A las afueras del casco urbano de Hermosillo, en la zona Poniente de la carretera a la Mina Nyco, existe un panteón olvidado, del cual ni el cronista local, ni el INAH cuenta con información de su existencia.
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Entre maleza, cactus, animales del desierto y telarañas yacen los restos de alrededor de 20 tumbas que a decir de los pobladores de las rancherías más cercanas, el camposanto pertenecía a un grupo étnico que vivió en el lugar hace decenas de años.
Actualmente sólo quedan los restos olvidados de lo que alguna vez fueron los seres queridos de alguien.