Pasión o solidaridad. Vocación o militancia con las causas que irritan. Los feminicidios, por ejemplo. O todo esto junto como un impulso para actuar y decidir el rumbo de una puesta en escena.Ana Francis Mor, es actriz, escritora, directora de escena. Pensadora y reflexiva.
Hace unos días visitó Hermosillo, ese lugar al que desde su voz califica de encantador, porque le encanta. Ana es una máquina de construir conclusiones, de volcar el pensamiento. Lo hace sin ambages, porque el conocimiento de causa es un camino ad hoc. Y dice:
“De entrada, Hermosillo es uno de mis lugares favoritos del planeta tierra, las mujeres de aquí me parecen fascinantes, poderosas, fuertes. El lenguaje propio de la región me resulta la cosa más divertida, interesante, poética. En la poética popular del lenguaje, esta ocasión, invitada por la maestra Hilda Valencia, estoy asesorando el montaje de cabaret Las Matriarcas, incursión que hace Andamios Teatro.
¿Estamos avanzando en la equidad de género, en la inclusión de la mujer en un hablarnos de iguales o estamos retrocediendo?, lo pregunto por este contexto de feminicidios que se viven recientemente en Hermosillo.
- Pienso que estamos avanzando, sí hay una concepción que se está haciendo masiva y generalizada de que las cosas no pueden seguir igual, de que los roles que ocupamos las mujeres y los hombres se tienen que cambiar por algo más igualitario, y sobre todo, por algo más diverso y flojito. Hay muchísimos hombres que no quieren ser el macho proveedor, rígido.
¿Qué hacemos con eso y cómo se transforma? Me parece que hay muchos factores que intervienen para que los feminicidios y la violencia hacia las mujeres se exacerben. Por un lado tiene qué ver que ante este avance que estamos teniendo las mujeres, tan tremendo, y que pasa un poco como cuando te libras de la esclavitud, una vez que te quitas el grillete, que empiezas a caminar y dices: ah, caray, ya no tengo dolor de cuello, no hay manera en este mundo de que te vuelvas a poner el grillete. Las mujeres que ya están volando, que y se dieron cuenta, que ya están en este camino, no hay manera de que regresen,
Todos estos movimientos de yo no soy un hombre así, pero también las mujeres le pegan tantito a los hombres, se caen solitos, duran cinco minutos, no tienen ninguna fuerza, porque con nueve muertas al día en nuestro país, obviamente la urgencia está en otro lado.
¿Cada vez que emprendes un proyecto pones la mira en sobre cómo va a incidir socialmente, o hay momentos en los que dices voy a hacer arte por hacer arte?
— Ahora me concibo como una contadora de historias, yo cuento historias, sea que me trepe al escenario, al escribir, la haga novela, la haga teatro, cine. Como yo vivo el arte es como un gran rompecabezas que nos cuenta cómo es el mundo, en ese gran rompecabezas cuenta una parte, y cada pedacito es una narrativa que alguien escribió, que alguien puso ahí, desde la pintura, desde las artes, y en ese sentido lo que yo miro como narrativa universal desde prácticamente todas las artes hasta hace cien años es una narrativa masculina y hetero patriarcal, entonces no es que yo haga narrativa femenina, es que estoy contribuyendo a que la narrativa universal sea universal, porque no ha sido universal, en ese sentido me parece que es lo que tengo que hacer, no me parece que el arte exista por el arte, no necesariamente cuando comienzo un proyecto, cuando estoy narrando una historia, pienso que mi historia tiene que ser feminista, no, eso ya me sale naturalito, hasta cuando respiro, porque el feminismo también es una práctica de vida,
¿Qué historia queremos contar?, eso siempre me lo pregunto.
Entonces, ¿qué pasa si empezamos a contar otra historia, donde los hombres cuidan a sus hijos ¿Qué pasa si empezamos a contar historias donde los hombres no maten?
