Este 11 de septiembre se cumplen 50 años del golpe de Estado de Augusto Pinochet contra el gobierno democráticamente electo de Salvador Allende en Chile. En este contexto vale la pena recordar a Helga Krebs, quien se exilió en México en 1974 y vivió el resto de su vida en la ciudad de Hermosillo, dejando a los sonorenses un importante legado artístico.
En la Ciudad de México, antes de trasladarse a Hermosillo, Krebs realizó diversas obras en las que tematizó el derrocamiento de Allende. Y entre 1974 y 1978 las expuso en diferentes espacios de importancia: la Casa del Lago de la UNAM, la Galería Gandhi y la recién creada Casa de Chile en México, e igualmente en Xalapa, Veracruz y en Hermosillo, Sonora. Los títulos de las muestras son elocuentes: “Chile Ilustrado”, “11 a las 11”, “Crónicas de amor y violencia”.
Chile Ilustrado, por ejemplo, formaba parte de las actividades que, a nivel mundial, rememoraron los cinco años del triunfo electoral de Salvador Allende y la Unidad Popular, los 165 años de independencia frente a España y a dos años del golpe militar de Pinochet. Su propósito, a decir, de Krebs, fue dar a conocer lo que su estadía de 16 meses en la Ciudad de México le permitió reunir en materia de opiniones sobre el régimen militar chileno.
Lee también: Paréntesis | Lo visible y lo invisible en la obra de Helga Krebs
En esas obras se propuso representar la situación humana generada por la violencia política del régimen militar chileno. De tal suerte, los trabajos expuestos forman dos grandes bloques referidos a fases cronológicas y emocionales: “La primera es la representación del terror y la angustia ante la violencia fascista. Y luego en la segunda, aparece el humor negro irreverente, a todo color, en imágenes que tienen que ver con la resistencia como posibilidad y como realidad, arribando finalmente a la visualización de la caída de los gorilas y su castigo a manos del pueblo”.
Así, la obra de Krebs no solo denuncia el terror provocado por el régimen encabezado por Pinochet, también introduce una nota de esperanza al representar la resistencia con las imágenes del pueblo en lucha, pero también, y de manera importante, con las figuras de los amantes y de todos aquellos seres naturaleza como mariposas, gatos, pájaros y peces, o figuras de la mitología como ángeles, santos, tritones. La fuerza de estos seres hace posible el derrocamiento de la dictadura. Ejemplares en este sentido son las obras “Retrato de Fernanda guerrillera y sus amigas en acción” (1974), “Micifuz francotirador en toque de queda” (1975) y el retrato de Salvador Allende “El árbol y la herida” (1975).
Las exposiciones de Krebs tuvieron una excelente acogida por parte de la crítica. Raquel Tibol la calificó como “artista fuera de serie” y le dedicó algunos artículos en los que explica con claridad la singularidad de su obra, que reside en los usos de las convenciones visuales del diseño y la publicidad y la utilización de materiales extra-estéticos, todo ello orientado al análisis riguroso de situaciones históricas y sociales.
Tibol afirmó que “Muchos de los trabajos de Helga Krebs está realizados sobre cartón, esto es frecuente; pero pintar y dibujar con cartón se usa menos. Ella ha sacado muchos trucos del laboratorio de la publicidad y los pone en evidencia habilitándolos como vocablos del lenguaje artístico”. En mismo sentido Polí Delano apuntó que “El empleo de diversos materiales que reemplazan con nobleza a la pintura, pero sobre todo la combinación de un mundo mágico de fantasía con una muy clara decisión de lucha hace de esta artista un singular núcleo de fuerza y belleza”.
Otra de las características de la obra de Krebs, también señalada por Tibol, es la forma en la que la pintora utiliza recursos y materiales asociados a las mujeres, como el tejido, para “obtener una pintura denunciativa, crítica, mordaz, de una sustancia tan agridulce que no se puede percibirla y permanecer indiferente”. Vale la pena, en esta dirección, escuchar a la propia Krebs:
“Se me ocurrió de pronto que si hacía cosas tan bonitas tejiendo suéteres, que eran verdaderas historietas, valía la pena “tejer cuadros”. Y comencé a hacerlo. Además, esta es una forma absolutamente femenina de pintar. Un hombre difícilmente puede hacerlo. Y me interesa destacar la participación de las mujeres en la vida clandestina contra los robots. Porque las mujeres piensan, pintan, están en la resistencia, son agresivas, se divierten y hasta incomodan…”.
A partir de su exilio en Hermosillo, Sonora el trabajo de Krebs se vuelve más introspectivo y se concentra en la exploración de las emociones, a decir de sus allegados su participación en los programas culturales de Salvador Allende y lo relativo a la dictadura militar no figuraban entre sus conversaciones. No obstante, su trabajo visual conservó su posición crítica y resistente frente a los excesos del poder en cualquiera de sus formas, denunció la violencia contra las mujeres, se opuso a la destrucción de la naturaleza, criticó el papel alienante de los medios de comunicación, y defendió la potencia del arte como fuerza espiritual capaz de detener el avance las fuerzas regresivas que constantemente amenazan los proyectos de mejora de la sociedad.
Sus obras se pueden apreciar en los siguientes sitios:
https://www.canibaal.es/homenaje-a-helga-krebs/
https://www.youtube.com/watch?v=Q6tBMJS5iI0 (minuto 5:27)
https://revistas.udec.cl/index.php/atenea/article/view/9900/9326
Blanca Gutiérrez Galindo es Profesora titular de arte contemporáneo en la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM.