítico, introspección, convivencia, tiene efectos importantes en nuestra manera de ver y actuar de manera individual y colectiva. ¿Dónde están las voces del sector y, para este caso, dónde están los espacios para el ejercicio del periodismo cultural?

Ojalá dejemos de subir los hombros porque “siempre ha sido así”, porque “así es en Sonora”, porque “nos van a quitar el apoyo”, porque “los artistas son problemáticos”, porque “a quién le importa”, porque “ya me cansé”. Se necesita el financiamiento de proyectos culturales y un acompañamiento real y profundo de las instituciones, periodistas y personas empresarias para incentivar y promover el valor de la cultura.