/ domingo 28 de mayo de 2023

Voz de vuelta | Fiestas del Pitic

Cada año es común exigir que anuncien con tiempo las carteleras de grandes eventos culturales en Sonora. Cada año es común quejarnos de la tardanza en los anuncios (se han convertido en la regla, no en la excepción). Cada año es común enfocarnos en los artistas “ancla”, populares, mediáticos para criticar su contratación y las grandes masas que seguro van a verlos aunque “no sean culturales”… Cada año es común observar la promoción institucional de conciertos masivos y escucharlos decir que rompieron el récord. Cada año ignoramos olímpicamente el resto de la programación cultural, en las redes sociales e incluso en los medios.

En todos los casos no me daré golpes de pecho, me ha pasado, dentro y fuera de la organización. Es fácil (y hasta cómodo) caer en la tentación de cuestionar tecleando comentarios grandes o chiquitos (en extensión y sustancia). Pero hoy quiero invitarles a apreciar lo bueno de las Fiestas del Pitic este año, no para darles gusto a organizadores, ni por ser complacientes, sino porque realmente hay buenas propuestas artísticas y culturales y porque he podido ver risas, largas caminatas de parejas y familias, gente bailando en camellones mientras se comen unos tacos de carne asada o sentada en las sillas dispuestas para apreciar el espectáculo de su elección. ¿A poco la función de los festivales culturales sólo es presentar artistas? Creo que no, creo que su función principal es crear espacios de convivencia e imaginación como lo repite sin cansancio la gestora cultural, Liliana López Borbón.

Al apreciar un concierto, una obra de teatro, danza, hay energía, emociones, libertad, catarsis. En un conversatorio hay deseos de dialogar con los otros, hay saludos, coincidencias y diferencias, hay deseo de continuar la charla. En un taller, hay aprendizaje; las familias se unen, observan a sus hijas e hijos pintar, aprender algo, conviven. En los recorridos por foros de exposición y difusión de los pueblos originarios, tenemos la oportunidad de conocerlos, de comprar sus artesanías, de estar cerca de sus expresiones y rituales. Hay foros donde se presentan grupos emergentes y puedes ver la emoción de sus fans al verlos en el escenario. Y qué me dicen sobre la presencia de artistas sonorenses con trayectoria que son garantía de calidad.

Hay exposiciones de artes visuales, murales al aire libre, musicales, animación callejera, teatro, recorridos históricos. De géneros musicales, veamos si los acabalo a todos: ópera, rock, jazz, salsa, trova, cantos tradicionales de pueblos originarios, música barroca, música electrónica, música tradicional indígena en una fusión con géneros como salsa, cumbia, mariachi, rap, son cubano, norteño, country, ska y jazz, etcétera.

Hace unos días en el Encuentro Internacional Educar es Transformar, Jorge Melguizo dijo algo que me parece embona en este mensaje que he querido compartirles hoy: “Es necesario hacer un enorme trabajo de visibilización a través de estrategias sobre experiencias innovadoras que se están realizando en cientos de escuelas en este país. Muchísimas son maravillas pero no son visibles ni reconocidas, por lo tanto no son valoradas ni potenciadas y podrían servir como referencia de muchos lugares”.

Qué tal si visibilizamos más y mejor a las y los artistas de Sonora para que sean reconocidos, valorados y potenciados. Hagamos el intento.


Cada año es común exigir que anuncien con tiempo las carteleras de grandes eventos culturales en Sonora. Cada año es común quejarnos de la tardanza en los anuncios (se han convertido en la regla, no en la excepción). Cada año es común enfocarnos en los artistas “ancla”, populares, mediáticos para criticar su contratación y las grandes masas que seguro van a verlos aunque “no sean culturales”… Cada año es común observar la promoción institucional de conciertos masivos y escucharlos decir que rompieron el récord. Cada año ignoramos olímpicamente el resto de la programación cultural, en las redes sociales e incluso en los medios.

En todos los casos no me daré golpes de pecho, me ha pasado, dentro y fuera de la organización. Es fácil (y hasta cómodo) caer en la tentación de cuestionar tecleando comentarios grandes o chiquitos (en extensión y sustancia). Pero hoy quiero invitarles a apreciar lo bueno de las Fiestas del Pitic este año, no para darles gusto a organizadores, ni por ser complacientes, sino porque realmente hay buenas propuestas artísticas y culturales y porque he podido ver risas, largas caminatas de parejas y familias, gente bailando en camellones mientras se comen unos tacos de carne asada o sentada en las sillas dispuestas para apreciar el espectáculo de su elección. ¿A poco la función de los festivales culturales sólo es presentar artistas? Creo que no, creo que su función principal es crear espacios de convivencia e imaginación como lo repite sin cansancio la gestora cultural, Liliana López Borbón.

Al apreciar un concierto, una obra de teatro, danza, hay energía, emociones, libertad, catarsis. En un conversatorio hay deseos de dialogar con los otros, hay saludos, coincidencias y diferencias, hay deseo de continuar la charla. En un taller, hay aprendizaje; las familias se unen, observan a sus hijas e hijos pintar, aprender algo, conviven. En los recorridos por foros de exposición y difusión de los pueblos originarios, tenemos la oportunidad de conocerlos, de comprar sus artesanías, de estar cerca de sus expresiones y rituales. Hay foros donde se presentan grupos emergentes y puedes ver la emoción de sus fans al verlos en el escenario. Y qué me dicen sobre la presencia de artistas sonorenses con trayectoria que son garantía de calidad.

Hay exposiciones de artes visuales, murales al aire libre, musicales, animación callejera, teatro, recorridos históricos. De géneros musicales, veamos si los acabalo a todos: ópera, rock, jazz, salsa, trova, cantos tradicionales de pueblos originarios, música barroca, música electrónica, música tradicional indígena en una fusión con géneros como salsa, cumbia, mariachi, rap, son cubano, norteño, country, ska y jazz, etcétera.

Hace unos días en el Encuentro Internacional Educar es Transformar, Jorge Melguizo dijo algo que me parece embona en este mensaje que he querido compartirles hoy: “Es necesario hacer un enorme trabajo de visibilización a través de estrategias sobre experiencias innovadoras que se están realizando en cientos de escuelas en este país. Muchísimas son maravillas pero no son visibles ni reconocidas, por lo tanto no son valoradas ni potenciadas y podrían servir como referencia de muchos lugares”.

Qué tal si visibilizamos más y mejor a las y los artistas de Sonora para que sean reconocidos, valorados y potenciados. Hagamos el intento.