“Toda mi literatura parte de miedos, de obsesiones o de una curiosidad muy grande”, señala en entrevista Gerardo H. Jacobo sobre el lanzamiento de Dos peces, su más reciente novela.
La obra, ganadora del Concurso del Libro Sonorense 2022 y publicada este año por Nitro/Press, marca el regreso a este género por parte del escritor originario del Valle del Mayo, a más de una década desde la publicación de Crucigrama (2010).
En este lapso Jacobo incursionó con gran éxito en el relato breve, con los cuentarios Ficciones de ocasión (2016), Fotografías de hombres solos y mujeres inventadas (2017) y El efecto Pigmalión (2020).
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Ahora, en su vuelta a la narración de largo aliento, Gerardo H. Jacobo parte de su propia experiencia personal para sumergirse en la exploración de los territorios del cuerpo, la vejez, la muerte, el amor, la concepción del tiempo y la realidad, el dolor, la identidad, la conciencia y el alma.
“Es una novela muy singular en mi trabajo, se distingue del resto de él porque me atreví a abordar por primera vez temas que me amedrentaba enfrentar porque son imposibles de dominar, en el sentido de que casi todos caen en el reino de lo especulativo”, afirma.
El peso narrativo de Dos peces recae en Juan Mateo Matus, personaje ficticio miembro de la etnia Yaqui y que es desterrado en su temprana infancia junto a su familia hacia Estados Unidos, terminando de forjar su identidad como norteamericano.
Su contraparte femenina aparece en Akane Ótori, estudiante japonesa de 19 años fascinada con la literatura latinoamericana y la cultura mexicana a través de autores como Juan Rulfo.
“En algún punto de la carrera la chica se va a México de intercambio para entender in situ esa cultura tan rara que genera esta literatura muy singular, en la que los muertos platican y tienen interacción entre ellos, en la que son los protagonistas de la historia”.
Tras unirse al ejército de Estados Unidos como piloto de aviación, Juan Mateo Matus sufre un accidente en el que pierde el miembro viril y regresa a México en un camino en el que estaba predestinado a encontrarse con Akane.
“Con estos dos personajes empezó a surgir la novela como una serie de reflexiones no nada más sobre el cuerpo y la identidad, sino sobre la complejidad de las relaciones entre los seres humanos con todos los impedimentos que se puedan imaginar, como la cultura, el lenguaje, la edad, el cuerpo y la cosmovisión”, apunta Jacobo.
“Crecí en un lugar donde coexisten las etnias yoreme-mayo y los yoris, lo que llamaríamos hombre blanco, el mestizo… Y me gustó mucho participar de niño en los dos mundos sin ninguna distinción”.
Transitando durante su niñez y adolescencia entre Etchojoa y Huatabampo, Gerardo H. Jacobo llegó a Hermosillo en 1999 para estudiar Derecho (egresó en 2005) y posteriormente Medicina en Guadalajara: “Dos de los campos que más se han relacionado a la civilización y al progreso, en oposición a este mundo mágico y mítico con el que crecí”.
Esta dualidad permeó la concepción de Dos peces, en temas como la trascendencia del amor a través del tiempo, con un trabajo de escritura que se estuvo fraguando durante seis años y que finalmente llegó a su conclusión durante la pandemia.
“El asunto de que las culturas occidentales como la nuestra miden el tiempo en términos de pasado, presente y futuro, es decir: una concepción lineal del tiempo, está completamente enfrentado a la perspectiva cuántica del tiempo, en el que es como una especie de océano donde todo coexiste y depende de dónde te pares puedes ver lo que para nosotros es antes, ahora o después.
“Porque la postura de esta historia es que la relación entre estos dos espíritus, el que ocupa el cuerpo de Juan Mateo y el que ocupa el cuerpo de Akane es una que se ha repetido en muchos momentos de la historia, en muchos cuerpos distintos, pero de la que no son conscientes estas dos manifestaciones energéticas… nada más son conscientes de ello cuando no están vivos, cuando no están materializados en un cuerpo”.
Enamorarse del proceso
Gerardo H. Jacobo se declara aficionado al mundo de las teorías, la imaginación y las especulaciones, a través de una perspectiva metodológica en la que se llegan a conclusiones específicas.
“Y en esta novela, en cuanto la terminé me di cuenta de que lo que quería era entender el proceso, no llegar a la conclusiones. Por otro lado me parece la única solución posible, porque es afirmar que es un ciclo, que como todos es circular. El final del proceso es el comienzo del mismo”, y aprovecha para hacer una analogía muy ilustrativa al respecto a través del ciclo del agua:
“Es una evaporación de muchas ideas que al condensar me dio algo que es un charquito completamente nuevo, químicamente distinto al primero, pero que tiene el mismo valor. Y es para mí un nuevo comienzo, una nueva especulación que seguramente me va a perseguir para otra cosa que también quiera producir desde la literatura”.
La literatura como cardio
Para el autor sonorense, Dos peces marca hasta la fecha lo que ha sido su obra más lograda y con la que aspira a llegar hacia un nuevo oleaje de lectores.
“Me pasa con todo mi trabajo, que el más reciente es el que más me emociona. Y tiene que ver con que para mí es un paso en una búsqueda que espero sea interminable. Esta idea de escribir algo mejor que lo anterior, si no sucede no tuvo sentido”, confiesa.
Así, a la manera de Gabriel García Márquez que decía que un buen escritor no se mide por lo que publica, sino por las páginas que rompe, Gerardo H. Jacobo utilizó la autocrítica para pisotear el ego del creador y entregar una obra que superara a sus anteriores creaciones.
“Si yo escribo una novela o un cuento que considero inferior a mi último ejercicio es una obra que improbablemente rompa o borre, porque solamente es válido como una especie de cardio, de entrenamiento. Si no siento que haya superado, al menos temáticamente (pero lo ideal es que también estilística y técnicamente) a mi trabajo anterior, no lo voy a publicar.
“Aunque a veces parece muy esteril producir mucho para publicar poco, es como un mandamiento de la suma de autores y autoras a los que admiro”.
En este afán de renovar las búsquedas hasta que parecen agotarse para dar origen a un camino nuevo, Jacobo vuelve a lucir sus dotes de consumidor vicioso de la cultura pop para nutrir a sus personajes de una serie de características más profundas y complejas, en cuestionamientos y especulaciones que solo son posibles de resolver a través de la literatura misma.
“Mi máximo anhelo en el mundo es crear un nuevo universo a partir del lenguaje que genere una serie de imágenes en quien lo lee, aunque yo no sea capaz de crear una nueva gramática para cada nueva entidad que aparece en mi literatura, por lo menos trato de construir una cierta profundidad en los personajes y que tengan tres o cuatro capas en los que yazcan anhelos, miedos, crianza, orígenes, traumas, objetivos, temores… y que eso realmente produzca un personaje - más allá de lo verosímil - fascinante”.
Gira de presentaciones
El efecto Pigmalión (su anterior libro) tuvo la mala suerte de salir al mercado en pleno encierro por la contingencia del Covid-19 y tuvo más que nada presentaciones virtuales y ventas en línea.
“Desde que supe que se iba a publicar esta novela hice un fuerte compromiso de llevarla a todos lados donde se pueda”, enfatiza Jacobo a raíz de este suceso.
Y ya comienza a cumplirlo: Dos peces se presentó al público por primera vez en la reciente edición de la Feria del Libro de Sonora 2023, en la Plaza Bicentenario de Hermosillo, y un par de días más tarde en el Museo Casa del General Álvaro Obregón, de Huatabampo.
El próximo 24 de noviembre tendrá otra presentación en la capital sonorense en la Librería Pequebú, en punto de las 18:00 horas, antes de hacer lo propio en la prestigiosa Feria Internacional del Libro de Guadalajara, con fecha programada para el 30 de noviembre.
Después, entre diciembre y enero, Gerardo H. Jacobo buscará presentarse en Nogales, Ciudad Obregón, San Luis Río Colorado y Caborca, y volverá a viajar fuera del Estado para llevar su novela hasta la Feria del Palacio de Minería que se celebrará en febrero en la Ciudad de México.
“Son las que fechas que ya están contempladas, pero ahorita la novela está esperando a que la inviten a bailar para ir”.
El ganador del Concurso del Libro Sonorense en cinco ocasiones cierra la entrevista no sin antes reconocer a sus colegas contemporáneos que están posicionando la literatura hecha en Sonora entre la producción más destacada en todo territorio nacional, como Franco Félix, Sylvia Arvizu y Carlos René Padilla.
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“Es un momento bien emocionante para la literatura sonorense, creo que es chamba de todos los que estamos produciendo respetar ese parámetro de calidad que están estableciendo las y los colegas para producir cada vez mejor literatura y que Sonora se vuelva un faro en el Norte de muy buena ficción y no ficción.
“Se están haciendo cosas bien bonitas, bien cuidadas, llenas de pasión y que además están cosechando triunfos, en una época en la que parecía que la literatura se había desvirtuado o que había amainado esa potencia creativa y ahora vemos que es todo lo contrario, y eso se agradece mucho”.
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