“Quisiera subrayar la importancia de ver este tipo de acontecimientos felices como resultado de trabajo y de un plan”, señala en entrevista Daniel Avechuco Cabera sobre su más reciente selección como ganador del Concurso del Libro Sonorense (CLS) 2024 con su novela La caza.
El resultado llega en una racha sin igual en las letras sonorenses de los últimos años, luego de que el escritor hermosillense también haya sido nombrado ganador del Premio Nacional de Novela Breve ESAC 2024 con La mutación y del Premio Internacional de Novela Negra “Una Vuelta de Tuerca” 2024 con Las furias, todo en un lapso de poco más de dos meses.
Sin embargo, el también docente de la Licenciatura de Literaturas Hispánicas en la Universidad de Sonora reitera que esto representa la conclusión de un trabajo de escritura y reedición que se extiende por más de diez años, en un momento en que puso sus papeles en orden para pulir estas obras.
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“No fue algo del 2024, no fue un momento de genialidad, ni sólo suerte. Fue el momento en el que tuve tiempo y calma de organizar el trabajo de más de diez años. Y esa parte es lo que me parece la más importante, porque es lo que me da pauta para los siguientes diez”, refrenda el autor.
“La suerte, los momentos de inspiración no te dan pauta para nada, porque quién sabe cuándo regrese. Lo que sí da pauta es ese modelo de trabajo, que a la vista de lo que pasó este año puede dar resultados y me puede servir por lo tanto para lo que venga después”.
Abrazar la oscuridad
Daniel Avechuco Cabrera confiesa que de las tres novelas es La caza por quien siente un mayor afecto, en una historia en la que aborda nuevamente el tema de la desaparición con el añadido de un regreso que puede ser tan aterrador como la misma ausencia.
“Esta es la novela a la que más cariño le tengo, a la que más le he batallado, la que más versiones ha tenido, la que más me preocupa por su recibimiento y que a la vez me emociona”, dice sin tapujos.
Y aunque en su trama se abordan algunas de las problemáticas contemporáneas más relevantes en seguridad y violencia, la novela no pretende aleccionar ni plantear soluciones.
“No tengo el impulso de utilizar la literatura como medio para denunciar o criticar, no es una necesidad en ese sentido”, afirma el autor.
“Si fuera así no emplearía tanta ficción en esos temas. La caza tiene ciertos elementos que pueden interpretarse como sobrenaturales, si hubiera este afán de denuncia directa me fuera por algo realista/documental, algo mucho más identificable y no me anduviera por las ramas.
“Si los libros que he escrito, en el camino, sirven para que se hable de esos temas y se reflexione, que se genere mayor conciencia y sensibilidad pues qué bien. Pero lo que me impulsa es algo muy personal, en el sentido subjetivo que no puedo racionalizar del todo y que sí lo puedo vincular a ciertas cuestiones”.
Así, y al igual que en su obra anterior, La caza parte de ciertas imágenes que han causado un impacto en su autor, en esta ocasión con influencias de True Detective e inspirado por “Tear” de Smashing Pumpkins.
“Pero no importa tanto la imagen o la canción, sino más bien lo que me producen. Esa sí es una necesidad: la de escribir algo que le produzca al lector algo similar en términos estéticos”.
Encontrar la madurez
En Rituales, ganador del CLS 2011 en el género de cuento, Daniel Avechuco Cabrera juega con el terror a la sangre y el tiempo, conformando una serie de relatos que no dejan indiferente al lector.
“En esos cuentos está ya la inclinación por los temas llamativos y aberrantes”, reflexiona el autor sobre lo que ha cambiado en su escritura todos estos años.
“Pienso en La caza y Las furias y sigue habiendo ahí esa clase de locura. Seguramente ya hay más sutileza, quizás - y quiero pensar -, o más aristas, más matices y que también he mejorado en la prosa. Pero no ha habido grandes cambios. Sigo escribiendo sobre temas oscuros, esa parte la he dejado y a nivel de núcleo están presentes esos temas, con otro tratamiento”.
Y si en el resto de su bibliografía se presenta una intención por romper ciertos tabúes y transgredir otros límites que atañen a lo más oscuro de la naturaleza del ser humano, en La caza se lleva este motor creativo a otros niveles.
“Hay cinco veces más locura, de hecho le bajé un poco, pensando sobre todo en cómo se va a leer. Eso me ayudó a trabajar el texto. Me da mucha curiosidad ver cómo puede recibirse por estos grados que no he abandonado y no pienso abandonar, pero que se puede rodear de sensibilidad, de una visión más compleja y comprometida con la realidad, sin volverla denuncia o panfleto”.
Además, están la experiencia y la perspectiva que dan los años, con los cuales llegan otras preocupaciones y cavilaciones.
“Algo que no tenía antes y eso sí creo que es la gran diferencia, que ni siquiera tiene que ver con literatura, sino con madurez, es que ahora me preocupan algunos temas que antes no”, apunta convencido.
“Siempre han habido desapariciones y violencia doméstica, dos de los temas que abordo, pero quizás antes no me preocupaba como ciudadano, porque sentía que no era mi mundo.
También era temeroso y sensible, pero además hoy tengo la preocupación de qué chingados está pasando. Cómo me puede afectar a mí y a la gente que está a mi lado”.
La caza introduce también a un personaje que hace un análisis consciente de su rol como padre, más allá de lo biológico, con todas sus fallas y aciertos.
“Y aunque suene contradictorio, ahora soy más papá que el Daniel Avechuco de Rituales. Quizás por mi pareja que es madre, o porque he reflexionado sobre mi propio papá, y aunque no tenga hijos también he pensado en el posible y virtual Daniel Avechuco padre”.
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Los siguientes diez años
De las tres novelas ganadoras de este año ya está publicada La mutación, la cual se encuentra disponible a la venta en El Estanquillo de las Letras (ubicado en Plaza Zaragoza en horario de viernes a domingo de 18:30 a 22:00 horas) y directamente con su autor contactándolo a través de redes sociales.
Por su parte, se espera que Las furias y La caza se presenten al público en algún punto del otoño del 2025.
Mientras tanto, Daniel Avechuco Cabrera ya se encuentra preparando los relatos que conformarán su próximo cuentario, el cual marca el punto de partida para su siguiente etapa como escritor.
“Por un lado sí me quedé pensando (en términos puramente prácticos): ¿Y ahora qué? Porque venía trabajando en estas tres obras desde hace años. Abarcan más de diez años de trabajo. Ahora ya no puedo entretenerme en esas novelas, ni tengo el pretexto de volver a ellas”, reflexiona.
“Detrás de la satisfacción y de la felicidad de esta muy buena racha está el riesgo de caer en lo mismo. Uno puede pensar que son temas de los que quieren leer los jurados, pero esa conclusión me parece muy pobre. En realidad quiero pensar que lo que vieron las personas que leyeron estos textos y me proclamaron ganador fue otra cosa: cuestiones de forma, la construcción de personajes, resolución de conflictos, atmósfera, etcétera.
“Quiero pensar en eso para darle más fuerza a lo que ando haciendo y que eso me dé seguridad y no vuelva a caer en dejar de escribir ficción por falta de confianza”.
¿Entonces, qué sigue después de lo que él mismo llama “esta borrachera metafórica”?
“Poner bien los pies sobre la tierra y ver los siguientes proyectos creativos. Superar esos temas, llevarlos a otro nivel de complejidad, cambiar de género… No es algo que se resuelva de manera tan mecánica, pero sí lo he estado pensando. También están los antecedentes de ganadores que a los siguientes años ya no hicieron nada o no prosperaron. Entonces quiero evitar eso”.
Con todo, los tres premios conseguidos indican que Daniel Avechuco Cabrera ya tomó el rumbo en este sentido, algo que de acuerdo a su disciplina y enfoque no le ha sido ajeno en otros aspectos de su vida.
“Quiero insistir en lo increíble que se siente esta racha. Y quiero pensar que además de los factores de suerte y coincidencia está el trabajo. Parece de manual decirlo, pero al final los tres premios fueron resultado de tres momentos de escritura que se pueden esparcir en muchos años y aquí están los resultados”.
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