Cada cultura tiene su propia manera de reencontrarse con la muerte, algunos de formas tradicionales y otros más con rituales que pocos conocemos; sin embargo, en cada rincón de México el Día de Muertos es una ocasión especial para muchas familias, quienes colocan altares, tapancos y un sinfín de ofrendas para aquellos seres queridos que han partido al otro mundo.
Dentro de la cultura de la etnia yaqui, existe una tradición que no muchos conocen, pero que llama la atención por el significado tan importante que tiene para las familias, y es el ‘Libro de las ánimas’.
Martha Suárez, perteneciente al pueblo de Tórim, relata que es un libro que todas las personas deben de tener, pues en este están anotados los familiares que ya han fallecido, en orden cronológico.
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Cuando una persona se casa por la iglesia, automáticamente debe tener su propio libro de las ánimas, pero no es sólo por llevar un recuento de sus familiares fallecidos, sino que tiene un valor más trascendente dentro de la comunidad y su tradición.
“Es un libro que lo deben de tener todos. Mi papá tiene uno y mi mamá tiene otro, su libro con sus ánimas, y empieza con su mamá, su papá, sus hermanos, tías, todos. Siempre debe de tener uno esa ánima individual porque el día que se muere se lo ponen en el brazo para que lo presente allá, por eso cada uno debe de tener su libro propio”, relató.
La importancia del libro de las ánimas para los yaquis, dijo, es que ayudará a las personas que fallecen a reencontrarse con sus seres queridos una vez que crucen al más allá, pues dicho libro viaja junto con el espíritu, una vez que haya sido colocado junto al cuerpo, dentro del ataúd.
“Uno que ya está casado por la iglesia debe de tener su ánima y los que nunca se casaron y que fallecen, les dan una hojita, le apuntan el nombre de los familiares y le colocan esa hojita (en el ataúd), pero el que está casado por la iglesia debe de tener ese librito”, señaló.
La elaboración es especial
El libro de las ánimas regularmente es una libreta pequeña, pero que es diseñada por el maistro de la comunidad o por un monaguillo, quienes se encargan de forrar dicha libreta con una tela negra y luego le colocan una serie de símbolos importantes dentro de las creencias católicas, como la cruz.
“Es un cuadernito que compras y se lo das a un maistro o al monaguillo y ellos lo hacen, y uno le da los nombres de los familiares y ellos lo forran con una tela negra y le ponen una cruz bordada y adentro del librito le ponen imágenes de un santo o una cruz”, refirió Martha.
Otro dato interesante es que, no son las personas quienes anotan directamente los nombres de sus difuntos en el libro de las ánimas, sino que deben acudir con el maistro nuevamente o el monaguillo y pedirle que anote a alguien que acaba de fallecer.
Por otra parte, desde el 1 de octubre se llevan a cabo misas y ceremonias religiosas en los pueblos, a las cuales los asistentes deben llevar su libro para que el maistro mencione a sus difuntos durante el rezo. De igual forma, quienes así lo deseen, pueden solicitar que el 2 de noviembre se realice un rezo en la tumba de su familiar.
“Desde el día 1 de octubre todos los días hacen rezos en la iglesia y todos deben llevar ese librito para que los vayan mencionando. El día 1 de noviembre hacen una misa y ahí recogen los libritos de las familias que solicitaron rezo en el panteón”, apuntó.
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Por último, mencionó que, cuando una persona yaqui fallece, se le coloca una cruz de palma bendita entre las manos y, junto a ella se coloca también el libro de las ánimas.
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