“Boca de Loba es una ficción, una mitología del desierto que explora la temática de la muerte a través del poder del erotismo”, señala en entrevista Gabriela Ceceña.
La bailarina y coreógrafa hermosillense recién estrenó en su ciudad natal su nueva puesta en escena en la que, a través de la filosofía y la danza, cuenta una historia corporal que sumerge al espectador en las profundidades de otros conceptos como lo femenino y la divinidad.
Todo ello resultado de un proceso que se fue desarrollando de manera orgánica durante un par de años y que se materializó a través del Estímulo Fiscal para la Cultura y las Artes del Estado de Sonora (Eficas), como parte del proyecto Nuda, con ELGA Constructora como empresa contribuyente.
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La coreografía parte también de lo multidisciplinario, forma de trabajo que Ceceña ha impulsado desde su plataforma Futuret, codirigida con José Ramón Corral, la cual nace como una iniciativa para la creación y la producción del arte a través del cuerpo en escena, llevado a otras áreas como el cine y la instalación.
“Es un tejido donde todos podemos desarrollarnos libremente con nuestras propias curiosidades dentro de ciertos márgenes”, señala Corral, quien también funge como coreógrafo asociado en Boca de Loba.
La Loba y las chivalas
Partiendo de estudios sobre la eudaimonia, concepto griego relacionado al placer y la felicidad auténtica, Gabriela Ceceña comenzó a configurar una serie de búsquedas artísticas en la que se fueron añadiendo nuevos colaboradores que aportaron sus visiones y metodologías particulares, formando un solo ente creativo que exploraba desde la colectividad.
Así nace La Laguna de la Lengua, primera videodanza en la que se incorporan artistas como Perla López, Ana Karina Loeza, Pablo Celaya y Larisa Arce.
“Empezamos a probar diferentes conceptos, pero muy genuino, porque todo viene a partir del cuerpo”, recuerda Ceceña. “Empezamos con la investigación de la felicidad, de los placeres efímeros, el consumismo y la inmediatez de una sociedad en la que estamos lejos de vivir en el presente y de la verdadera conexión con lo que nos hace bien”.
Después se une Fernanda Ballesteros como dramaturga y performer, y la exploración artística comienza a tender hacia el erotismo y la energía femenina, desembocando en Chivas Lobas, segunda videodanza con la que se desarrollan más a fondo los temas previos.
“Se fue acotando, al principio ni sabíamos qué iba a salir de esto”, añade Guadalupe Ballesteros, escenógrafa, intérprete y asistente de coreografía.
“Y al final fue un parteaguas muy crucial, porque se terminó de conformar el equipo de las performers y porque muchos elementos de la videodanza como la mucosidad y la plasticidad se fueron rescatando y escarbando para lograr los elementos que conforman ahora Boca de Loba”.
Así, esta última coreografía se desprende de ciertos juicios para darle un giro en la que los movimientos de las chivalas responden al instinto femenino y la Loba se presenta como la diosa de la muerte y la transformación.
“Entras a una cueva mística, donde se invita al espectador a que se muera para decirle: 'Esta cueva la creó tu espíritu en tus últimos minutos y todo lo que habita aquí es un reflejo de tus memorias y de tu propia ficción'. Nosotras somos esta especie de féminas que lleva al espacio a ascender, a transformarse para poder llegar a la divinidad. Es un ritual, básicamente”, concede la directora.
Liderar desde la horizontalidad
Gabriela Ceceña muda su base a Hermosillo en 2019, transitando entre su tierra natal y Europa, enfocándose en estas puestas en escena luego de pasar una temporada en el Viejo Continente que se extendió por ocho años en los que trabajó al lado de grandes cineastas, músicos y coreógrafos como Paul Thomas Anderson, Tom Yorke, Meytal Blanaru, Damien Jalet y Jacques Audiard.
De esté último, la artista hermosillense recuerda la forma de dirigir a su equipo de trabajo desde un lugar horizontal, “en el que puedes ser libre dentro de tu área y no necesitabas más para sentirte independiente y creativa”.
Para Boca de Loba, Ceceña incorporó ciertas técnicas a su proceso de dirección, en la que se permitió a todo el colectivo comunicarse desde otros lenguajes como la meditación y lo onírico, en una metodología que hizo que todos partieran juntos hacia un mismo fin.
"Fue muy bonito, movernos desde y con otro cuerpo, sentimos más presente la energía femenina, la colectividad y sobre todo, comienza a develarse otras maneras de percibir el erotismo. Es un juego donde podemos liberarnos, dejar ir lo que a nuestro cuerpo le estorba como los condicionamientos sistematizados de una sociedad”, afirma la coreógrafa.
“Se buscó integrar a los colaboradores lo más pronto posible para que hubiera una interacción entre los elementos”, complementa José Ramón Corral.
“Me tocó apoyar a Ceceña en el diálogo entre los diferentes elementos de la producción, como el sonido, la escenografía, coreografía, movimiento, imagen e iluminación, para transmitir las verdades que íbamos encontrando a través del cuerpo, que muchas veces es difícil poner en palabras, pero que entre la interacción de estos elementos era muy claro cuándo encajaban las piezas y cuándo no”.
Para Guadalupe Ballesteros la clave fue el diálogo con la directora, desentrañando lo que estos elementos representaban para ella y su visión de ese universo que se iba formando, materializándose en la parte estética y tangible de la obra.
“La gente no la siente como una obra de danza contemporánea ordinaria, sino como algo visto desde otra perspectiva”, apunta Beatriz Corona, encargada del diseño sonoro.
“Lo más mágico de esta obra es cómo parte desde Gabriela y desde su creatividad un mundo que se puede plasmar en lo físico. Fue un proceso muy largo, pero estamos muy felices con el resultado”.
Presentación en Colombia
Boca de Loba tuvo presentaciones en Álamos, Guaymas, Hermosillo y Ciudad Obregón en febrero y marzo, y en el mes de abril llegará hasta Medellín y Bogotá.
“Ha sido muy rico atestiguar el impacto que la obra puede tener en el público”, apunta José Ramón Corral. “Veíamos ciertas características de la gente a la que le impacta de una manera. En las charlas los hombres solían decir que les provocaba sensaciones de miedo o suspenso, mientras las mujeres tenían una conexión mucho más transformativa, entendían desde su empatía la transformación que la obra plantea”.
Por su parte, Beatriz Corona señala que la obra coreográfica ha conectado con el espectador a través de los diferentes elementos multidisciplinarios que han enaltecido los movimientos corporales, adaptándose a los distintos espacios físicos donde se han presentado.
“La obra ha sido un proceso de tanto tiempo, que ya tiene una identidad, tanto desde el cuerpo como de los demás complementos. Se está presentando algo que ya tiene su propia esencia… Es muy emocionante poder llevar algo de aquí y crear vínculos con otros países desde la mujer en el desierto y el arte en Sonora”, añade Ballesteros.
“La danza tiene una potencia universal y no depende de lenguajes verbales que muchas veces nos separan con gente de otros lugares”, remata Corral.
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“Existe cierta expectativa de ver qué tan universal es esto que se creó a partir de tantos artistas. Y tengo mucha fe de que hay muchos elementos que van a resonar allá, porque trabajamos mucho desde la energía y esta utopía del cuerpo libre de las restricciones de la sociedad… Al final es la manera más antigua en la que el arte se potencia, cuando alguien realmente se siente tocado por ello y lo recomienda”.
Para mayores detalles sobre futuras presentaciones y sus artistas involucrados puede consultarse el Instagram de @futuret.mx y @beat.corona, así como los sitios web gabrielacecena.com, joseramoncorral.com y guadalupeballesteros.com.
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