La Banda Sinfónica del Estado de Sonora (BSES) brindó uno de sus conciertos más especiales de los últimos años, con el cierre de temporada que tuvo a Alejandra Robles “La Morena” como artista invitada.
La cantante nacida en Puerto Escondido, Oaxaca hizo gala del poderío vocal que la ha hecho ser reconocida como una de las mejores intérpretes mexicanas de música tradicional, habiendo compartido con otros grandes de la música latinoamericana y presentándose con éxito en otros lugares del mundo como Dinamarca, España, Colombia, Holanda, Canadá y Francia.
“Es un honor para mí el estar tocando y cantando para todos ustedes esta noche”, señaló Robles en su regreso a la capital sonorense. “Y más aún porque miren qué cosa más bella, qué bien acompañada estoy, nada más y nada menos que por la Banda Sinfónica de Sonora, bajo la dirección del maestro, director extraordinario, Renato Zupo”.
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La noche arrancó con la interpretación de “Conga del Fuego Nuevo”, del compositor alamense Arturo Márquez, con Alejandra Robles uniéndose en el escenario para cantar “El Feo”, del juchiteco Demetrio López.
El resto de la noche transitó entre estos dos polos de la música mexicana, desfilando temas populares como “La Matiniana” y otros de ritmo afrodescendiente.
“Ser afrodescendiente es un derecho, que no tiene que ver con el color de la piel, ni con la forma de tu cabello. Tiene que ver con tu cultura, con tus ancestros, con tu forma de vida. Hoy quisiera alzar la voz por algunos de los pueblos representantes”, apuntó la cantante antes de la llegada de “La Sanmarqueña”.
Hacia la mitad de la presentación, la BSES volvió a brillar en solitario con “Danzón No. 2”, con el maestro Zupo agradeciendo a todos los asistentes que se dieron cita en el Teatro de la Ciudad de la Casa de la Cultura, anticipando una segunda temporada más intensa.
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“Estamos muy contentos, muy orgullosos porque nos gusta ver los teatros llenos, es un aliciente muy especial para nosotros los artistas. Quisiera un aplauso, pero para ustedes, porque los llevamos en el corazón y nos alimentan el alma”, apuntó el director hermosillense.
La noche histórica finalizó con la interpretación del vals “Dios Nunca Muere”, de Macedonio Alcalá, considerado “El himno no oficial de Oaxaca” e inmortalizado en la voz de otros grandes como Pedro Infante y Javier Solís, cerrando así una de las jornadas de música orquestal más memorables en la historia reciente de la ciudad.
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