El músico, periodista y uno de los pioneros del Rock & Roll mexicano, Armando Molina Solís falleció a los 76 años este viernes 22 de noviembre, en Hermosillo.
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En sus redes sociales, uno de sus hijos publicó la noticia, que ha conmocionado a la comunidad rockera de la capital sonorense, pero también de todo el país, ya que la historia de Armando inició hace más de tres siete décadas, pero despegó en los 70, como promotor del Festival de Avándaro, el “Woodstock” mexicano.
Molina Solís nació el 13 de noviembre de 1943 y creció en la Ciudad de México, en la colonia Narvarte, donde también vivían otros personajes como José Agustín, Fito de la Parra y Parménides.
Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Iberoamericana e incluso llegó a ser director de la revista Pop, donde impulsaba el Rock & Roll.
Pero su amor por la música lo llevó a dedicarse de lleno a ella y formó junto a Waldo Tena la agencia ArTe, promotora musical.
Con ella hizo historia, al ser quienes contrataron a las 12 bandas que tocaron en el mítico Festival Rock y Ruedas de Avándaro, el 11 y 12 de septiembre de 1971, que algunos consideran como el “Woodstock” mexicano.
A este histórico festival que se realizó en la comunidad de Tenantongo, a 5 kilómetros de Valle del Bravo en el Estado de México acudieron entre 100 mil y 500 mil personas, según las estimaciones de ese tiempo.
En Festival de Avándaro resaltó la música psicodélica, el arte contracultural, el uso abierto de drogas y ejercicio del amor libre.
Además, fue productor, fundador y vocalista de la banda de rock La Máquina del Sonido, en 1969, el cual grabó seis discos, el último en 1996, titulado “Dorian Gray”.
Armando Molina también fue productor de tres discos sobre el rock mexicano y el Festival de Avándaro, llamados “Historia del rock mexicano”, “Festival de rock y ruedas en Avándaro” Recopilación, así como “Avándaro, 32 años después en vivo”
Su historia en Hermosillo
Molina Solís se casó en 1974 con una hermosillense con quien tuvo 2 hijos y cuatro nietos.
Ya radicado en Hermosillo, la capital sonorense, no perdió su espíritu rockero y continuó impulsando el género en el estado.
En 1977 fue director de programas en Canal 12; y por tres años, hasta 1980 fue coordinador de producción de Imevision, lo que es hoy Televisión Azteca.
También escribió un libro sobre la historia del Rock & Roll y fue columnista de El Sol de Hermosillo por más de un año, titulada “Laberinto”, nombre que también tenía su programa musical en Radio Sonora.
Armando Molina participó en la formación de un grupo “rockteño”, con el cual tocaba en bares, e incluso grabaron una canción para los Cimarrones de Sonora.
En los últimos años tuvo complicaciones de salud, que derivó en dos intervenciones quirúrgicas y una trombosis en su pierna derecha.