Daniel Camacho Higuera nació el 12 de julio de 1940 en el pueblo Villa Pericos en Mocorito, Sinaloa. Cuando apenas tenía dos años de edad su familia emigró a Sonora en busca de mejores oportunidades.
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Comenzó a escribir crónicas de los habitantes de Vícam, un pueblo que forma parte del municipio de Guaymas, Sonora y una de las principales poblaciones de la etnia yaqui, en donde Daniel residió por algunos años. En sus publicaciones destacaba a los personajes folclóricos y costumbres del pueblo.
“Desde pequeño siempre me gustó la lectura, la literatura; cuando era niño leía cuentos a mis hermanos más pequeños, cuando tuve a mis hijos lo seguí haciendo y a mi hija mayor le escribí un libro llamado La Niña y el Toro, tenía que contárselo todos los días y se le ponían los ojitos llorosos, se emocionaba mucho cuando se lo leía y hasta la fecha me sigue pidiendo que se lo lea”, compartió.
Don Daniel tomó talleres de cuento breve, carpintería de la novela, taller de guion de cine e investigó sobre oralidad. En el año 2010 inició oficialmente como cuentacuentos, pero su trayectoria comenzó en el 2000 gracias a una invitación que le hizo su hija mayor para participar en un evento del Instituto Tecnológico de Sonora en Obregón (Itson).
“En el 2000 organizaron la semana cultural en el Itson y buscaban un cuentacuentos, a mi hija le dieron la encomienda de buscar uno en Hermosillo pero lo olvidó, entonces me llamó con dos días de anticipación para que la ayudara, ya que era un evento muy importante que se iba a realizar en la Laguna del Náinari”, mencionó.
Ha recorrido algunos municipios de Sonora entre ellos Hermosillo, San Luis Río Colorado, Nogales, Guaymas, Cajeme, Cananea, Navojoa y Álamos.
“Cuando llegué al lugar, veo un hervidero de gente, muchos chamacos, grupos guiados, me dieron un micrófono, pero mientras iba en el camino me iba preparando mentalmente qué cuentos iba a contar y tenía unos cuentos temáticos de la tribu yaqui y empecé con eso, al terminar había una reportera y me hizo una entrevista, luego una y otra y luego en televisión y gané mis primeros mil pesos como cuentacuentos”, dijo Daniel.
Después de haber concluido exitosamente con la presentación como cuentacuentos lo contacta el Instituto Sonorense de Cultura para invitarlo a la primera Feria del Libro y ahí surgió el nombre de Abuelito cuentacuentos.
Daniel considera que lo que se necesita para ser un cuentacuentos es que le gusten los cuentos, que se relate a uno mismo, a su manera y la práctica. Compartió que los tres cuentos que no puedan faltar en una presentación son el conejito azul, rayita y la toma todo.
Con lágrimas en los ojos Daniel recordó a un niño que estaba frente de él mientras contaba el cuento, tenía las agujetas desamarradas. El abuelito cuentacuentos se acercó a abrocharlas y cuando terminó el niño le dio un fuerte abrazo y comenzó a sollozar; cuando por fin logra calmarse, se acerca la maestra y le comenta que ese niño tenía muy buena relación con su abuelo pero que había fallecido dos semanas atrás, lo cual lo llenó de nostalgia.
“Esos momentos dejan mucho en el corazón, lo bueno de los cuentacuentos tienen que tener mucha pasión, mucho amor”, abundó.
Ha escrito alrededor de 75 cuentos para niños y dos novelas una de ellas es autobiográfica, donde el personaje principal es su padre y lo sitúa en el tiempo de las migraciones del sur, quienes se dirigían a la tierra prometida que era Sonora, cómo fue el momento cuando llegaron, los conflictos familiares, lo que detonó la salida del pueblo y lo manejó en segunda persona.
“Mis cuentos lo caracteriza el lenguaje coloquial, no el académico, tiene los recursos para utilizar otras palabras pero me gusta más lo sencillo, más que nada les hablo sobre el fomento a la lectura, valores, aprendizaje, cada uno siempre trae un mensaje, violencia, discriminación, bullying, violencia de género, siempre trato de comunicar la pasión, el sentimiento y el conflicto del personaje, tienes que meterte al personaje y también me apoyo con peluches”, consideró.
Uno de sus orgullos que más lo ha llenado es haber sido seleccionado por la Procuraduría del Adulto Mayor del Estado de Sonora como uno de los personajes más éxitos y lo reconocieron en agosto del 2019 donde representó al abuelo cuentacuentos. “No tengan miedo a las palabras, son cómplices de nosotros, de nuestros sentimientos, de la manera de hacer las cosas, es un patrimonio muy nuestro que debemos de tenerlo como una riqueza de nuestro ser, de nuestra naturaleza humano, y al final de eso la palabra es tuya”, concluyó.